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Operación nazarí

El PP intenta a la desesperada salvar la Alcaldía de Granada con tres dimisiones de golpe

  • Torres Hurtado dice adiós, pero logra que su principal rival en el PP granadino, Sebastián Pérez, también renuncie a su acta municipal. Juan García Montero recoge el testigo de los populares en la capital.

"Paso a ser un jubilado más de esta ciudad. Puedo retirarme a vivir con mis hijas, mis nietos y mi mujer que no es poco trabajo". Así puso fin José Torres Hurtado, sin afectación ni en la voz ni en el gesto, a 34 años de carrera política, entre los que le cuentan 13 años como alcalde de Granada. La conmoción que vive la capital desde el pasado miércoles sufrió ayer una nueva vuelta de tuerca con la dimisiones del regidor y de la concejal de Urbanismo, Isabel Nieto, ambos investigados judicialmente por una trama de corrupción. Un movimiento que se presumía lógico e inmediato después de que el PP, a través de su dirección nacional y regional, hubiera lanzado varios avisos exigiendo un paso al lado de los implicados. Pero lo que no se esperaba era que este caso se llevara también por delante el puesto de Sebastián Pérez en la corporación municipal, la condición que puso Torres Hurtado a la altas instancias de su partido para efectuar su salida y la de su número tres de una manera inmediata. Tres dimisiones de golpe que se firmaron poco antes de la seis de la tarde y que se interpretan como un intento a la desesperada de los populares para salvar la Alcaldía de una capital que se les empezó a escapar de las manos tras las elecciones del año pasado, pese a que al final consiguieron formar gobierno, y que se les desvaneció cuando la oposición se les adelantó por la mañana con la activación de una moción de censura a la que reaccionaron a deshora dejando el camino abierto para que el socialista Paco Cuenca sea el nuevo alcalde de un cuatripartito. Sustituiría así a Juan García Montero, que recoge el testigo de alcalde en funciones y del 'torreshurtadismo' en la Plaza del Carmen, aunque Fernando Egea también gana enteros como candidato al Consistorio según apuntó el propio Torres Hurtado.

 

El famoso enfrentamiento entre José Torres Hurtado y Sebastián Pérez se hizo más visible que nunca en una tarde histórica para la política local, en la que el PP mostró la dualidad de un partido resquebrajado internamente entre el ya exalcalde de la capital y el líder provincial. Todo empezó con la convocatoria urgente de Sebastián Pérez, que como no podía ser de otra manera escogió la sede de Andrés Segovia para lanzar el bombazo de la dimisión del alcalde. En su casa política y arropado por su equipo anunció las dimisiones de Torres Hurtado e Isabel Nieto, al mismo tiempo que presentó su renuncia como teniente de alcalde y número dos del Ayuntamiento. Una expulsión de rebote que, sin rodeos ni contemplaciones, achacó a una petición exclusiva del regidor a la dirección nacional del PP. "Es una condición que no entiendo ni en lo personal ni en lo político pero que respeto, y como lo primero para mí es Granada y mi partido, he presentado también mi renuncia sin tener absolutamente nada que ver en ninguna trama" afirmó en un tono pesaroso. Un poco después Torres Hurtado respondía que en ningún caso esta línea roja que ha impuesto para irse se puede tomar como una venganza contra Sebastián Pérez. "Se ha portado espléndidamente, como un señor y a la altura de las circunstancias", señaló el exalcalde ante la posibilidad de que la continuidad del presidente provincial en el Ayuntamiento pudiera "volver a enrarecer la vida política", pues según él también se le podían atribuir ciertas "connotaciones" en todo el "atropello" que ha afectado al Partido Popular de Granada.

 

Sebastián Pérez indicó que, "tras unos días muy convulsos", la decisión de firmar tres dimisiones puede servirle a su partido "para empezar a recuperar el pulso político y la lucha por mantener el gobierno municipal". De esta manera intentó meter presión a los partidos propulsores de la moción de censura que han alejado al PP de dirigir un Ayuntamiento de Granada del que ya no formara parte el hasta ahora primer teniente de alcalde y concejal delegado de Presidencia, Contratación y Transparencia.  "No pasa absolutamente nada por tener que renunciar, nunca me he aferrado a ningún cargo", enfatizó el que seguirá siendo el presidente de los populares granadinos y que deseó la pronta libertad de sus compañeros investigados en la trama urbanística.

 

"Lo he hecho por amor a mi partido, con mucha entereza y fuerza y sabiendo que lo mejor en mi trayectoria política está por llegar. Es un precio demasiado fácil, no pienso que yo valiera tanto", subrayó sobre su paso adelante con el que le pidió a Ciudadanos que "recapacite" y no permita una moción de censura que "le haría un flaco favor" a la ciudad de Granada. Con esta advertencia despidió su comparecencia Sebastián Pérez, que no ofreció turno de preguntas para acto seguido darse un baño de masas, lágrimas incluidas, con sus allegados dentro del partido. En la sala principal de la sede le esperaban muchos conocidos, entre los que se mezclaban las caras alcaldes populares de la provincia, de colaboradores suyos durante su etapa de Diputación y de hasta cuatro concejales del Ayuntamiento de Granada, los representantes del 'ala' de Sebastián como son María Francés, Rocío Díaz, Raquel Fernández Cruz y Juan Antonio Fuentes.

 

Evidentemente estos cuatro ediles no formaban parte del séquito que media hora más tarde acompañaba a Torres Hurtado e Isabel Nieto en su despedida de la política. Sí estaban en el salón de comisiones el 'heredero' Juan García Montero y los concejales Fernando Egea, Francisco Ledesma y Telesfora Ruiz, además de otros cargos de confianza del que ha sido el único alcalde que ha conocido Granada en los últimos trece años. Sin tanto boato como en la sede del Zaidín, pero con la misma expectación mediática, Torres Hurtado decía adiós con su particular estilo de hombre espontáneo, que no lee guiones y se enfrenta a las preguntas en un tono campechano. Era el mismo sitio, la misma hora y las mismas caras cinco días después de decir que no dimitiría, pero la gravedad de los acontecimientos ponía los pies en la Tierra al "tío de Los Montes" que por un momento se planteó echar un pulso al PP tras ser detenido por su presunta implicación en una trama de corrupción urbanística. "Una situación extraña" que le ha obligado a apartarse para no ser "obstáculo" de la gobernabilidad de la ciudad, a pesar de reiterar su convencimiento en que tanto él como su concejal de Urbanismo van a ser declarados inocentes en un caso que en cualquier caso les dejará "un manchón".

 

El regidor consideró que su cambió de opinión obedece a que la ciudad no debía ser la "receptora de una situación de ingobernabilidad" municipal, por lo que renuncia a sus acta para dar paso a un nuevo equipo de gobierno y que Granada "no se pare". Una responsabilidad que está por ver si cae en el más que probable cuatripartito que promueve el PSOE con Paco Cuenca a la cabeza o si el PP puede reconducir la situación in extremis con Juan García Montero o el aspirante Fernando Egea. La única certeza es que la Torres Hurtado pasa a ser historia en la Plaza del Carmen. Trece años en la Alcaldía que, tanto para los detractores como seguidores, dejan una huella profunda en una ciudad que ya asume una nueva etapa de la política.

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