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Andalucía

Rafael Gómez se defiende del caso Malaya calificándose de víctima

  • El constructor afirma que no es el propietario de los 410 cuadros requisados por la Policía en oficinas de Arenal 2000

El nuevo coletazo del caso Malaya que supuso esta semana la incautación de 410 obras de arte en una de las oficinas de Rafael Gómez por parte del Cuerpo Nacional de Policía obligó ayer al empresario cordobés a comparecer públicamente para defender su inocencia y la "transparencia" con la que se desarrollaron los hechos. El promotor negó su relación con el ex asesor de Urbanismo del Ayuntamiento de Marbella, Juan Antonio Roca, con un rotundo "nuestro vínculo es cero" y aseguró sentirse una víctima de un caso que se inició hace tres años y que suma más de un centenar de personas detenidas. Gómez, imputado en la operación contra la corrupción urbanística marbellí, abundó en que no tiene "nada que ver" con la trama y negó que las 410 pinturas encontradas en la oficina del Parque Joyero estuvieran vinculadas con un pago de Roca.

El constructor, que sostiene que desconocía el número de cuadros que habían sido almacenados en las dependencias de su empresa, subrayó que actuó de "buena fe" al intentar pagar con obras de arte parte de la deuda que mantiene con la Agencia Tributaria, ya que carece de dinero en efectivo y la legislación vigente no contempla la posibilidad de recurrir a los inmuebles para realizar este abono. Gómez reconoció que contactó con algunas personas que estaban interesadas en intercambiar sus cuadros por inmuebles sin saber que estas pinturas forman parte, precisamente, de la garantía de pago de la fianza de sus titulares, Carlos Sánchez y Andrés Liétor.

El constructor, conocido como Sandokan, relató que recibió las primeras obras de arte hace 15 días en espera de la llegada de los peritos del Ministerio de Cultura para proceder a la tasación de las piezas y conocer la cantidad que podría restarse a la deuda que mantiene su empresa, Arenal 2000.

Tras la incautación de las obras de arte por parte de la Policía Nacional, que se produjo antes de la llegada de los peritos del Ministerio de Cultura, el empresario cordobés descartó cualquier tipo de responsabilidad ya que "ninguno de los cuadros era de nuestra propiedad". Sin embargo, Gómez consideró que existe una perseución por parte de algunos medios de comunicación. "Sandokán, como así me nombran, se siente machacado y me moriré con el daño hecho", declaró el empresario que fue detenido por el caso Malaya. Rafael Gómez aseguró que tiene la "conciencia muy tranquila" y que continuará "luchando contra viento y marea".

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