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Andalucía

Las dos Españas del pura raza

  • Mientras hay ganaderos que colocan caballos en Latinoamérica por cientos de miles de euros, a otros apenas les pagan un euro por kilo de carne · Los mataderos andaluces están desbordados

Hay dos sitios en el mundo donde nacer: en la cara buena y en la cara mala. La cara buena del mundo para un caballo de Pura Raza Española (PRE) es España y la cara mala del mundo, también España. Esta contradicción se explica de la siguiente manera. Un ejemplar semental, joven, contrastado por veterinarios y por tribunales de reproducción equina, y con un hierro en la nalga de cierto prestigio se llega a cotizar en países como México, Nicaragua, Costa Rica o Colombia en hasta seiscientos mil euros. Es nacer en la cara buena del mundo. Un ejemplar de pura raza española, semental, joven y con un hierro en la nalga desconocido o simplemente sin él, se cotiza a poco más de un euro el kilo de peso del animal, unos cuatrocientos euros en el mejor de los casos. Son datos de un matadero sevillano. Esto es en cambio nacer en la cara mala del mundo.

La asfixiante situación económica ha abierto una brecha sin precedentes en la cría del caballo de pura raza española. En 2006, cuando el Libro Genealógico del PRE registró el pico más alto de inscripciones de potros de toda su historia, con 17.000 ejemplares nacidos, según datos de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española (Ancce), se vendía todo. Ser caballo y nacer en España era lo que para un bebé es nacer en Finlandia o Noruega. Calidad de vida. Seis años después, los datos son otros; son el norte y el sur, la cara y la cruz. Para empezar, el número de potros nacidos y registrados en 2011 ha bajado hasta los 11.000 y todo apunta a que las cifras de 2012 sean aún más bajas. El descenso de las cubriciones de sementales es un hecho. "Se cubren menos yeguas que hace unos años", reconoce Javier Conde. El descenso en el número de cubriciones, tanto de ganado público (Yeguada Militar o El Bocado) como de ganado privado, no responde a falta de alimentos para las gestantes y los potros, sino al miedo real de no vender el producto. "El ganadero no está cubriendo el mismo número de yeguas por miedo a no vender los potros". En cualquier caso esto no es un mal dato. Ahora sólo se seleccionan a los mejores, por lo que el camino del Pura Raza Española sólo puede ser uno: la mejora genética. El mercado del PRE estaba absolutamente saturado, con muchísimos más caballos en venta (casi todos de calidad media o baja) de lo que el propio mercado podía asumir. Sí, es la misma canción de la burbuja inmobiliaria. La diferencia es que una casa cerrada conlleva unos gastos relativos si se comparan con los costes de mantener un caballo hasta que pase el temporal. Puede que cuando la economía española abandone los valores negativos y empiece a crecer hayan pasado varios años y para entonces el caballo se ha hecho mayor, adulto. Entonces su valor será muy bajo y en ningún caso se recuperará lo invertido.

Una cosa está clara: muy pocos ganaderos de este país están a salvo de la crisis. El que tiene la suerte de seguir vendiendo caballos, no sólo se ha visto obligado a actualizar los precios de los ejemplares ofertados, además está seleccionando aún más, engendra un menor número de potros y los que nacen se mantienen unos meses más chupando de la teta. Ahorrar en costes, ese es el objetivo. Menos pienso, más leche. Este es el caso del propio presidente de Ancce, Javier Conde, que está aguantando el chaparrón gracias a la ingeniería ganadera. "Yo he reducido el número de cochinos de ciento ochenta a setenta y he pasado de tener dos mil quinientas ovejas a tener mil quinientas. El número de yeguas no lo he reducido pero estoy destetando unos meses más tarde. Antes destetaba en septiembre y ahora lo hago en marzo. Al prolongar la lactancia me estoy ahorrando costes". En cambio, el ganadero que no tiene infraestructura o recursos para reducir costes de su explotación, y tampoco medios para invertir en las estrategias de marketing que den salida a su ganado ibérico, ese está abocado a fletar camiones al matadero. Y este es el que posee el ganado de calidad media y baja. O sea, la mayoría.

