El Garrobo -junto a Aznalcóllar, Castilblanco de los Arroyos, El Castillo de las Guardas, Gerena, El Madroño y El Ronquillo-, conforman la Comarca Corredor de la Plata. Al sur de España, es la zona más noroccidental de la provincia de Sevilla, siendo cruce de caminos y de acceso hacia Portugal, Extremadura y la capital Andaluza a través de la A-66 Vía de la Plata-Sevilla-Gijón. El municipio garrobeño, a casi 40 kilómetros de la capital hispalense destaca por la ganadería donde, aseguran desde COAG (Coordinadora de organizaciones de Agricultores y Ganaderos), fundamentalmente encontramos porcino, ovino, caprino y apícola, con algunas zonas de asentamientos de colmenas.

Según el alcalde de El Garrobo, Bernardo Alcón Moreno, "el Ayuntamiento cuenta con unas 80 parcelas que alquila por un módico precio-unos 10 euros- a los vecinos del pueblo que tienen explotaciones ganaderas. De esa manera, incentivamos el uso de estas tierras y ayudamos a fomentar un sector que está en auge. De hecho, algunos ganaderos contratan dos o tres parcelas y, en ellas, también siembran cereal para su ganado". Además, continúa Alcón, "el que tiene cabras, vende la leche y deja parte de la misma para hacer cuajo y quesos. La producción suele ser consumición propia y pequeñas ventas que, no obstante, retroalimentan un segmento al que pertenece más del 30% de la población".

Recursos naturales. La excelente comunicación con la capital y la cercanía con núcleos poblacionales más amplios, hacen de El Garrobo un lugar idóneo para vivir y, al mismo tiempo, fomentar el autoconsumo del sector ganadero y agrícola. Al estar emplazado en una zona de sierra, este municipio que una vez estuvo bajo el paraguas de El Castillo de las Guardas, ofrece lugares bucólicos también para la agricultura.

En esa línea, comenta el alcalde, "hay bastantes huertos muy cercanos al Arroyo de las Cañas y la Fuente de la Estrella, que llevan agua natural que discurre continuamente. Los agricultores particulares, en este caso, riegan sus huertos con esta agua tan pura y el consumo familiar lo cubren sobradamente pudiendo vender, en muchos casos, los productos que generan".

Como pueblo rural que es El Garrobo, reconoce Alcón, "muchas madres y abuelas embotellan el tomate de esas huertas y lo esterilizan hirviendo los botes... Puede parecer muy rústico, pero os aseguro que ese tomate es oro y contribuye a una alimentación natural que se complementa con el aire puro y la tranquilidad de un lugar que sólo da beneficios a quien vive en él".

Así pues, concluye, se puede afirmar que con ayuda del ayuntamiento y, como un servicio público, "los ganaderos y agricultores garrobeños van creciendo paulatinamente gracias a los recursos naturales que tienen a mano".