Andalucía

"El Gobierno debe cumplir la inversión prevista en el Estatuto"

  • El presidente de la patronal considera un incumplimiento del Estado de Derecho que el Ejecutivo no programe el porcentaje de inversión pública que recoge el Estatuto de Autonomía.

Ha lanzado una idea bien acogida, un pacto económico y social para Andalucía. Santiago Herrero (Sevilla 1947) confía que el presidente Griñán convoque este mes a los protagonistas de ese acuerdo andaluz para el siglo XXI. Siglo de crisis y tensiones soberanistas.

-¿Qué le dicen los empresarios catalanes de la independencia?

-Sólo conozco la posición oficial de Fomento del Trabajo [patronal catalana]. Su presidente nos pide comprensión con el empresariado catalán, que la tenemos, y sensibilidad con el problema de Cataluña.

-¿Y usted qué contesta?

-El pacto fiscal no es indiferente. Si alguien resuelve bilateralmente su financiación, a los demás nos quedaría el resto para distribuir.

-Rosell, el presidente de la CEOE dice que la independencia de Cataluña sería una barbaridad para los empresarios.

-Estoy totalmente de acuerdo. Es lo que pensamos muchos en la organización empresarial. Todos, menos algunos catalanes, pensamos que hay que oponerse rotundamente a estos planteamientos.

-¿Tuvo que convencer a Rosell para que dijera lo de la 'barbaridad'?

-No. Rosell ha llegado a ese convencimiento. Y ha dicho lo que debe decir el presidente de la organización empresarial española.

-¿A un empresario catalán le conviene la independencia?

-Me consta que hay empresarios catalanes muy contrariados con los planteamientos que se están haciendo. Uno muy destacado ha manifestado abiertamente lo que tendría que hacer su empresa si se cumplieran esas aspiraciones.

-De origen andaluz, por cierto.

-De origen andaluz y vicepresidente del Banco de Sabadell.

-¿No le choca que José Manuel Lara diga que llevará su empresa a Zaragoza, Madrid o Cuenca? No menciona Sevilla, su tierra de origen.

-Me ha chocado. Es un problema de la imagen que estamos transmitiendo desde Andalucía. Cuando alguien se plantea alguna deslocalización empresarial no piensa en Andalucía para radicarla. A la buena imagen no han ayudado los acontecimientos de este verano en absoluto. Tampoco la deuda que la administración autonómica mantiene con sus proveedores.

-Deuda reciente.

-Espero que se normalice la situación con el Fondo de Liquidez Autonómico. Todo eso transmite mala imagen. Si a una multinacional se le debe dinero, no tiene un plan de pago y tiene que radicar una instalación en España, puede hacer como ese empresario que no nombra a Andalucía entre los posibles sitios donde poner su sede.

-¿Tiene un cálculo sobre cuánto le debe la Junta a los proveedores?

-No tengo el cálculo exacto, pero las medidas tomadas por el Gobierno para pagar a los proveedores han sido de lo más eficaz de este mandato, en cuanto a liquidez de las empresas. Aunque se han vuelto a acumular facturas desde enero.

-Sobre 'los acontecimientos del verano', ¿le pone algún reparo a la actitud del Gobierno andaluz?

-No puede haber paliativos para lo que ha hecho este verano el SAT y su líder Sánchez Gordillo. Si no es reprobable llevarse cuatro carritos de un supermercado, mañana podemos asaltar una joyería y con el dinero habría más para comer. La sociedad decidió constituirse en Estado de Derecho hace muchísimos años y evitar esas prácticas.

-El presidente Griñán criticó las acciones del SAT.

-He visto al presidente de la Junta criticar abiertamente esta actuación. Pero no a otros estamentos del Gobierno andaluz.

-El vicepresidente Valderas, con quien estuvo usted el martes, ha sido comprensivo.

-Le dije que había que cuidar la imagen de Andalucía de cara a las inversiones de futuro. Y que determinadas cosas no transmitían la imagen adecuada.

-¿Y él que le contestó?

-Comparte que hay que transmitir la imagen adecuada de Andalucía.

-¿Sólo está de acuerdo en la primera parte?

