El dióxido de carbono (CO2) es el principal causante de la contaminación atmosférica y los países han acordado reducir las emisiones en los próximos años. Sin embargo, el CO2 también tiene una vertiente positiva, hasta el punto que se le pueden dar usos sorprendentes como la obtención de fármacos como la aspirina, la conservación de alimentos, la extracción de cafeína o la creación de nuevos tipos de materiales. "El uso es espectacular y España tiene muchas opciones de desarrollo", explicó ayer Javier Alonso, presidente de la Plataforma Tecnológica Española del CO2.
Este experto subrayó que el CO2 se puede capturar, transportar en tuberías e inyectarlo en el suelo para su almacenamiento permanente, de forma que se podría reducir entre un 15 y un 30% la emisión a la atmósfera. Alonso aseguró que España está en una buena posición investigadora en los tres aspectos.
El presidente de esta plataforma participó ayer en Transfiere en una jornada llamada Iniciativas tecnológicas prioritarias en el sector energético español en la que también se analizaron los retos presentes y futuros de otros segmentos energéticos como la geotermia, el hidrógeno, la energía nuclear o la solar térmica y fotovoltaica. En este último caso, por ejemplo, Juan Avellaner, miembro del comité ejecutivo de la Plataforma Tecnológica Española Fotovoltaica, indicó que el crecimiento mundial que se ha producido en esta área "era impensable" hace una década y recomendó guiar mejor la inversión en investigación porque "no podemos dilapidar recursos en investigaciones que no interesan a nadie y que no generan empleo". Avellaner subrayó que es "imposible" fabricar células fotovoltaicas en España, Europa o Estados Unidos por el bajo precio de las chinas, aunque sí destacó la capacidad de innovación y desarrollo nacional.
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