Andalucía

Un policía nacional fallece tras ser apuñalado por un indigente

  • El agente Francisco Díaz iba a detener al mendigo por una reclamación en vigor y éste reaccionó clavándole un cuchillo en el pecho Hubo un tiroteo con tres heridos.

El policía nacional Francisco Díaz Jiménez, de 33 años, falleció anoche en el Hospital Regional de Málaga dos horas después de haber sido apuñalado supuestamente por un indigente alemán, cuyas iniciales son S. R, cuando el agente procedía a su detención en la calle Frigiliana de la capital al constarle una reclamación en vigor. El policía fallecido fue trasladado por una herida de arma blanca en el pecho y entró en el hospital en estado crítico. Los facultativos le operaron de urgencia, pero no pudieron salvarle la vida. Durante el altercado se produjeron varios disparos y hubo otras tres personas heridas de diversa consideración, aunque no de gravedad, entre las que se encontraba el supuesto agresor.  

Los hechos se iniciaron hacia las 19:10. Según relató la Policía Nacional en un comunicado de prensa, "el agente resultó herido cuando, junto a su compañero, se disponía a detener a un individuo al que le constaba una reclamación en vigor. Según las primeras investigaciones, esta persona, cuando se acercaban los dos agentes y sin mediar palabra, apuñaló en el pecho a uno de ellos". Según diversas fuentes, el mendigo, una persona considerada muy violenta y con problemas psiquiátricos según los informes de la Policía, reaccionó atacando al agente con el cuchillo. Intentó huir y, según explican varias fuentes, el compañero del agente herido hizo varios disparos para intentar retenerle. La Policía afirmó oficialmente que "el otro policía tuvo que hacer uso de su arma reglamentaria para repeler la agresión". Esos tiros, que pudieron realizarse al suelo, rebotaron y provocaron otros tres heridos. Uno de ellos era un joven de 31 años, con iniciales F.J.S.B, que fue trasladado al Hospital Regional con una herida en el hombro con pronóstico estable; otra era una mujer de 28 años, con iniciales M.R.C.C, que fue al Clínico con una herida en la cabeza de carácter superficial que fue dada de alta; y el tercero era el propio agresor.

Agentes desplazados a la zona y personal sanitario, según comentan las fuentes, intentaron taponar la herida del agente y le practicaron labores de reanimación, hasta que fue trasladado al hospital. El supuesto agresor fue detenido y le enviaron al Hospital Civil con herida de arma blanca y de fuego en el abdomen y el tórax. Según indicaron fuentes sanitarias, estaba estable dentro de la gravedad y fue trasladado a Carlos Haya.  Tenía cuatro heridas por arma de fuego, dos de ellas con orificio de entrada y de salida y otras dos de carácter superficial.

El suceso causó una gran conmoción entre los vecinos y entre todo el Cuerpo Nacional de Policía, que vio como un compañero falleció en acto de servicio. Decenas de agentes se desplazaron al lugar, acordonaron la zona y realizaron las labores de investigación pasadas las 19:00 sin saber aún qué suerte corría el policía herido.

Los vecinos se fueron agolpando junto al lugar de los hechos y se oían todo tipo de rumores. De hecho, lo primero que se contó era que alguien había intentado atracar una joyería, aunque luego se comprobó que no había ocurrido eso. Una hora después del suceso, varios agentes preguntaron a los vecinos que estaban tras el cordón en varias ocasiones si habían visto qué había ocurrido buscando testigos que aportaran más luz a la investigación. Varios de los vecinos comentaban entre ellos que habían escuchado "seis o siete disparos pero pensábamos que eran petardos". El despliegue policial fue amplio y hubo ciertas problemas de movilidad, lo que recordó a los vecinos el operativo que se produjo hace unos meses a apenas 200 metros de la calle Frigiliana cuando detuvieron al propietario de un negocio de comida rápida de la zona por ser supuestamente yihadista.

Fuentes policiales señalaron anoche que estaban organizando los preparativos para instalar una capilla ardiente en la propia Comisaría para velar el cuerpo del compañero previo a su entierro, cuya hora aún no había sido confirmada al cierre de esta edición.

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