-Hay temas en los que la tibieza es muy dañina. Si cuatro amigos asaltan un supermercado, las fuerzas de seguridad públicas o privadas no les dejarían. ¿Porque lo haga un sindicato hay que estar esperando autorización para intervenir ante un delito flagrante? Y también comprendo, pero critico a la iniciativa privada que llega a acuerdos con delincuentes.

-Ha lanzado la idea de un pacto económico y social para Andalucía. Eso daría buena imagen.

-El pacto se hace cada vez más necesario. Uno de los elementos que traslada peor imagen al exterior es la desunión. En este momento, hay quien defiende el recorte de los presupuestos y cumplir el déficit comprometido con la UE. Y hay quien propugna políticas para el crecimiento y un plazo mayor para cumplir el déficit. Colocarse de un lado u otro significa estar con el Gobierno o con la oposición.

-¿Y usted dónde está?

-Creo que hay que combinar ambos planteamientos. Es importante cumplir con el déficit, pero hay que impulsar la actividad. Si no, incurrimos en un círculo vicioso.

-Vayamos por partes. El déficit.

-El déficit no puede justificarlo todo. El Estado de Derecho debe cumplir con las normas y si no puede cumplir, como consecuencia de la situación económica, debe cambiar las normas. Y se está dando.

-¿Dónde?

-Por ejemplo, nos dicen: no podemos cumplir con el compromiso establecido de porcentaje de inversión de los Estatutos.

-¿El Gobierno comete una ilegalidad al no cumplir el porcentaje de inversión previsto en el Estatuto?

-La interpretación que hace el Gobierno no es correcta.

-En esto está más cerca de Griñán que de Rajoy.

-Yo estoy cerca de los empresarios. La organización empresarial es una patronal que representa intereses. Los empresarios están en una situación dramática. Y hay que decir las cosas que les interesan, no todo es macroeconomía. Lo esencial para nosotros es la actividad económica, la fluidez del crédito.

-Seguimos con el déficit. ¿De dónde se recorta?

-Los gastos más fáciles de suprimir son los más necesarios. Si eliminamos investigación, porque hay otra prioridad, o reducimos las inversiones públicas, estaremos hipotecando el futuro. Y corremos el riesgo de perder cofinanciaciones europeas. Para recortar hay que suprimir la administración paralela.

-¿También el Infoca? Esa parte no es eliminable.

-No toda es eliminable, sino la que se solapa con la administración regular. Ahí es donde hay un gasto desmesurado y se puede recortar.

-¿Sólo ahí?

-La administración central no puede pedirle a la autonómica que reduzca sin que el Gobierno haga lo mismo en ministerios sin competencias y un número exagerado de funcionarios. Todos tienen que hacer recortes. Pero en gasto ordinario; no hay que recortar las inversiones. Así condenamos a la construcción. Y sin construcción no hay desarrollo. Eso forma parte del modelo económico.

-¿Cuál es el núcleo duro del modelo económico?

-Turismo, construcción, sector agroalimentario, el automóvil son elementos esenciales del desarrollo del país. Sin construcción no hay nada que hacer; llegó a significar más del 20% del PIB nacional. Y en estos momentos supone el 3 o el 4%. Ni tanto ni tan calvo; hace falta que la construcción sea el 10 o el 12%, entre obra pública y vivienda, para que el país se desarrolle.

-Griñán reclama que el mayor margen de déficit que la UE ha dado a España no se lo quede el Gobierno.

-Eso lo comparto. Si el Gobierno obtiene de Bruselas un mayor margen en el déficit, una parte debe repercutirla en las autonomías. La conferencia de presidentes ha decidido estudiarlo para 2014.

-¿Tendría que haberse hecho así?

-Sí. El sistema autonómico es revisable, pero en estos momentos no es reestructurable.

-Eso qué significa.

-No sería bueno mezclar estas cosas con la situación económica. El ciudadano no entendería que se abordara sólo la situación de algunas autonomías.

-¿En qué sentido?

-No es el momento de decidir cuántas autonomías debe haber. Si son buenas tres y el resto somos castellanos, o el resto es España.

-En ingresos del Estado, usted ha criticado la subida del IVA.

