Copago versus Igualdad

Sin una verdadera igualdad no podremos vencer los problemas de nuestras sociedades

El globo sonda es una de las prácticas más habituales de la política profesional de este país, es una forma mezquina de huir de cualquier debate maduro. Suelto y escucho, después matizo, aflojo o me desdigo. Acabamos de sufrirlo con la ministra de Sanidad, quien ha manoseado algo más el eufemismo del copago para ver si cuela. Más allá de molestarme el comprobar que vuelven a llamarme tonto con las formas elegidas, la insinuación aireada vuelve a poner en riesgo el principio de Igualdad como elemento fundamental de nuestra sociedad y nuestros servicios públicos, y pedir a la ciudadanía que vuelva a pagar los medicamentos cuando ya aportan al erario público tras su declaración de la Renta, rompe la igualdad. Pagamos a la bolsa común en función de nuestras posibilidades, privilegiando un sistema social democrático, y después todos deberíamos disfrutar del acceso a los servicios de la misma manera, cualquier modificación en este sentido genera desigualdad, aunque sea por arriba. Además la experiencia en España y en otros países dice que estas medidas recaudatorias acaban penalizando siempre a las personas más enfermas, terminando por ser una barrera más e impidiendo que la comunidad sea solidaria con sus vecinos más necesitados.

Esta medida política es otro signo de cómo la globalización neoliberal se ha establecido en los diferentes gobiernos occidentales, los cuales siempre navegan hacia la segmentación como fórmula de gestión, generando por ende grupos sociales privilegiados frente a otros excluidos. Lo comprobamos continuamente, y no sólo en el ámbito de la sanidad, también en otros como en la acogida institucional de las personas que piden refugio huyendo de la guerra. Incluso compruebo con preocupación cómo esta forma de mirar al mundo cala ineludiblemente hasta nuestros microsistemas sociales, como por ejemplo cuando excluimos a escolares de las actividades porque sus padres indolentes no pagan las cuotas, o cuando alentamos comunidades de vecinos no gestionadas de manera mancomunada por la dificultad del acuerdo; toda praxis que nos aleja nos divide, aunque sea para pasar por caja.

No olvidemos que sin una verdadera igualdad no podremos vencer los problemas de nuestras sociedades, y cualquier cosa que atente contra ella nos empobrece, como privilegiar, separar o asustar.

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