DIRECTO Jueves Santo en Sevilla, en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

estado de bienestar | descontento por las carencias en los servicios públicos

Las costuras de la Junta revientan a destiempo

  • Las protestas en el sector hospitalario coinciden con el aumento del presupuesto y del personal después de los años de recortes provocados por la crisis económica

Un hombre sostiene una pancarta durante la multitudinaria manifestación del pasado 27 de noviembre en las calles de Granada.

Un hombre sostiene una pancarta durante la multitudinaria manifestación del pasado 27 de noviembre en las calles de Granada. / pedro hidalgo

Preocupados? "Sí, y ocupados." El vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, admite que las multitudinarias manifestaciones que se han venido sucediendo en Granada a raíz de la fusión de sus dos hospitales, así como el reflejo que éstas tienen en Huelva y en Málaga, "preocupan y ocupan" al Gobierno andaluz. La sanidad pública andaluza, que ha sido la bandera de los gobiernos de la Junta desde hace décadas, es un hervidero, como también lo puede ser la educación, el otro pilar donde reposa el relato socialdemócrata de los socialistas del sur. Un miembro del Gobierno sostiene que si bien las protestas ciudadanas por la gestión sanitaria han sido masivas y son muy mediáticas, en el sector de la educación hay una crisis larvada que es más preocupante; de algún modo, sostiene esta fuente, lo primero se puede arreglar en una mesa de negociación, lo segundo, obliga a revisar un sistema que viene notando un desgaste desde hace una década, su síntomas son profesionales descontentos y rendimientos escolares bajos.

Las costuras parecen haber reventado, pero a destiempo, el Presupuesto andaluz no aguantaba ya más ajustes, la Junta corría peligro de gripar. Sin embargo, y en contra de lo que pudiera parecer, es ahora, con las protestas en la calle, cuando el tiempo de los recortes ha quedado atrás. 2016 ya fue un año de recuperación. 2017 será mejor. Con 9.304 millones de euros de presupuesto, 448 más que en 2016, la sanidad andaluza ha vuelto a recobrar los niveles presupuestarios de antes de la crisis, también se recuperan los sueldos y las contrataciones (2.500 nuevas plazas). El SAS y sus profesionales, también los usuarios, han aguantado en silencio un recorte que llegó a ser en 2015 de 1.000 millones de euros respecto a 2008, fue como si todos se hubiesen quedado en estado de shock, mientras en Madrid y en Valencia se cerraban hospitales, se privatizaban y se reducían plantillas, la Junta aguantó el temporal con una disminución de los sueldos. Pero es ahora, justo cuando vuelven a abrirse centros de salud, o nuevos hospitales como los que vienen en Ronda, La Línea y Vejer, cuando el malestar se deja notar. Granada es el paradigma de este fenómeno. Las protestas más grandes que se han vivido en esta ciudad coinciden con la apertura de un moderno hospital, el del Campus de la Salud, 246 millones de euros de inversión, a causa de una fusión que convierte a los dos hospitales, el otro es el Virgen de las Nieves, en uno solo, cada uno especializado en materias que no están compartidas. Una pésima gestión de una reforma no contrastada llevó los problemas de rodaje administrativo y médico hasta los usuarios; un desastre sin paliativos que hacía que el paciente, por ejemplo, tuviera que ser trasladado de un hospital a otro, una vez atendido en las urgencias, en función de la dolencia que padeciese.

Los malos resultados que el informe PISA arrojan sobre Andalucía en 2015 abundan en este cuestionamiento de las políticas de bienestar del PSOE andaluz. Y si bien en el asunto sanitario, tanto el Gobierno como el PSOE han contestado con humildad, sus dos consejeros-catedráticos, los de Economía y Educación, Antonio Ramírez de Arellano y Adelaida de la Calle, han intentado rebatir los resultados del PISA con un ataque al informe; a una de sus resposables, Monserrat Gomendio, número dos del departamento de Educación de la OCDE y esposa del ex ministro José Ignacio Wert, y al secular atraso económico andaluz. No uno, sino dos, dos consejeros han comentado con este medio que a sus "compañeros catedráticos" les ha faltado, al menos, "un poquito de auotocrítica".

Preocupados y ocupados, cuenta Jiménez Barrios, porque el Gobierno andaluz ya se ha puesto a negociar la fusión de Granada, previa paralización del programa; hizo dimitir al director gerente del hospital Campus de la Salud, Manuel Bayona, y se está sentando con todos los profesionales implicados. "Uno a uno", sostiene el vicepresidente. Y ocupados porque admiten que en Educación hay que poner en marcha el plan de calidad, y revisar el funcionamiento de toda la maquinaria a la vez que en España se comienza a negociar un pacto entre todos los partidos, una vez enterrada la Lomce.