-No hay una sola manera de hacer las cosas. Países rescatados como Irlanda, Portugal y Grecia no han tocado el IVA del turismo o lo han rebajado. El cambio de tipos, del reducido al general, ha supuesto para muchos sectores subidas importantísimas con riesgo de disminución de la actividad. No podemos caminar en un solo sentido. Y además no es bueno que el Gobierno lo haga solo. Es difícil que salgamos de donde estamos sin un acuerdo entre fuerzas políticas, sociales y económicas.

-Como el que usted propugna para Andalucía.

-Que ha sido muy bien acogido por partidos y sindicatos. Se lo he trasladado al presidente de la Junta. Siempre dije que la iniciativa era de la CEA y que la gestión debía ser del Gobierno andaluz. Le he solicitado al presidente que convoque a los llamados al acuerdo. Espero que en octubre convoque esa mesa de relanzamiento e impulso de la economía.

-Es contrario al recorte drástico en las inversiones, pero reclama austeridad a la administración.

-Hasta ahora, las economías privadas se regían por el criterio de tanto ingreso, tanto puedo gastar. Y las públicas, por el principio de tanto gasto, tanto tengo que ingresar. Así, estamos asistiendo a un incremento de la presión fiscal en todas partes. Y ahora hay que reducir el gasto, no incrementar la presión fiscal.

-¿Cómo?

-No gastar más de lo que se ingresa, con servicios y estructuras dimensionados.

-¿Durará décadas esta crisis?

-La economía tiene un componente real y un componente psicológico. El componente psicológico se nutre de confianza e ilusión.Y en este momento está bajo mínimos. El acuerdo que proponemos es para generar confianza en el futuro. La falta de liquidez y flujo de crédito en la crisis, ha provocado la desaparición de una de cada cinco empresas que había en la región.

-Muy mal dato.

-Hay que trasladarle al ciudadano que sin empresas no hay actividad, ni riqueza, ni empleo.

-¿Podemos copiar algo de fuera?

-Por ejemplo, los minicontratos. Es preferible que el desempleado cobre de la actividad que del desempleo. Y que tenga una mayor capacidad de consumo. No se debería limitar que se tenga esa actividad parcial. En Alemania hay cinco o seis millones de personas trabajando con estos minicontratos.

-Hablemos de crecimiento. ¿Qué medidas propone?

-Hay que priorizar las obras que tengan financiación comunitaria o del Banco Europeo de Inversiones. Y si están priorizadas, hacerlas. Es también una cuestión de imagen. Si no podemos terminar estas obras, cómo vamos a demandar cofinanciación en el futuro para nuevos proyectos. Y ahora hay un asunto vital, que es la negociación de los fondos de 2014 a 2020.

-Andalucía puede perder 10.000 millones de euros en ese periodo.

-Tanto a nivel europeo, como a nivel nacional, la cooperación territorial no es solidaridad, es negocio. Le doy dinero al de al lado para que se desarrolle y me compre. Y todo régimen fiscal comporta un principio de redistribución de renta.

-Volvemos a Cataluña.

-El otro día había un artículo del profesor Francesc Carreras en La Vanguardia titulado Niego la mayor. Negaba el agravio fiscal de Cataluña. Uno, porque no tributan los territorios sino las personas. Dos, por la redistribución de rentas. Tres. Porque siempre habrá una unidad que ingrese más que otra, sea una provincia, una ciudad o un barrio. El problema no es fiscal, sino identitario.

-¿El Gobierno no debe ir solo?

-Y lo está. Creo que el Gobierno ha dialogado poco. Y para gobernar es imprescindible, aunque se tenga mayoría absoluta, tener en cuenta las ideas de los demás.

-Y ha recortado la financiación de patronal y sindicatos.

-El ataque liberal que en este momento hay a la intermediación social de sindicatos y organizaciones empresariales no conduce a nada bueno en el futuro. Pretenden adelgazar los elementos intermedios entre la administración y la sociedad. Piensan que eso reduce los costes de intervención y los gastos. Y se trabaja en ese adelgazamiento sin modelo alternativo. Es peligroso, porque esos espacios serán llenados por otras cosas. Las organizaciones empresariales serían sustituidas por lobbies sectoriales, sin tener en cuenta a los territorios.

-¿La desaparición de los sindicatos sería desestabilizadora?

-Serían sustituidos por movimientos sin cabeza, asamblearios, más radicales. Sería una locura.

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