Andalucía

Susana, según Cataluña

  • Recelos, admiración, desaprobación, confianza... La líder del PSOE andaluz concita entre sus compañeros catalanes un abanico de opiniones

Susana Díaz clausuró ayer el congreso del Partido Socialista de Cataluña (PSC), que cierra su crisis institucional con la elección de Miquel Iceta como secretario general. Desde Cataluña se percibe a la andaluza como una líder fuerte, capaz e inteligente, pero respecto al problema catalán las opiniones se dividen entre quienes valoran que no lo entiende y que difícilmente aportará una solución viable, y quienes le piden que corrija "la deriva separatista" del PSC.

"Tengo la sensación de que en ella encontramos el ejemplo de un perfil joven que ejerce una política antigua", señala un miembro del PSC que apoya una consulta sobre el futuro encaje de Cataluña en España. Destaca un "liderazgo vertical" con sonrisa amable y puño de hierro. Respecto a la sección catalana del partido, Díaz representa al "nacionalismo español", lo que dificultará que las discrepancias sobre el proceso soberanista se resuelvan como al sector catalanista del PSC le gustaría. Aunque si en algo coinciden la federación andaluza y el partido catalán es en que "ambas creen que lo mejor para estas regiones es lo mejor para España".

En septiembre del año pasado, el PSOE aprobaba la Declaración de Granada, un texto que cumplía con las expectativas del PSC en ese momento, pero que no incluía su petición de que la reforma constitucional reconociera la pluralidad nacional del Estado. La fuente socialista piensa que será más difícil discrepar con la nueva ejecutiva de Pedro Sánchez, respaldada por Andalucía, en el tema catalán.

La opción que plantea la nueva ejecutiva de Iceta es la de celebrar una consulta previa, en la que se pregunte a los catalanes si creen que el gobierno de la Generalitat debe abrir una nueva vía de negociación con el Gobierno español para determinar el futuro de la comunidad. Pero la respuesta de Díaz es clara: en su última visita a Cataluña, en febrero de este año, calificó de "trampa" el discurso sobre el derecho a decidir y apostó por una vía federalista que no pasa por ningún referéndum.

La tradición en el PSC marca que alguien del PSOE clausure sus congresos. La presencia de Susana Díaz tiene dos lecturas: por un lado, su visita puede verse como un recordatorio de la línea marcada por la Declaración de Granada. Además, en el PSC consideran que sería más difícil explicar por qué no debería venir. Por otro, la voluntad del nuevo secretario general de los catalanes es presentar una imagen de unidad que simbolice la convergencia entre los dos partidos. La clave está en la reacción de los socialistas catalanes: escuchar el mensaje de Díaz, o dar un paso más y reivindicar un estilo propio. En 2007, el ex president José Montilla le espetó a Zapatero: "Los socialistas catalanes te queremos bien, pero más queremos a Cataluña".

El problema para el sector a favor de la celebración de la consulta es que Susana Díaz recuerda a Alfonso Guerra y su famosa frase: "Quien se mueve no sale en la foto". A esta facción le preocupa que no se apoye una consulta pactada con el gobierno, cuando las estadísticas muestran que un 80% de los catalanes quiere votar. Si el PSC se aleja de ese discurso, "puede representar a cada vez menos gente", apunta una fuente del partido.

La Federación Andaluza y el PSC han sido siempre los dos caballos ganadores del PSOE. Sin la victoria en estas dos comunidades, durante mucho tiempo se creía que el PSOE no podía gobernar. Pero tras la debacle en Cataluña en las generales de 2011, los catalanes han perdido peso y el sector andaluz se ha convertido en el "hermano mayor" y el PSC ha perdido autonomía.

Fuera del PSC, la figura de Susana Díaz suscita comentarios que van desde la desaprobación al voto de confianza. El conseller de Cultura, Ferran Mascarell, que abandonó el PSC para unirse al ejecutivo de Artur Mas, cree que Díaz es "antigua" y tiene un discurso "populista" de tintes anticatalanistas. "Recuerda a Juan Carlos Rodríguez Ibarra", zanja. "Creo que no cae mal, mantiene cierto crédito entre los catalanes", apunta Saúl Gordillo, periodista de El Periódico de Catalunya. Díaz representa "la renovación dentro de un orden". Valora su habilidad de reservarse y no acudir a la llamada para liderar el PSOE: "le honra no querer acumular cargos". Respecto a Cataluña, rechaza las comparaciones con Guerra o Ibarra y señala la evolución del PSC, que ya no representa una postura cerrada en el debate soberanista. Aunque considera que el PSOE puede seguir siendo un freno para sus compañeros catalanes, "que Díaz clausure su congreso significa que es importante para ellos".

La juventud de Díaz le otorga el beneplácito de la duda. Una fuente de Unió Democràtica de Catalunya la define como una política inteligente y carismática. En el partido que gobierna con Convergència Democràtica de Catalunya la ven capaz de aportar aire fresco a una nueva era en la política de los grandes partidos, cuya imagen se ha deteriorado con la crisis. Pero de nuevo, la opinión cambia respecto a Cataluña: "Seguramente no es más de lo mismo en todo lo demás, pero en el tema catalán sí". Sin embargo, esta fuente disculpa la supuesta falta de entendimiento, porque "para comprender el problema hay que vivir en Cataluña".

El proceso soberanista es y será un gran reto para la presidenta andaluza. Desde el PP, María José García Cuevas, diputada en el Parlament, estima que Díaz tiene la oportunidad de demostrar que "su convicción en la conveniencia de mantener España unida es sincera". Para la popular es la hora de trasladar a la acción política "lo que por ahora son solo buenas palabras". Para ello deberá "exigir" a la federación catalana "que se deje de complejos y guiños a los separatistas y se ponga al lado de los que defendemos sin tapujos una Cataluña plural dentro de España". Espera que la líder socialista demuestre ser una persona "coherente y valiente" para "corregir el rumbo equivocado del PSC". Con el apoyo de los socialistas catalanes, "la defensa de la legalidad y el Estado de Derecho que hace el PPC sería más fuerte" y eso ayudaría a que más catalanes se atrevieran a "oponerse públicamente a la locura fomentada desde las instituciones catalanas".

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