Anuario Joly

Tiempo de ajustes y reformas

Francisco J. Ferraro

Director Anuario Joly Andalucía

Cualquier balance anual viene informado por la importancia de los hechos ocurridos, pero también por la posición de quien realiza el balance, tanto del lugar desde el que observa como de su particular concepción del mundo, su sensibilidad o sus preferencias. Aún así, los balances van cambiando conforme los hechos se distancian en el tiempo, pues la perspectiva histórica permite tener en consideración la trascendencia de otros hechos, incluso de los que no fueron noticia, o de los que, como el desarrollo científico, económico o cultural, o los sentimientos sociales, se van acumulando para eclosionar por causas inmediatas a veces banales.

A pesar de esta relatividad, es probable que muchos analistas coincidan en seleccionar el tsunami de Japón y el posterior incendio de la central nuclear de Fukushima como la noticia más destacada de 2011. No sólo por la magnitud de la tragedia en vidas humanas (24.000 personas entre muertos y desaparecidos), sino también por la espectacularidad de sus imágenes, por la lección de dignidad del pueblo japonés y por las implicaciones para la industria nuclear del accidente. Probablemente otros analistas destacarían la 'primavera árabe' como lo más trascendente del año en el ámbito internacional, pues sus consecuencias siguen percibiéndose en 2012 e informarán el futuro de ese área del mundo. Otros analistas, sensibles a la situación de los más desfavorecidos del planeta, es posible que pusiesen el foco en la hambruna de Somalia, con las secuelas de muerte, desnutrición y éxodo, o en la reducción de muchos programas de ayuda al desarrollo como consecuencia de la crisis. Y algunos otros, más optimistas, encontrarán en los avances en la investigación (particularmente en el campo de la biomedicina, pero también en el de la nanotecnología, las telecomunicaciones o los nuevos materiales) un futuro de esperanza para ir construyendo un mundo más humano y respetuoso con nuestro entorno.

En esas dinámicas acumulativas, en las que no siempre se distinguen hitos singulares, hay que destacar el extraordinario desarrollo de buena parte de Asia en las últimas décadas, a la que el Anuario Joly Andalucía viene prestando singular atención en sus anteriores ediciones, y también en la presente, con artículos sobre China, India y la Asociación de Naciones del Sureste Asiático. También sobre África y América encontraran los lectores información, estadísticas y sugerentes análisis.

En el balance internacional del año necesariamente tiene que tener relevancia Europa, y no sólo por nuestra pertenencia al continente, sino porque el comportamiento de la economía europea en 2011 ha sido una de las mayores preocupaciones para los dirigentes de todo el mundo. Cuando se cumple el décimo aniversario de la implantación del euro, su balance es mucho menos brillante de lo que se podía imaginar. Si bien ha contribuido a facilitar los intercambios europeos y la estabilidad de precios, el diseño de una unión monetaria sin política económica compartida está en la base de la dificultad diferencial con la que se ha enfrentado Europa a la crisis financiera en relación con otros países, a lo que debe sumarse la impericia de los gobernantes en el diseño de una la política económica consistente desde el inicio de la crisis. Lo cierto es que, después de la tímida recuperación de las economías europeas en 2010, se esperaba que en 2011 la recuperación se consolidase, pero la crisis de la deuda soberana se extendió a España e Italia, después de que se comprobase la inviabilidad de los planes de rescate para Grecia, poniendo de manifiesto la interconexión de la deuda soberana y el riesgo bancario. La desconfianza abortó los indicios esperanzadores de recuperación en los primeros meses del año, iniciándose un proceso de desaceleración que conducirían a final de año al inicio de una nueva recesión.

La crisis económica en Europa, además de sus manifestaciones más genuinas, como la contracción de la renta, el aumento del paro o el cierre de empresas, trajo consigo consecuencias políticas. Si en años anteriores habían propiciado cambios en gobiernos, como los de Portugal, Grecia, Irlanda o el Reino Unido, en 2011 provocó la caída de los gobiernos de Berlusconi en Italia y Papandreu en Grecia, con la particularidad de que los correspondientes parlamentos han tenido que confiar a dos "tecnócratas" (Mario Monti y Lucas Papadimos) el enderezamiento de la situación económica de sus países.