Los datos de uno de los mataderos andaluces más importantes de Andalucía hablan por sí solos. Está localizado en Sevilla y su responsable ha revelado a este periódico los fríos datos de la crisis en el sector ecuestre. En el año 2011, este centro ganadero sacrificó a unos tres mil ejemplares de razas equinas, mientras que en el primer semestre de 2012 ya han contabilizado cuatro mil cabezas, por lo que todo apunta, y más ahora con el subidón del IVA, que el presente año acabe con cifras que multipliquen por tres los valores de 2011. "Aquí vienen caballos de todas clases y de todas razas y en solo cuatro años hemos pasado de no sacrificar nada a sacrificar a miles de caballos al año", ha informado el responsable del matadero sevillano, a quien la situación le parece la consecuencia de una deprimente situación económica y de los cambios en la normativa europea. "Hasta hace unos años, el ganadero enviaba el caballo de desecho a los mataderos franceses porque era más barato (o lo que es lo mismo, pagaban mejor el kilo de carne más allá del Pirineo), pero ahora exigen el pasaporte del caballo para salir de España, por lo que al ganadero se le ha encarecido el matadero francés. Esto y la crisis han hecho que los mataderos españoles pasemos de no matar prácticamente nada a sacrificar a miles de caballos. Pero esto es normal porque no se vende nada. Los pantalanes de los puertos deportivos están llenos de carteles de se vende, por lo mismo, porque es muy caro el mantenimiento de un barco", concluye. Para decenas de ganaderos de caballos de Pura Raza Española ésta se ha convertido en la única salida para reducir los costes de una ganadería sobredimensionada en los años de bonanza. Pero es una salida que se toma en silencio, y que en pocos casos se reconoce. Hace unos meses, un conocido ganadero de caballos españoles de Jerez, puntual cada mes de mayo al concurso de ganado de Equisur, reconoció acabar en el matadero la cría de muchas de sus potras y potros ante la imposibilidad de seguir manteniéndolos. Hay otras opciones, como ceder ganado a escuelas de equitación o particulares que pueden adoptar un caballo, pero esta opción no la quiere el ganadero. "Mis caballos no se regalan, eso es perjudicar a la marca", zanjó.

Para la Ancce, las crisis hay que interpretarlas como oportunidades. Las situaciones de depresión económica sirven para regular los mercados. Y el ecuestre no es una excepción. El ganado de calidad alta y de calidad media-alta, como se ha apuntado más arriba, se vende. En líneas generales, el valor de este segundo segmento se ha relajado (en estos momentos, el precio medio de un PRE está establecido entre los cinco y los diez mil euros), pero existe una élite capaz de pagar cantidades escandalosas por un caballo de pura raza española. Ejemplares de cien mil, doscientos mil e incluso de seiscientos mil euros han evitado recortazos en determinadas ganaderías españolas. ¿Quién paga estas cantidades por un caballo? Básicamente, clientela latinoamericana. Importantes empresarios de México, Nicaragua, Costa Rica, Panamá o California, la mayoría público masculino, no regatean a la hora de extender el cheque. "Le gusta el caballo y lo compra", así sin más. Javier Conde, presidente de Ancce, es consciente de la importancia que en estos momentos tiene el público americano, de ahí que cada año el Salón Internacional del Caballo (Sicab) de Sevilla, haga un guiño a estos países que se han convertido en los nuevos ganaderos de PRE. "El sector se está salvando por el mercado exterior, eso está claro". Otra buena parte del ganado que consigue salir de España tiene como destino Centroeuropa y, cada vez más, el norte de Europa. Este mercado está creciendo espectacularmente, exactamente el doble. En el caso de Suecia, el número de ejemplares adquiridos de Pura Raza Española ha pasado de cien a doscientos de un año para otro. En estos países el perfil es femenino, de clase media y demandante de un ejemplar para montar, no para criar, como es el caso de América. En cambio, el caballo mediocre y malo ya no vale ni mucho menos lo que valía. Su precio ha caído en picado y todo apunta a que seguirá bajando, pues para Conde "estamos empezando a tocar fondo". El que se lleva la peor parte es el que sobrevive en la cuneta, atado a una soga y sin agua ni comida. El resto, encuentra el final, el frío final, en el matadero. A pesar de que la asociación de ganaderos Ancce lo niega, lo cierto es que el mercado nacional está prácticamente congelado. En este sentido tampoco ayuda la particular situación fiscal del sector. El dinero negro que circulaba durante los años de crecimiento ya no circula con la misma alegría y el sector no consigue que los poderes públicos otorguen al caballo español un epígrafe especial del IVA. "Queremos que se le aplique al caballo un impuesto ganadero, y no un IVA general como está establecido", señala Javier Conde. Esta circunstancia también explica las dificultades que encuentra la propia asociación en tener datos reales de las transacciones ganaderas. En el mundo del caballo, muy pocos reconocen lo que han pagado por un caballo ni lo que han cobrado por un caballo. Se trata de un producto que no lleva colgada una etiqueta porque muy pocos quieren pagar IVA.

Visto lo visto, el caballo de pura raza española va camino de convertirse en un artículo de lujo, en un artículo que define el estatus social de su propietario. El Salón Internacional del Caballo, Sicab, es un clarísimo ejemplo de ello. Allí se estrechan la mano adinerados empresarios latinoamericanos que celebran un trato ganadero. Es la cara buena del mundo. A pocos metros del palacio de congresos donde se exhibe la pompa del monográfico ganadero, se encuentra el matadero sevillano. Allí nadie estrecha la mano a nadie. No hay sonrisas, ni trajes de chaqueta ni brindis con Moët & Chandon. Es la cara mala del mundo.

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