Ocupa un diáfano despacho con vistas a la sevillana Plaza Nueva. Hasta que el martes no se definan las estructuras de las consejerías, sus únicos acompañantes son el viceconsejero y el jefe de prensa.

-"Sólo acataremos los recortes por imperativo". ¿Esa frase suya es su primer baño de realidad tras llegar al Gobierno de la Junta?

-No, es decirle a los ciudadanos las cosas con claridad. Los presupuestos de la Junta de 2012 no son los nuestros y votamos en contra de ellos diciéndole al Gobierno andaluz de entonces que no había garantía sobre los ingresos previstos. Los recortes lo han demostrado.

-¿Qué cabe hacer ante ello?

-Actuar. El Gobierno andaluz ha aprobado un plan de choque dotado con doscientos millones de euros para responder a una situación de falta de empleo que padecen muchos ciudadanos.

-Aún así, el presupuesto debe ser reformado con un recorte de 2.765 millones de euros en sanidad y educación. ¿Se harán ustedes corresponsables de ello?

-Hasta cierta medida. Los presupuestos del nuevo Gobierno andaluz serán los de 2013 y siguientes. Los recortes obligan a todos sus integrantes, incluidos los consejeros de IU, aunque no los compartamos. Hay previstas 28 leyes y 250 medidas y vamos a trabajar en ellas. Rajoy ha dicho que esos 2.765 millones deben recortarse sí o sí y nuestro compromiso es que no haya recortes sustanciales ni en educación, ni en sanidad, ni en empleo público. Eso va a exigir compromiso y solidaridad, empezando por el presidente y el vicepresidente y terminando por el último funcionario de la Junta. La gente tiene que saber que Andalucía tiene resortes muy limitados para combatir esa imposición.

-¿En qué medida ha renunciado IU a su programa para pactar con el PSOE?

-Nosotros firmamos un compromiso con diez puntos ante notario antes de las elecciones y lo vamos a cumplir. Algunos ya son realidad, como el plan de choque económico y la comisión parlamentaria de investigación sobre los ERE. También vamos a defender el Estatuto de Autonomía para su cumplimiento, un acuerdo económico y social para salir de la crisis, una mayor transparencia de la Administración, la defensa de los servicios públicos de educación y sanidad, la creación de una banca pública, la reforma de la ley electoral...

-¿Todo eso se mantiene inalterable?

-No digo inalterable, pero se mantiene. Es un programa para cuatro años que se activará condicionado por los recortes impuestos.

-Eso mismo dice Rajoy culpando a Zapatero.

-Él tiene mucho más margen de maniobra que la Junta. Puede recortar de otras partidas y modificar la política fiscal de manera distinta a como lo ha hecho, pero ha optado por el tijeretazo en materia social.

-Ya se anuncia que el presupuesto de 2013 va a ser mucho más restrictivo.

-Puede ser, pero esperemos que la UE relaje los plazos de contención del déficit tras los cambios habidos en Francia. En Andalucía tenemos cierto margen para mejorar las arcas públicas, luchando contra el fraude y creando quizá algunas figuras impositivas.

-¿Tiene la Administración andaluza una dimensión adecuada?

-Eso exige planificación. De hoy a mañana, no, porque una reducción drástica afectaría de forma negativa en toda la sociedad. ¿Dónde está el marco? Hay que ir a una concertación social más amplia.

-¿Sobran empleados públicos?

-Sería un atrevimiento pronunciarme recién llegado. Que cada cual tenga unas funciones bien definidas depende muchas veces de que haya un buen gestor al frente de los equipos. Y eso a veces se puede hacer con poco dinero o hasta sin él. A la política ha llegado el tiempo del I+D+i, como sucedió en la década de los ochenta en los ayuntamientos democráticos recién constituidos. Hacer política sin dinero requiere de solidaridad y de esfuerzos colectivos.

-¿A eso se refiere con ese nuevo modelo de concertación social?

-Efectivamente, pero teniendo presente que gracias al VII acuerdo de Concertación se han hecho cosas muy buenas que hay que mantener. Así se lo he trasladado a los sindicatos y a los autónomos. Con la CEA aún no he tenido oportunidad de reunirme, pero lo haré. Hay que caminar hacia un modelo más solidario y austero, empezando por el propio Gobierno, pero también el sector privado debería tomar nota.

-¿Algún ejemplo?

-Los sueldos, por ejemplo. Nadie en la Administración debe cobrar más que el presidente de la Junta, pero estaría bien que en el sector privado se pusieran topes retributivos a los altos cargos si con ello se evitan despidos en las empresas.

-¿Qué le parece que Griñán, nada más tomar posesión, se dirigiese a la CEA para tranquilizar al empresariado sobre el papel de IU en la Junta?

-Me pareció exagerado, no por la presencia del presidente, sino por el mensaje que desde la CEA se ha trasladado de ese hecho. Los sindicatos estuvieron en mi toma de posesión como vicepresidente y nadie ha hecho una lectura de ello. Creo que ha llegado el momento en que todos nos miremos al espejo y nos preguntemos qué hemos hecho por el progreso de Andalucía. Si desde la Junta se da un euro para crear empleo, alguien debe preguntarse si ese euro que ha recibido ha servido para ese fin.

-¿Han dejado que desear los resultados de la concertación?

-No es esa la conclusión porque en la creación de empleo entran muchos factores. Es un instrumento positivo, pero si le preguntásemos a los agentes sociales y al Gobierno de la Junta si la concertación ha servido para alcanzar todos los objetivos marcados, estoy seguro de que la respuesta sería no.

-IU defiende la "intervención democrática de la Junta en el sistema económico". ¿Cómo concretarlo?

-Es poner en práctica los artículos 156 y 156 del Estatuto. Hay que buscar el reparto social, el reparto de los beneficios. Si este sistema en el que nos movemos no cambia, esto no tiene arreglo.

-¿Va ser la Junta de Andalucía "el ariete" de la izquierda ante el Gobierno del PP como ya se dijo en el periodo 1996-2004?

-Creo que la lealtad institucional es de ida y vuelta. Y hasta ahora, el Gobierno de Rajoy no lo ha hecho con Andalucía. No ha habido diálogo sobre los recortes.

-¿La confrontación es inevitable?

-En la medida en que no se cumpla el Estatuto, habrá distanciamiento. Desde el Gobierno se ha advertido en falso de la posibilidad de intervenir las cuentas de la Junta, pero en Bankia no ha actuado hasta que el hedor del cadáver financiero era insoportable. No se puede comprender, y muchos ciudadanos lo sienten así, que se den 10.000 millones de euros de dinero público para reflotar esa entidad. Es lógico el sentimiento de rebeldía.