Hace escasos días el Servicio de Vigilancia Aduanera presentaba sus dos nuevas lanchas, dos embarcaciones de tres motores destinadas a luchar en igualdad de condiciones contra los narcotraficantes. En la madrugada de ayer, tres encapuchados intentaron quemar las embarcaciones de rociándolas con gasolina. Solo la aparición de los vigilantes de la dársena evitó una catástrofe en una zona con varias embarcaciones -junto a Vigilancia Aduanera se encuentran las de la Guardia Civil- y combustible.

El suceso ocurrió pasada las seis y media de la mañana. Tres personas con pasamontañas y gorras accedieron a la dársena en la que están las embarcaciones a bordo de una narcolancha y se abarloaron junto a una de las embarcaciones de Vigilancia Aduanera. Con una garrafa rociaron la patrullera, pero no llegaron a prenderle fuego. Uno de los vigilantes los descubrió y emprendieron la huida, no sin antes lanzar al aire una amenaza, algo similar a un "os debemos una". La investigación la está realizando la Guardia Civil y sigue abierta.

El intento de los narcos es la réplica a la incorporación a los servicios de Vigilancia Aduanera de dos patrulleras muy rápidas y potentes que pueden competir con las narcolanchas, algo que hasta ahora no podía ocurrír. Las dos nuevas lanchas, de 11 y 12 metros de eslora, poseen tres motores fueraborda cada una que les dan la capacidad -en condiciones de mar en calma, con los cuatro tripulantes y los tanques de combustible y agua llenos- de alcanzar los 60 nudos (unos 111 kilómetros por hora). Han supuesto un millón de euros de inversión y han servido para renovar una flota compuesta por sólo cuatro embarcaciones, una de las reivindicaciones que hacen los efectivos de Vigilancia Aduanera.