miguel ángel molinero. socio director de rurápolis

"Los emprendedores lo tienen más difícil en el medio rural"

  • Advierte de los peligros que acechan al mundo rural, pero es optimista y aprecia un movimiento inversor nacional e internacional hacia el 'agrotech'

Como socio director de Rurápolis, Molinero está especializado en mundo rural.

Como socio director de Rurápolis, Molinero está especializado en mundo rural. / M. G.

Considera que agricultores y ganaderos son demasiado dependientes de unas ayudas europeas con fecha de caducidad. Por eso, este experto en consultoría y asesoría para el mundo rural cree imprescindible que los empresarios del sector se adapten a un modelo empresarial casi exento de mecanismos de complementariedad de rentas. Rurápolis, la firma de la que es socio director, da la mano a las empresas del mundo rural para profesionalizar su gestión.

-¿Qué potencial de desarrollo empresarial tiene el mundo rural andaluz actualmente?

"Las empresas andaluzas son de pequeña dimensión y eso dificulta competir de manera eficiente"

-Sin duda, el mundo rural andaluz tiene mucho potencial de desarrollo. Las incuestionables condiciones agroambientales, sus recursos naturales y la cercanía a mercados de gran potencial, facilitan un excelente posicionamiento para el desarrollo del sector agroalimentario, que significa el 25% de la facturación del total nacional. La complementariedad entre el sector agroalimentario y el turístico es evidente. Además de esto, el sector agroalimentario andaluz ha mostrado su excelente comportamiento exportador. Desafortunadamente, junto con estos aspectos se presentan muchas incertidumbres como: el impacto del cambio climático, los cambios en el marco regulatorio y de relaciones internacionales -Brexit, futuro de la PAC, impacto de apertura comercial…- o el proceso de envejecimiento y despoblamiento de muchas zonas rurales, que condicionan sin duda el desarrollo de todo el potencial.

-¿Qué carencias tiene la gestión de las explotaciones agrarias andaluzas?

-Las empresas agrarias y agroalimentarias andaluzas son de pequeña dimensión, lo que dificulta, en la mayoría de los modelos de negocio, competir de manera eficiente. Por otra parte, y aunque en los años de crisis se ha intensificado algo la incorporación de jóvenes al sector, aún supone una notable dificultad el incierto relevo generacional. Muchos titulares que no ven claro el futuro de sus explotaciones, renuncian a proyectos de modernización.

-¿Qué frena a las explotaciones agrarias para crecer?

-Las administraciones públicas han impulsado atractivos programas de concentración orientados a favorecer el crecimiento, que han tenido un muy limitado impacto. Hay una primera barrera de tipo sociológico que condiciona los modelos de cooperación empresarial y que sólo podría ser derribada con educación y, por otra, la ausencia de una metodología adecuada para abordar el complejo proceso de concentración.

-¿Es viable el mundo rural sin la actividad agroganadera?

-La actividad agroganadera en el mundo rural tiene una contribución multidimensional. Parece obvia la contribución económica gracias al intercambio de bienes que favorece la retención de valor añadido en el territorio, pero es igualmente importante su contribución medioambiental, eso sí, con prácticas respetuosas con el entorno. La labor de dispersión de semillas que realiza el ganado o de control de arbustos favorecedores de la propagación de incendios, o los agroecosistemas que acogen especies singulares y en peligro de extinción como la avutarda, son algunos ejemplos de la importancia de la actividad agrícola y ganadera para el territorio rural. Incluso, desde una perspectiva social y cultural, es necesario reconocer la contribución de dicha actividad al proceso de socialización y al arraigo de bienes de carácter cultural en las zonas rurales.

-Destaque algún proyecto empresarial del que se sientan especialmente satisfechos.

-La verdad es que los diez años de vida de nuestra empresa nos ha permitido participar en iniciativas de notable impacto. Destacaría el desarrollo en los últimos siete años del programa de apoyo a emprendedores rurales Nansaemprende que hacemos en el Valle del Nansa, en Cantabria, con el apoyo de la Fundación Botín, o la Feria innovación y tecnología para el medio rural (Fimart), que desarrolla la Diputación de Córdoba y que gestionamos los últimos cuatro años. Son dos de las iniciativas de las que nos sentimos especialmente satisfechos.

-¿Disponen los emprendedores del mundo rural de los medios suficientes?

"El margen de las explotaciones se ha reducido en general, salvo en productos y momentos puntuales"

-Los emprendedores rurales tienen muchas más dificultades que los que emprenden en la ciudad. Tienen mercados naturales más difíciles, con menor densidad de población y menor potencial de compra. También tienen más difícil acceso a los instrumentos de soporte como formación, asesoramiento y financiación y en muchos territorios no cuentan con el necesario ecosistema de acompañamiento del tipo de incubadoras o aceleradoras. No obstante, en los territorios rurales operan los Grupos de Desarrollo que gestionan los programas Leader y que han venido a paliar este notable déficit.

-¿Hay inversores dispuestos a apostar por las nuevas iniciativas en el mundo rural?

-Desafortunadamente, no son frecuentes los inversores para iniciativas convencionales en el medio rural. Sin embargo, cuando el proyecto incorpora elementos innovadores relacionados con tecnologías de aplicación a la agricultura de precisión, comercio electrónico o uso de sensores, el interés cambia. Se evidencia un notable movimiento inversor nacional e internacional en el denominado sector agrotech.

-¿Qué sectores considera emergentes en agricultura y ganadería?

-Periódicamente surgen oportunidades en producciones agrarias o ganaderas. Hace unos años vivimos el boom de la almendra, el pistacho, algunos cultivos hortícolas intensivos. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, es mucho más importante la revolución en los modelos de negocio, en los mecanismos empresariales para explotar una oportunidad. Iniciativas de explotación de mercados nichos de alta especialización, como la promovida por un conjunto de almazaras con aceites de alta calidad; la comercialización a la comunidad judía o árabe mediante certificaciones kosher o halal, o la incorporación de tecnologías para la búsqueda de eficiencia mediante el uso sensores y agricultura de precisión, pueden ser buenos ejemplos de las iniciativas de mayor potencial de desarrollo.

-¿Y en otros ámbitos del mundo rural? ¿Por dónde hay posibilidad de crecer?

-En el territorio rural siempre se han explotado modelos empresariales pluriactivos, empresas con fuentes de ingresos diversificadas. Las complementariedades entre las actividades agrarias y las turísticas son bien explotadas en muchas empresas, pero este no es el único modelo. Empresas que generen rentas complementarias mediante el alquiler de maquinaria o la retención de valor mediante transformación de productos y comercialización directa son algunas de las oportunidades que en otros entornos se explotan con mucho éxito.

-¿Cómo ha evolucionado la rentabilidad de las explotaciones agrarias en los últimos años?

-El margen de las explotaciones, en general, se ha reducido, salvo en momentos y productos puntuales, y esto exige del agricultor y del ganadero mucha más profesionalidad, ser mucho más preciso en la toma de decisiones y en la gestión de su negocio. Estos aspectos son imprescindibles para poder competir en el momento actual.

-¿Cómo ve el futuro del mundo rural andaluz?

-Yo soy optimista por naturaleza y percibo un movimiento sólido hacia modelos de gestión mucho más eficaces e innovadores. Esta percepción me hace pensar que muchos de los empresarios del mundo rural tendrán la capacidad de anticipación necesaria para poder seguir desempeñando ese papel vital de fijación de población al territorio al que pertenecen.

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