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Andalucía

El trópico era nazarí

  • Pocos lugares dan la posibilidad de esquiar y practicar submarinismo con sólo recorrer varios kilómetros

  • El clima de la costa de Granada atrae cada año a más visitantes

Granada tiene un mar tranquilo que casi besa la montaña. Un trozo de Caribe en la provincia donde las montañas de Sierra Nevada, con la naturaleza detenida y suspendida de los barrancos de la Alpujarra se unen a una ciudad donde entre la Alhambra, el Generalife o el Sacromonte se esconden rincones para descubrir poniendo en práctica el turismo lento.

Almuñécar, Salobreña, Calahonda o Motril ofrecen el turquesa de sus aguas para los visitantes que buscan la combinación de playa y pueblo, porque la playa es sólo un atractivo más de estas localidades donde las leyendas de pescadores y marineros forman parte del paisaje urbano y humano.

Un litoral de 73 kilómetros bordeado de pequeñas calas y decenas de playas con un clima tan característico que hace dos siglos era el único lugar de Europa donde se cultivan frutos tropicales como el mango, la chirimoya y el aguacate. Nombres que evocan sabores y lugares exóticos y que, sin embargo, son propios de uno de los rincones más privilegiados de Andalucía, la Costa Tropical.

Diecinueve municipios donde disfrutar de la costa granadina y de su historia. Como ocurre en Almuñécar. Fundado por los fenicios unos mil años antes de Cristo con el nombre de Sexi, conserva restos de una fábrica romana de salazones, cinco tramos de acueducto y un castillo árabe.

Otra parada en la costa es Motril, la mayor población de la provincia tras Granada. Entre sus monumentos destaca el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, construido sobre el antiguo palacio de recreo de la reina Aixa, madre de Boabdil, el último monarca de la dinastía nazarí.

Las casa blancas de Salobreña y el castillo árabe que remata la colina dan la bienvenida a los viajeros. Desde su cima se tiene una privilegiada vista de Sierra Nevada, el Mediterráneo y la fértil vega. Cuando Boabdil dejó su llorada Granada, tenía delante un mar que le llevaría lejos de su tierra. En los jardines del hotel Salobreña está la torre del Cambrón, la última tierra granadina que, según la leyenda, pisó el rey moro antes de embarcarse hacia su exilio africano.

Junto a las playas de Salobreña, Motril y Almuñécar existen pequeñas y tranquilas calas situadas en Albuñol, Castell de Ferro-Gualchos y La Mamola-Polopos. Cerca están Albondón, Ítrabo, Jete, Lentejí, Los Guájares, Lújar, Molvízar, Murtas, Otívar, Rubite, Sorvilán, Turón y Vélez de Benaudalla, donde la naturaleza es uno de sus principales atractivos.

Además de mar y cultura, la Costa Tropical ofrece infinidad de posibilidades, como la práctica del golf, el parapente, el senderismo en los pueblos situados tierra adentro, el submarinismo en los ricos fondos de Cerro Gordo y los deportes náuticos, que tienen su centro en el puerto deportivo de Marina del Este (Almuñécar) y en el Club Náutico de Motril.

Las playas granadinas y, en concreto, lugares como Castell de Ferro, Calahonda, Marina del Este o La Herradura llevan décadas siendo el paraíso de los submarinistas, tanto por la riqueza de sus fondos como por los parajes naturales en los que están situados.

La separación de la costa, sobre todo en Almuñécar, con peñones y cerros más o menos abruptos hace posible que aparezcan numerosos acantilados que llegan hasta el mar y que se convierten en escenario idóneo para la práctica del buceo. Algunos de estos lugares son Punta de la Mona, Tres Picos, la Cueva de Cerro Gordo, las Grutas de Cantarriján, las Piedras Altas, etc., a los que se unen el Paraje Natural Acantilados de Maro-Cerro Gordo, en La Herradura. En las profundidades de este relieve costero de 395 hectáreas, formado por la erosión, crecen valiosas praderas de posidonia. La Costa Tropical y lugares concretos como Castell de Ferro, Calahonda, Marina del Este o La Herradura llevan décadas siendo el paraíso de los submarinistas, tanto por la riqueza de sus fondos marinos como por la belleza de los parajes naturales. Y es que, se puede disfrutar del deporte submarino y por encima del agua como la Escuela de Windsurf Granada en Vélez de Benaudalla.

El turismo activo es otra de las razones para disfrutar de Granada: parapente, windsurf, moto acuática, avistamiento de cetáceos, escalada, kitesurf, etc. El único campo de golf de la zona se encuentra en Motril.

Para los amantes del barranquismo está Río Verde y para los que prefieren la escalada, siguiendo el curso del río Guadalfeo cerca de Vélez de Benaudalla, se encuentra el Tajo de los Vados, hay zona de escalada con más de 200 metros de altitud y 200 vías en varias paredes.

Y en el terreno gastronómico, pocos lugares en España como este para comprobar como la fruta del terreno es el mango, las chirimoyas, los aguacates y otras más propias de países del Caribe que del campo andaluz. Tampoco faltan los pescados de roca como el pargo y el sargo y mariscos como la quisquilla. Para completar una comanda local, nada mejor que el café, el ron de caña que también se elabora en la costa tropical.

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