Andalucía

Miñanco siguió desde Algeciras una operación policial que le intervino 3.800 kilos de cocaína

  • El narcotraficante controlaba desde un coche aparcado en la ciudad la travesía de la droga en alta mar

Sito Miñanco, a su llegada a la Audiencia de Pontevedra.

Sito Miñanco, a su llegada a la Audiencia de Pontevedra. / efe

"Si la Policía lo tiene estamos jodidos, Quique; si la Policía te aborda en medio del Atlántico, eso es que saben que va". Así reaccionó Sito Miñanco a las sospechas de captura del buque con el mayor alijo de cocaína intervenido por la policía española en alta mar y que llevó de nuevo a prisión al histórico narco. La escena, tal y como describe la Policía, ocurrió dentro de un coche Saab 93 aparcado en algún lugar de Algeciras el 5 de octubre de 2017. Dentro estaban Sito (José Ramón Prado Bugallo), desterrado a la comarca por la orden judicial que le prohíbe residir en Galicia, junto con dos de sus más estrechos colaboradores: su pareja, Leonor Ivanova, y Luis Enrique García.

Lo que no sabía Sito es que el barco había sido apresado cuatro días antes, el 1 de octubre, junto a las Azores, porque los sistemas de comunicación de última generación que había contratado a unos holandeses no funcionaban y no podía hablar con las planeadoras que viajaban al encuentro de la embarcación.

El buque en cuestión era el remolcador Thoran, apresado con 3.800 kilos de cocaína en su interior en una operación que había sido dirigida milímetro a milímetro por Miñanco desde su exilio en Algeciras. Lo hacía con conversaciones dentro de ese Saab 93, donde sus colaboradores le leían los sms que mandaban otros miembros de la red desde Galicia. Como la de ese 5 de octubre, cuando se escucha a las doce y media de la mañana el sonido de un mensaje y Luis Enrique lo lee en voz alta: "Que la Policía lo tiene, pero que ellos están esperando todavía a tener noticias".

Es la primera noticia de que la operación se ha ido al traste y al narco no le queda ninguna duda de que encontrarían la droga: "Si la Policía lo tiene estamos jodidos Quique, si la Policía te aborda en medio del Atlántico, eso es que saben que va". Dentro del Saab, seguramente por la obsesión de Sito por la seguridad, los tres llevaban hablando de la descarga de droga desde las ocho menos veinte de la mañana, cuando la Policía intercepta sus primeras palabras.

El día anterior, en otra reunión también en el coche, ya temían lo peor porque no habían recibido noticias. "Yo creo que el barco está detenido", había comentado entonces Miñanco, y esa mañana se vieron confirmadas sus sospechas. Tras recibir la noticia, la mente del narco se centra en la lancha que habían mandado para cargar la cocaína y llevarla a Salvora, una isla en la ría de Arousa (Pontevedra) donde Sito tenía un astillero. "Vamos a subir la lancha, vamos a subirla hoy", dice sobre la planeador que tenían esperando "a 100 millas" con 5.000 litros de combustible en los depósitos.

Sus colaboradores aún tenían la esperanza de que la descarga se salvaría y además recibían noticias de tranquilidad por parte de agentes comprados. "La Guardia Civil nos dice que está todo tranquilo, que no hay alarma ninguna", afirma Sito, aunque acto seguido muestra sus dudas: "Yo no lo creo, para mí no lo creo".

La conversación dentro del coche sigue, con un cruce de llamadas y mensajes para intentar aclarar si los agentes han visto la droga. Sito está "jodido" y "preocupado" y se pregunta cómo su colaborador "puede pensar que esto se va a salvar cuando la Policía lleva tres días...".

Él ya sabe que las noticias le llegan con retraso y con cuentagotas, pero a medida que pasan los minutos le van aclarando que los tripulantes -seis turcos y un hombre de Azerbaiyán- están arrestados y que "están registrando el barco, rompiendo el barco". "Yo ya de ti hubiese... vamos, yo lo hubiese hundido, a tomar por culo, pero si la podéis subir pues nada, lo que pasa es que yo, a mi punto de vista, yo personalmente la hubiese hundido", le dice entonces a Sito su novia, una de las personas en las que más confía.

El narco acabó tomando la decisión de hundir esa lancha dos días después, cuando ya salta a los medios la incautación de la droga, aunque ese 5 de octubre la conversación pinchada en el coche acaba cuando le dice a Luis Enrique que transmita a su contacto, el marroquí Khalil, que "ojalá" no hayan apresado el barco.

Es ya la una de la tarde, cinco horas después de los primeros pinchazos esa mañana en el Saab, y Sito decide llevarse a Leonor a pasear, lo que pone fin a las escuchas de la Policía ese día. "Vamos a dar una vuelta a la manzana", le dice a su novia. "¿Contigo?" contesta ella, y Sito responde, antes de salir del vehículo: "Todo son problemas, tenías que estar ahora tranquila y relajada Leonor. Son problemas, yo lo único que te puedo causar son problemas, tía. Sólo problemas te puedo causar".

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