Las manifestaciones de Granada, que han sacado a la calle en cada una de las tres a unas 50.000 personas, pillaron por sorpresa al Gobierno de Susana Díaz. Lo que menos le convenía a la presidenta de la Junta en estos momentos era una respuesta en la calle a lo que ha sido el emblema de su partido. Un grupo de plataformas de profesionales y ciudadanos y un médico peculiar, Jesús Candel, apodado Spiriman en las redes sociales, han puesto al Gobierno en vilo. A pesar de las dimisiones y de la paralización de la fusión, Candel está llamando en las redes a una concentración en Jaén el viernes, justo el día y junto al lugar donde Susana Díaz celebrará con José Luis Rodríguez Zapatero un mitin para conmemorar la ley de la dependencia. Hace dos semanas, la presidenta transmitió a su equipo de la Consejería de Salud el siguiente mensaje: "O lo resolvéis en dos semanas, o lo resuelvo yo". La fusión se ha paralizado y las mesas se han abierto, pero Spiriman quiere dimisiones, que se vayan los que él llama "ideólogos" de la fusión y, en especial, el viceconsejero de Salud, Martín Blanco, centro de sus críticas. Blanco y Candel son viejos conocidos, el viceconsejero procede de Granada, como el consejero, Aquilino Alonso, que milita en el PSOE de Loja. Pero Candel no se detiene ahí, quiere fuera de sus cargos a un director médico, a jefes de servicios, una purga en profundidad.

Candel es el ejemplo de esta nueva era. Un médico, sin filiación partidista, aunque volcado en una ONG de ayuda a niños con problemas, se hace un activista de masas gracias a la audiencia exponencial que ofrecen las redes sociales. Youtube y Facebook son sus instrumentos; la sencillez del mensaje, un arma de destrucción masiva. "Granada tiene que recuperar sus dos hospitales", insiste. No se ha cerrado ninguno; es más, se abierto uno y mejor para sustituir al viejo Clínico, pero todos sus seguidores comparten que la idea de que la fusión, administrativa y médica, es un paso atrás. Spiriman, apodado así por un juego que inventó su abuelo, el Spiribol, no quiere parar, ahora va a por Susana Díaz en donde más pueda dolerle, que es en Jaén. Para algunos es la somatización del perfil del populista, otros le acusan de estar rendido a Podemos y al PP, aunque ninguno de estos partidos cuenta con esa capacidad de movilización. No obstante, ya hay muchos profesionales en Granada que se han puesto a negociar con la Junta, de ahí que él, en uno de sus vídeos, ataque a "traumatólogos y neurólogos", los supuestos beneficiados del nuevo hospital. Sí llama la atención su capacidad de organización, de eso sabe; en Granada se han abierto mesas para inscribirse en los autobuses de esa ciudad que saldrán el viernes en dirección a Jaén.

Por distintos motivos, Huelva y Málaga podrían seguirle. Son casos diferentes. En Málaga, la segunda ciudad de Andalucía, se aspira a contar con un tercer hospital, pero no se han producido manifestaciones de importancia. Huelva arrastraba un problema que ya ha sido solucionado, aunque la resaca sigue. Por si fuese poco, la Consejería de Salud no ha llegado aún a un acuerdo con el grupo privado Pascual, con quien tienen conveniada la atención hospitalaria de varias ciudades andaluza. La firma Pascual tampoco es una lega en asuntos de opinión pública y ha sabido moverse en estas aguas revueltas. El número dos del PSOE, Juan Cornejo, acusó a este grupo de pagar autobuses para llevar a su personal a una de las manifestaciones de Huelva. En esta provincia hay desde hace tiempo la sensación de que se tiene una sanidad pública de segunda, un escalón por debajo de la de Sevilla, a donde hay que derivar a algunos pacientes en función de unas patologías muy concretas.

Como en el caso de Huelva, en Granada también es un problema provincial. Más grave. Aunque no es una competencia de la Junta, la capital del Darro lleva meses sin trenes, el ferrocarril llega a Bobadilla y desde allí a Granada hay que ir en autobús, o al revés. Es un despropósito aún mayor que la fusión hospitalaria, y el problema es que no volverá a contar con este transporte hasta que finalicen las obras de un tramo del AVE. Efectivamente, no es competencia de la Junta, pero cuando el ciudadano sale a la calle no discrimina entre una y otra administración. Cuentan en el Gobierno que Susana Díaz fue una de las primeras en advertir lo que se cocía entre los profesionales de la sanidad pública. Ella es usuaria asidua, y una de sus hermanas trabaja desde hace años en una contrata de limpieza del SAS. Aun así nadie podía imaginar que Granada reventase con tanta fuerza. El consejero de Salud, Aquilino Alonso, tiene el encargo de apagar los fuegos, aunque nadie se plantea que dimita. No fue él, sino la actual titular de Hacienda, María Jesús Montero, quien puso en marcha la política de fusiones hospitalarias. En Sevilla no fue del todo mal, aunque sólo fue administrativa, y en Jaén y Córdoba apenas se notó. Pero no hay que dar nada por cerrado, los hospitales y los colegios son la razón de ser del Gobierno socialista.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios