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Andalucía

Pedro, demasiado el limpio

  • La militancia socialista afea la tibieza de su candidato a la Moncloa en uno de los momentos más duros del PSOE de Andalucía La cúpula cree que el procesamiento de los ex presidentes no altera el resultado del 26-J, cada día más complicado en la comunidad

PEDRO Sánchez desembarca a partir de mañana en Andalucía. Presume de limpieza, intenta que los ERE no le manchen. Aunque en la dirección andaluza de la calle de San Vicente sostienen que el procesamiento de los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán no alterará los resultados electorales porque el hecho estaba descontado -desde su paso por el Tribunal Supremo, se daba por seguro esta imputación-, el candidato socialista ha preferido tender un telón de acero entre él y estos dirigentes históricos. "Yo soy un político limpio", dijo en Santander al ser preguntado por el procesamiento. Al día siguiente, en Canarias, lo repitió, limpio e intransigente frente a la corrupción. Otros, como Susana Díaz, optaron por la respuesta de manual: respeto a los jueces, defensa de la honestidad de Chaves y Griñán y deseo de que la justicia actúe con mayor rapidez.

Sánchez nunca tuvo sintonía con Chaves. Cuando éste dejó el Congreso intercambiaron algunas palabras desabridas, pero pese a ello el ex presidente le ha estado apoyando desde que fue elegido secretario general, a veces en contra, incluso, de los intereses de Díaz. Pero el candidato es un hombre impasible, demasiado frío para una militancia que no duda de la honestidad de los ex presidentes. "Él no se tiene que defender porque los otros dos están limpios, aquí no hay enriquecimiento ni cuentas en Suiza", sostiene un dirigente del PSOE-A.

Griñán lleva meses retirado de la vida pública, como si él mismo se hubiera condenado al ostracismo, vive en su casa en el Ajarafe sevillano y de la pensión que él mismo se dejó cuando eliminó los complementos que recibían los ex presidentes en su retiro. Como Chaves, tampoco ha querido formar parte del Consejo Consultivo, al que podían haber accedido por su condición de antiguos presidentes autonómicos. Ambos llevan la vida normal de un jubilado, no forman parte de consejos de administración ni de patronatos de fundaciones, y como uno de ellos comenta "ya estoy inhabilitado", nadie puede afearle algún privilegio, más allá de la escolta que llevan a modo de castigo cuando salen a la calle.

Días antes de que comience la campaña de las elecciones del 26-J, el candidato Pedro Sánchez visita a partir de mañana las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla en compañía de Díaz. En esta ocasión, y a diferencia de la campaña anterior, la presidenta andaluza y su secretario general van juntos, no habrá discrepancias entre ellos hasta el último domingo de junio. No habrá desencuentros públicos como el vivido en Alcalá de Guadaíra, donde entre ambos cabía un océano de hielo, no coincidieron ni en las horas de llegada al lugar donde se celebraba el mitin. En Cádiz, la circunscripción en la que estarán mañana, Unidos Podemos amenaza con adelantar al PSOE, situarse segundos y arrancar el tercer diputado a los socialistas. La provincia que vio presentarse a Chaves como cabeza de lista en 1977 siempre ha sido un lugar complejo para todos los partidos. Anárquica y plural en lo ideológico y territorial, el PSOE ha mantenido durante estos años un difícil liderazgo frente al PP que ahora rompe la fuerza de Podemos. Es posible que Cádiz, como en otras ocasiones, marque la orientación de la tendencia hacia donde se dirige la política nacional. El PSOE veía peligrar un diputado por Jaén y otro por Sevilla, pero si el tercero de Cádiz entra en juego, podría ocurrir, incluso, que los socialistas empatasen con el PP, lo que supondría un fuerte varapalo para la proyección de Díaz como solución del partido.

Chaves lideró la nómina socialista de Cádiz en 1977, fue su candidato al Congreso hasta que lo dejó para presidir la Junta. Nunca dejó esta circunscripción, y siguió encabezando la lista al Parlamento. Hoy, Chaves es casi historia, la semana pasada solicitó la baja voluntaria en el partido en que había militado desde el final de la dictadura. Los ERE se han llevado al último del clan de la tortilla. El otro ex presidente también se ha retirado de la formación, como Gaspar Zarrías, el único de los históricos que mantenía, a través de su padre, un hilo histórico con el PSOE de la Segunda República. Los ERE han trazado una línea en la historia del partido. Sin embargo, ambos ex presidentes siguen siendo líderes entre la militancia, aunque ya no formen parte de esta iglesia. "Ni se han enriquecido ni tienen cuentas fuera ni han financiado el partido", afirma un diputado socialistas. Y sigue: "Todos saben, incluso en el PP, que son gente honrada, que se han podido equivocar, pero que no han metido la mano, esto al final va a terminar uniendo al partido". Un dirigente del PSOE-Arespalda esta opinión: "El PP se ha pasado, de algún modo han tocado en el orgullo de la militancia, y eso se está notando en los mítines, se está viendo gente que hace muchos años que no venía a estos actos".

Esta opinión es general en el partido. Por eso les ha llamado tanto la atención la "tibieza" con la que Sánchez reaccionó al auto. En algunas reuniones del partido en Andalucía se ha oído criticar al secretario general por ello, sin demasiada acritud, pero con algo de dolor. "Es campaña, y no queremos entrar en más batalla, pero su reacción ha creado bastante malestar". Esa es toda la explicación que se le da desde la sede de San Vicente.

A Chaves y Griñán tampoco les ha pasado desapercibida la reacción de Sánchez. Chaves ha aguantado mejor que Griñán el último auto del juez: se ha quedado con la imputación que le realizó el TS, una por prevaricación administrativa. A Griñán se le ha agravado con un ilícito de malversación de fondos. Si Chaves solía asistir a todos los actos del partido a los que se le invitaba, Griñán se había esfumado, aunque el martes pasado mostró toda su personalidad en la comisión de investigación de los cursos de formación. Allí, pareció el de siempre, extrovertido, locuaz, culto, como si no temiese que al día siguiente un nuevo auto lo dejase empotrado contra el presente.

marqués perales

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