El alcalde de Málaga se ha quedado compuesto y sin novia al reclamar, desde hace meses, la sede de la Agencia Europea del Medicamento para Málaga toda vez que la actual está en Londres y con el Brexit nos vamos a decir ambas partes goodbye tan ricamente, como cantaba Manolo García. Y así se ha quedado precisamente Málaga en este asunto, como un burro amarrado a la puerta del baile. Sin importarle a nadie.

Málaga hizo una petición que se puede entender justa, al margen de cual hubiera sido el resultado final, por su ubicación, conexiones aéreas, clima o capacidad de atracción de multinacionales pero ni el gobierno socialista de la Junta de Andalucía la tomó nunca en serio ni el gobierno central, del propio PP, le ha hecho caso alguno. De hecho, De la Torre está siendo una mosca cojonera en Génova porque la decisión estaba tomada desde hace meses: Barcelona.

No hay que ser especialmente listo ni perspicaz para darse cuenta de que ese empeño de Rajoy por apostar por la Ciudad Condal está directamente relacionado con las negociaciones entre el gobierno central y el catalán con la manida independencia como telón de fondo. El eterno chantaje de catalanes y vascos que está impidiendo el crecimiento de otras zonas de España, siendo Andalucía una de las más perjudicadas. Está claro que el que no llora no mama y el gobierno catalán es, desde hace décadas, un profesional del llanto que le está permitiendo conseguir rédito un día sí y otro también. Andalucía, en general, y Málaga en particular ha sufrido en sus propias carnes el traslado de industrias y ha tenido que ver cómo emigraban miles de personas a Cataluña porque allí había más porvenir. Ahora parece que Málaga ya tampoco tiene derecho a competir por la Agencia del Medicamento y que prácticamente debe arrastrarse por si queda alguna migaja de Barcelona que, dicho sea de paso, es posible que tampoco acoja finalmente esta sede porque hay otros países europeos interesados.

Luego vienen los tópicos y las crudas realidades. Que Andalucía tiene la mayor tasa de paro de Europa, que el salario medio es muy inferior al de otras comunidades autónomas, que si es una región subsidiada... Pero las cosas no suceden por casualidad. Hay elementos políticos, sociales y económicos que desequilibran la balanza en favor de unos u otros territorios y parece que siempre llevamos malas cartas. Habrá que llorar más.

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