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Cultura

Fallece el actor Eduardo Fajardo a los 94 años

  • Su residencia habitual estaba en Almería desde hacía años, con la que estaba estrechamente vinculado

  • Fue él quien inauguró con una estrella en su honor el Paseo de la Fama de la capital

Eduardo Fajardo inauguró el Paseo de la Fama de la capital con una estrella en su honor.

Eduardo Fajardo inauguró el Paseo de la Fama de la capital con una estrella en su honor.

El actor Eduardo Fajardo ha fallecido esta madrugada en torno a las 4:00 horas de la madrugada en México a los 94 años de edad. El intérprete siempre ha estado fuertemente vinculado a Almería, donde residía desde hace años. En concreto en la Urbanización Los Pinos, barriada de Huércal de Almería. De hecho, fue él quien inauguraba con una estrella en su honor el ilustre Paseo de la Fama de la capital, junto al Teatro Cervantes, el 13 de noviembre de 2012.

Fajardo nació en Meis, Pontevedra, y con pocos días de vida sus padres se trasladaron a La Rioja. Su infancia trascurriría en Haro, de donde confesaba sentirse muy bien. Siendo aún adolescente se traslada a Santander, donde estudia el Bachillerato y ya 1942 comienza su carrera interpretativa, iniciándose como actor de doblaje, labor que desarrolla hasta 1946.

Con Cifesa firmó un contrato como actor exclusivo por varios años para sus grandes éxitos. Debuta en el cine con la película Héroes del 95, de Raúl Alfonso (1947), inaugurando de esta forma una de las filmografías más abultadas del cine español, que llega a superar los 180 títulos.

Su carrera cinematográfica, en una primera etapa estuvo limitada a papeles secundarios en peliculas que sí alcanzaron cierto relieve en su época como Locura de amor (1948), de Juan de Orduña, Balarrasa (1950), de José Antonio Nieves Conde o Alba de América (1951), de Juan de Orduña.

En 1953 se traslada a México, donde compaginó su participación en el cine de aquel país con apariciones televisivas; entre ellas Tehuantepec de Miguel Contreras Torres (1954), Tizoc: Amor indio de Ismael Rodríguez Ruelas (1957). A su regreso a España retomaba su carrera cinematográfica con una frenética actividad que le llevó a rodar una media de quince títulos anuales en los que abundan los papeles de villano en Spaghetti Western como El séptimo de caballería (1965) de Martín Herbert ó Django (1966) de Sergio Corbucci.

En sus últimos años de actividad profesional, compaginó el cine y el doblaje con apariciones en televisión (La Barraca, 1979; Los gozos y las sombras, 1982; Tristeza de amor, 1986) y teatro, en el que pasó de la actuación (Cándida, 1985), a la dirección, con el proyecto Teatro sin barreras para personas con discapacidad, del que fue responsable desde 2002. En esta última década se pudo ver en homenajes a compañeros en festivales de cine y teatro con envidiable estado de salud.

Trabajó en 183 películas, 75 obras de teatro y unas 2.000 intervenciones en la televisión de España y México, además de intervenir en producciones de Italia, Alemania, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos.

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