Las conversaciones entre Junta y Gobierno para el traspaso de las Cercanías van a alta velocidad. Pero ésta no se medirá en tiempo. El Ejecutivo autonómico no está tan preocupado por poner fechas ni millones para la transferencia de este servicio, como por dar una respuesta de "éxito" a la demanda de movilidad con un "modelo" ferroviario sostenible y de calidad. Los pasos previos a ese traspaso entre el Ministerio de Fomento y Consejería de Obras Públicas y Transporte ya han comenzado, como así constató ayer el titular de Fomento, José Blanco, que dijo estar conversando con varias comunidades, entre ellas, la andaluza, para ver "fórmulas de gestión". Pero será a partir de septiembre cuando de verdad arranque a funcionar el grupo técnico de trabajo bilateral constituido para elaborar el "plan de servicio" que definirá las nuevas Cercanías andaluzas.

Este equipo tiene encomendada la tarea de delimitar de aquí a final de año en un documento qué recursos, infraestructuras e inversiones son necesarios. Según adelantó ayer la consejera del ramo, Rosa Aguilar, tendrán que definir aspectos tan importantes como las intervenciones que Fomento tendrá que realizar en la accesibilidad a las estaciones, aparcamientos e incluso la mejora de las infraestructuras ferroviarias, así como el sistema de gestión, que "se mantendrá en una unidad de gestión, es decir, habrá un solo operador para así favorecer la calidad del servicio", aclaró.

El traspaso de las Cercanías es una de las pocas transferencias recogidas en el Estatuto que están pendientes, y fue uno de los capítulos más importantes en la reunión que en junio mantuvo el ministro de Fomento con el presidente andaluz, José Antonio Griñán. La trascendencia de esta transferencia no sólo radica en el ámbito competencial, sino que es una de las piedras angulares del programa Andalucía Sostenible en el que trabajan la Junta y el Gobierno, y que convertirán a la comunidad en un territorio experimental para promover un cambio de modelo productivo.