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Andalucía

"Reivindico el derecho de las mujeres a ser mediocres"

  • Las diferencias salariales en Andalucía por razón de sexo son del 30%

Guarda como recuerdo de su aterrizaje en el Insalud, en los años 90, una pregunta, "¿está usted casada?", que a nadie se le ocurrió plantear a los hombres presentes. Ahora es una de las dos mujeres con cargo de viceconsejera en el Gobierno de Manuel Chaves.

-Un informe realizado por su Consejería sobre los costes laborales en Andalucía entre hombres y mujeres revela que los de éstas son más bajos y que tienen casi vedados los puestos de dirección.

-Lo más llamativo de ese informe es la incoherencia entre la inversión que hace la sociedad para la formación de las mujeres, con tasas de idoneidad muy altas, y la poca traducción que tiene eso en el mercado de trabajo. Pese a que hombres y mujeres presentan credenciales formativas muy similares -los de las mujeres son, incluso, algo mejores- cuando se llega al mercado de trabajo, la mujer, o no está incorporada a éste o lo está en un puesto de trabajo por debajo de su cualificación. Además, cobran menos que sus colegas masculinos. Eso es incompatible con un desarrollo económico pleno de Andalucía.

-¿Cómo deben actuar los poderes públicos para revertir esa situación?

-Una obsesión de esta Consejería es movernos alrededor de datos, nunca por percepciones subjetivas. Cuando se aprueba el descanso por paternidad, el mensaje que lanzamos al empresario es que es igual contratar a un hombre o a una mujer porque la ausencia de éste del lugar de trabajo va a ser igual, y lo mismo ocurre cuando subvencionamos la contratación de las mujeres. Cuando vemos los resultados del estudio, muy sólido por la bases de datos tan amplia y la metodología utilizada, la sorpresa es que los empresarios no acaban de verlo así.

-Y, como consecuencia, las diferencias salariales entre hombres y mujeres que desarrollan un mismo trabajo se sitúan en el 30 por ciento.

-En efecto. Es preocupante que dos trabajadores, un hombre y una mujer, con la misma edad, la misma experiencia laboral, el mismo tiempo en la empresa y el mismo número de hijos tengan diferentes sueldos y que la mitad de esa diferencia salarial tenga que ver con su género. El estudio determina que la diferencia entre el coste laboral de una mujer y un hombre es de 750 euros mensuales: la mitad de ese dinero es por el hecho de ser mujer. Cuando el empresario contrata a una mujer lo hace a menos coste pensando en que le va a costar más.


-La Administración es punto y aparte.

-Porque en ella se dan condiciones de objetividad y no existe la discrecionalidad. Los sueldos, en segundo lugar, están prefijados y no es posible establecer diferencias por sexos. En la Junta de Andalucía se está haciendo un esfuerzo por llegar a la paridad en los puestos directivos, aunque depende también de las consejerías. En cuanto al Parlamento, es paritario, como la mayoría de las cámaras legislativas.

-El consejero de Economía, José Antonio Griñán, ha dejado abierto a modo de interrogante el sentido de los incentivos a la contratación de mujeres. ¿Puede haber cambios en estas ayudas?

-El informe se ha concluido hace apenas un mes y lo que nos abre es un camino para la reflexión. Vamos a remitirlo a las universidades y a los agentes sociales para que lo valoren y hagan sus aportaciones. Vamos a ver si el estudio sirve para que las personas que toman decisiones sean conscientes de los costes laborales y tomen nota.

-¿Hay diferencias con otras comunidades autónomas?

-Las conclusiones son válidas para toda España. Andalucía no se diferencia del resto del mundo en cuanto a sus empresas y los datos son coherentes con el perfil del trabajador en otros lugares.

-¿Qué reacción espera que tengan los agentes sociales?

-Se sorprenderán de los resultados del informe, como lo hicimos nosotros, y harán sus propios estudios. Lo que hacemos nosotros es analizar la información y ponerla a disposición de la sociedad. Desde que empezamos esta dinámica puedo decir con agrado cómo se ha multiplicado el número de empresas y universidades que hacen estudios sobre igualdad. También cuenta el eco que este tema tiene en los medios de comunicación. Esos movimientos irán configurando cambios, sin duda.

-¿Qué ocurre para que la mayoría de los licenciados universitarios sean mujeres y, sin embargo, en las empresas la presencia femenina en los puestos de dirección sea aún escasa?

-La incorporación de la educación de cero a tres años al calendario escolar es un elemento nuclear para que la mujer se incorpore al mercado de trabajo. Muchas mujeres que trabajan deben estar al cuidado de los hijos pequeños y de las personas mayores. Los indicadores de esperanza de vida dicen que ésta es más alta en la mujer, pero cuando se observan los indicadores de esperanza de vida con calidad, se ve que ésta es más alta en los hombres porque las mujeres sufren enfermedades físicas y síquicas asociadas a la asunción de cargas familiares adicionales a las estrictamente laborales. Si a eso le añadimos que la mujer, cuando trabaja, suele ser la segunda renta de la familia, pues se suele pensar que no merece la pena seguir trabajando dejando una casa, a los hijos, pagando a una señora que los cuide…

-¿Y la consecuencia es...?

-El empobrecimiento de la mujer, no sólo laboralmente. En caso de que el matrimonio vaya mal, hace que no tenga derechos derivados para subsistir. La implantación de guarderías hace que las mujeres puedan emanciparse laboralmente, progresar en sus empresas. En cuanto al cuidado de las personas mayores, éste va a mejorar con la progresiva implantación de la Ley de Dependencia.


-¿Tiene la sensación de que a la mujer se le exige un plus de rendimiento y de eficacia laboral?

-Sin ninguna duda, sin ninguna duda. Espero que se me entienda bien, pero reivindico el derecho de las mujeres a ser mediocres.

-¿Ha sentido usted esa presión personalmente?

-En mí caso… no, pero sí sé de compañeras que lo han padecido. ¿Por qué una mujer tiene que precisar que está entre los más válidos a la hora de optar a un empleo? Hombres y mujeres deben tener las mismas cualidades. ¿O es que todos los hombres que contratamos son los más competentes?

-¿Es partidaria de las cuotas femeninas?

-En política existen cuotas provinciales, ideológicas, de edad y todas son válidas. ¿Por qué no cuando se habla de mujeres?


-¿Percibe que las mujeres se incorporan al mercado laboral cuando se han liberado de las cargas familiares?

-Sí, sí, por supuesto. Otra cosa que también marca mucho es que las mujeres tenemos estigmatizado que la casa y los hijos son nuestra responsabilidad y, cuando algo falla, nos sentimos culpables. Es una cuestión educacional, de raíz católica, no quiero que se entienda como una crítica a los hombres.

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