Carnaval de cádiz Terminan las semifinales en el Teatro Falla

Fin de fiesta con nervios y rumores

  • Los pronósticos coincidían en que 'Los pre-paraos' no estarían en la final y auguraban cajonazos · La comparsa de Quiñones y el coro de Faly Pastrana elevaron el ambiente a la espera del final de la sesión

Era la noche de los cuchillos largos. Para algunos es lo más animado del Carnaval, con la tensa espera de los finalistas. La tercera y última semifinal comenzó con gran ambiente. No tanto por las primeras agrupaciones, que no eran las más esperadas, sino por los comentarios sobre los finalistas.

Los rumores que predominaban en el ambigú y en la sala se referían a la necesidad de armonizar los gustos del jurado y los del público. En ese sentido se daba por seguro que la chirigota galáctica sevillana Los pre-paraos no entraría en la final, supuestamente superada en puntos ya por la de El Sheriff y quizá Los parapapá, a falta de lo que pasara de madrugada con Vera Luque y El Selu. También se propagó el rumor de un supuesto cajonazo al coro de Julio Pardo, ganador en los últimos años. Otros decían que al final caería el de los Niños para que entrara La academia, que es la revelación de este año. También se decía que a falta de que cantara de madrugada la comparsa Medio siglo, de El Puerto, la cosa estaba entre Aragón y Martín para un puesto en la final. Y había división sobre Los santos, que según algunos llegó sexta a la semifinal y según otros era finalista segura.

Entre comentarios de todo tipo, arrancó la sesión con perfil medio, con el coro a pie El patio de mi casa, que estuvo en su nivel de anteriores actuaciones. Después cantó La pasma, chirigota de la que son autores Morera y Aragón. Estuvo mejor que en días pasados, sobre todo con dos cuplés muy simpáticos.

El ambiente se caldeó con La caja de Pandora, la comparsa de Joaquín Quiñones, que se jugó el todo por el todo, consciente de que este año no era favorita. Destacó su segundo pasodoble, en el que Quiñones se lamenta por no cantar a Marta, a Mari Luz, o a difuntos del Carnaval por su fama de "sepulturero", mientras otros los hacen.

A continuación, llegó el cuarteto de Algeciras, La alegría de la güerta, con otra parodia de la familia rural, que resultó un tanto irregular, con algunos golpes graciosos, pero aislados, y cierto abuso de los chistes fáciles. Los personajes tienen simpatía. Después llegó la chirigota Los falsos, con El Love, El Cabra y el grupo de siempre. Su experiencia les hace salir airosos, aunque los pasodobles resultan un poco raros. Mejoran en los cuplés, sobre todo uno clásico sobre su vecina en una playa nudista. El popurrí vuelve a ser lo mejor.

La segunda parte era espectacular. La inició el coro Los tangueros, con su tango de Argentina que se hace tanguillo gaditano. Con su juego de voces, destacan en un tango sobre malos tratos y los que se escudan en una copa de alcohol. En los cuplés estuvieron menos finos que otras noches. Volvieron a lucirse en el popurrí, trabajado y acorde a su tipo. Después se esperaba la traca de cierre: Los que van por derecho, la chirigota de Vera; la comparsa Medio siglo, de El Puerto; la chirigota Los que no se enteran, de El Selu y la comparsa El G-15, de los Carapapa. Y como remate, el fallo del jurado para decidir los finalistas. ¡Ojú!

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