También en España la crisis precipitó un cambio político de envergadura. Al tardío reconocimiento de la crisis por el gobierno de Rodríguez Zapatero y su inadecuada gestión, se unió la falta de colaboración del Partido Popular, por lo que el creciente deterioro económico y político propició un fuerte castigo al Partido Socialista en las elecciones autonómicas y municipales de mayo, y forzó la convocatoria de elecciones generales anticipadas en noviembre, que se saldarían con una contundente victoria del Partido Popular. La débil recuperación económica de los primeros meses del año no pudo compensar el deterioro económico desde el verano ni evitar que el paro se disparase a nuevos niveles históricos. En consecuencia, otros hechos que hubiesen destacado en otros años, como el cese definitivo de la violencia de ETA después de más de 800 asesinatos y 50 años de actividad, pasaron casi inadvertidos, mientras que el movimiento de los indignados del 15-M se expandió desde España a buena parte del mundo, significando una luz efímera de protesta frente al deterioro institucional y económico del país. También a lo largo del año emergieron nuevos casos de corrupción y se juzgaron algunos otros, aunque no parece que hayan tenido una influencia significativa en los resultados electorales.

Los compromisos de estabilidad presupuestaria obligaron a frenar el gasto público, aunque el escenario electoral invitaba a los diferentes gobiernos a lo contrario, por lo que la resultante no fue positiva ni en términos de estabilidad presupuestaria (el déficit público se elevó a final del año al 8,5% frente al 6% comprometido) ni de estímulo de la actividad (con una contracción del PIB del 0,3% en el último trimestre), deparando un reto al país prácticamente imposible: reducir en 5,5 puntos el déficit público en dos años en un escenario recesivo y, por tanto, con reducción del PIB, del empleo y de los ingresos tributarios.

Un escenario que se agrava en Andalucía, donde todos los indicadores relevantes ponen de manifiesto un comportamiento más negativo que la media europea y española en los años de crisis: contracción del PIB y de la renta por habitante más intensa, paro mucho más elevado, mayor endeudamiento y pérdida de competitividad.

Este conjunto de circunstancias van a seguir frenando el consumo y la inversión de las familias y las empresas andaluzas, mientras que el sector exterior sigue manteniendo un elevado saldo negativo a pesar del notable aumento de las exportaciones y la reducción de las importaciones. Por su parte, el sector público, con un peso en la economía andaluza superior a la media nacional, no sólo no va a poder jugar un papel anticíclico, sino que los compromisos de estabilidad presupuestaria van a obligar a sustanciales reducciones en relación a los presupuestos autonómicos aprobados. Estas restricciones plantean retos considerables para los andaluces y, en particular, para el gobierno regional, retos a los que ha de sumársele el de la imprescindible redefinición de las políticas que se han mostrado ineficientes por otras que tengan como objetivo la mejora de la competitividad. Unos retos muy complicados de abordar en el escenario político resultante de las elecciones autonómicas del 25 de marzo.

Aunque la economía y la política han dominado el escenario nacional y andaluz en el último año, el Anuario se completa con las habituales secciones de sociedad, cultura, deportes y provincias. Entre las informaciones, análisis y estadísticas que contienen estas secciones lo que destaca en común son los recortes generalizados: en sanidad, en educación, en servicios sociales, en cultura, en investigación,... Recortes que estuvieron contenidos hasta las elecciones autonómicas y municipales, pero que desde entonces vienen generalizándose, y sin duda, se habrán intensificado cuando este Anuario llegue a sus manos una vez celebradas las elecciones andaluzas y presentados los nuevos Presupuestos Generales del Estado. Los recortes de gasto generarán el lógico malestar entre los beneficiarios directos, pero serán inevitables en un país que, simplemente, no puede pagar más gasto público. Entre todos ellos se debe ser particularmente prudentes con la reducción de los gastos en investigación, desarrollo e innovación, ya que muchos programas requieren continuidad en el tiempo y serán determinantes para el bienestar y la competitividad futura del país.

Como viene siendo habitual, los éxitos deportivos aportan algunas dosis de autoestima al decaído ánimo español. En concreto, el nuevo triunfo en la Copa Davis de tenis, el campeonato del mundo de hockey sobre patines, el Europeo de baloncesto masculino o, en el ámbito andaluz, el ascenso del Betis y del Granada a la primera división del fútbol nacional, en la que ya competían el Sevilla y el Málaga. Otros muchos equipos andaluces, de empresarios, responsables públicos, trabajadores, investigadores, sanitarios, periodistas, docentes, artistas... de excelencia se necesitarán para que se supere este difícil año 2012 y empecemos a escalar posiciones para alcanzar la división de honor.

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