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Andalucía

Un símbolo liberado de la indiferencia

  • En apenas cinco días, un portal web recoge casi 70.000 firmas para evitar lo que consideran una "apropiación" de la Mezquita-Catedral de Córdoba.

Ni los más optimistas pensaban que una campaña de recogida de firmas en internet arrancaría con la fuerza que lo ha hecho la iniciativa puesta en marcha por una plataforma con el fin de defender la Mezquita-Catedral, símbolo de Córdoba y uno de los monumentos más importantes del mundo. En realidad, los promotores de la idea quieren llamar la atención sobre lo que ellos consideran la intención del Obispado de Córdoba de "apropiarse" de este espacio religioso, de manera "que deje de emplearse sólo el término Catedral para referirse institucionalmente a todo el monumento". Añaden que Mezquita de Córdoba es su designación popular, universalmente conocida y la empleada por la Unesco al declararla Patrimonio Mundial en 1984 y que la simbólica de Mezquita-Catedral, acordada por unanimidad en pleno municipal como representante de la ciudadanía de Córdoba, "define con exactitud su esencia y realidad arquitectónica".

El apoyo a la propuesta ha sido tal que ha sorprendido a propios extraños, hasta el punto de que la plataforma que impulsa el proyecto (Plataforma Mezquita-Catedral de Córdoba: Patrimonio de tod@s) ni tan siquiera se ha presentado aún en sociedad, si bien algunos de sus miembros ya han avanzado que el colectivo cuenta con el apoyo de numerosas personalidades de la cultura y de la sociedad andaluza. Hasta el Cabildo Catedralicio, poco dado a responder a esta tipo de propuestas, ha anunciado que convocará una rueda de prensa para dar a conocer su postura en torno al uso de la Mezquita-Catedral, al menos desde el punto de vista lingüístico.

En cualquier caso, lo que está claro es el éxito, por ahora, de la petición de firmas a través de un portal especializado -Change.org-, cuyo director en España, Francisco Polo, reconoció públicamente el impacto que ha tenido la iniciativa, sobre todo en los tres primeros días de su puesta en funcionamiento. De hecho, ayer mismo se contabilizaban ya más de 67.000 rúbricas de apoyo a la iniciativa, si bien se insiste en que no hay fijado un número determinado de firmas a conseguir.

Lo que parece claro es que la postura del Obispado de Córdoba en este asunto en los últimos años ha ayudado en parte a que se generen este tipo de iniciativas, principalmente desde la llegada a Córdoba de Demetrio Fernández, mucho más partidario del uso exclusivo del término Catedral que cualquier otro para referirse al monumento, frente a la permisividad en este tema de sus antecesores en el cargo. Así, Fernández ya aclaró que "me parece mal" que se denomine sólo Mezquita a este patrimonio de Córdoba y que se confundía al visitante con esa denominación, por lo que solicitó incluso que se elimine el término de los carteles de información y de promoción turística. Pese a las críticas, el hoy obispo de Córdoba siempre se ha mantenido firme en su postura, no suele rehuir el tema cuando hay ocasión de preguntarle y ha dejado claro que su preferencia es que se utilice el nombre de Catedral, antigua mezquita, para el principal símbolo de la ciudad de Córdoba.

Frente a ello ha surgido esta plataforma, que en primera instancia quiere trasladar su petición tanto a la Junta de Andalucía como a la Unesco y recuerda que este monumento fue declarado por la Unesco patrimonio mundial hace ahora 30 años. Sin embargo, apuntan que "ante los continuados intentos de apropiación jurídica, económica y simbólica por el Obispado de Córdoba, incumpliendo gravemente los principios que inspiraron dicho reconocimiento, desde la ciudadanía pedimos la intervención de las administraciones públicas y de la Unesco con el fin de preservar del peligro que corre su declaración como Patrimonio Mundial".

Pero este colectivo en ciernes pretende ir más allá de las cuestiones lingüísticas y defiende que el reconocimiento jurídico de la titularidad pública del inmueble, con el argumento de que la Mezquita-Catedral es propiedad de la ciudadanía, Bien de Interés Cultural, Monumento Nacional y Patrimonio Mundial, por lo que a juicio de los impulsores de esta campaña "cualquier acto de apropiación privada carece de valor jurídico al tratarse de un bien de dominio público". Reclaman además que este edificio sea gestionado por un patronato público, así como que se elabore un Código de Buenas Prácticas "para evitar acciones que perjudiquen tanto a la imagen y significado del monumento, como a los intereses generales de Córdoba, Andalucía y España, al ser uno de los tres monumentos más visitados del Estado". Incluso plantean que se revise el expediente en la Unesco o que el Defensor del Pueblo, el Parlamento europeo o el mismo Papa Francisco sean conocedores del asunto. Y es que la grandeza de la Mezquita-Catedral no deja indiferente a nadie.

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