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Arquitectura

Ejemplo de patrocinio privado

  • La Escuela de Equitación de Ronda funciona 435 años después de su fundación, la más antigua de España.

El pasado 27 de noviembre de 2008, el rey Don Juan Carlos I visitaba la casa de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, de la que es Hermano Mayor, con motivo de la entrega de los Premios y Becas Universitarios que esta institución patrocina desde hace tiempo. Era una visita esperada por la corporación maestrante, encabezada por su Teniente de Hermano Mayor, Rafael Atienza, que en poco más de diez años ha convertido a esta entidad en un ejemplo de patrocinio cultural. Dado su carácter eminentemente privado, se trata de un asunto de gran relevancia en una Comunidad donde no abundan las iniciativas en este campo.

Su patrimonio consiste en una monumental plaza de toros del siglo XVIII, una escuela de equitación que hunde sus raíces en la Edad Media, una biblioteca abierta a investigadores y especialistas en diversas materias y un conjunto museístico de peculiar interés en una ciudad enclavada en una agreste serranía. Es muy recurrente, al hablar de Ronda, citar a Rainer María Rilke, el poeta protegido por refinadas damas, que la nombró su "ciudad soñada". Ronda disfrutó de un momento estelar durante el reinado de Carlos III. La Ilustración llegó a la vieja ciudad para saltar el tajo con un Puente Nuevo y crear un espacio urbano remozado. En la prolongación del paseo abierto, un grupo de caballeros se empeñó en construir una plaza de toros monumental, en piedra, una empresa que sólo se podía imaginar en una gran capital, y no en un enclave aislado de la geografía más escarpada del sur. Un empeño a la altura del personaje de la película Fitzcarraldo, de Herzog, la historia del hombre que pretendió construir un palacio de la ópera en medio de la selva sudamericana.

Este grupo de caballeros, empeñados en semejante obra, eran descendientes de las cofradías creadas por Felipe II a finales del XVI, cuando se les requirió estar dispuestos para la guerra como unidad de caballería ligera, y ejercitarse en la equitación para tales fines. Así fue en Ronda, Sevilla, Granada, Zaragoza y Valencia. De aquellas, la Real Maestranza de Caballería de Ronda es directa heredera y la más antigua, una institución con un marcado carácter militar en su origen y que con el devenir de los tiempos fue abarcando nuevas funciones, entre las que destaca la benéfica y asistencial. Se podría decir que es el antecedente de las modernas ONG. La vinculación a su ciudad está marcada por hitos como su contribución para la traída de aguas, la construcción del Puente Nuevo, de la Alameda y la creación de una Academia de Ciencias Menores en el siglo XIX, sin olvidar el arte de la equitación, con el establecimiento de una yeguada en 1804, y naturalmente el toreo a caballo, que impulsa la construcción de la plaza de toros.

En la actualidad, la Maestranza rondeña aparece en el panorama andaluz como un bastión cultural dedicado a la excelencia. Mantiene su proverbial apoyo a la educación, con sus becas y premios universitarios, y en la última década ha experimentado un impulso extraordinario en todos los órdenes. Su principal edificio, la plaza de toros, declarado Bien de Interes Cultural (BIC), ha sido restaurada y adecentada con delicada atención a todos sus componentes. Se han ampliado espacios expositivos, como el remozado museo taurino, con un discurso sencillo y claro sobre la evolución de la Tauromaquia, a los que recientemente se le han añadido otros dos, que el Rey inauguró en su visita: por un lado, la sala que contiene la Real Guarnicionería de la Casa de Orleans, con piezas únicas de los siglos XVIII y XIX correspondientes a las tradiciones de talabartería andaluzas, de la corte del rey Luis Felipe y del imperio turco; por otro, una completa colección de armas de fuego antiguas. La colección inicia la historia de estos objetos desde el siglo XV, con una pistola de mecha veneciana, hasta bien entrado el siglo XIX con gran variedad de armas de caza de reconocidos dueños y fundiciones, así como armas de duelo que utilizaron personajes como Blasco Ibáñez. En el recorrido subyace la historia del honor, del privilegio y de la lealtad del caballero desde la Edad Media, acompañado por lienzos como el retrato ecuestre del Virrey de Nápoles, de Massimo Stanzione. Todo ello se ha consolidado como una oferta que ha situado al conjunto entre los cuatro monumentos más visitados de Andalucía.

El contenido más vinculado a su propia historia, el fondo documental y bibliográfico de la Real Maestranza, ha tenido un tratamiento específico, desde el levantamiento de una Biblioteca hasta la profesionalización de un equipo que comprende archiveros, bibliotecarios y documentalistas, que gestionan su conservación, adaptándolo a las nuevas tecnologías –informatización y digitalización– y poniéndolo al servicio de la comunidad científica e investigadora, en las áreas de estudio de la genealogía y la heráldica, el arte ecuestre y la caballería, la tauromaquia, la sociología de las élites del poder y la literatura de viajes. Respecto a su principal seña de identidad, la escuela de equitación sigue funcionando 435 años después de su fundación, la más antigua de cuantas existen en España, y una de las más galardonadas en la disciplina de doma clásica.

En su discurso de bienvenida al Rey, Rafael Atienza habló de la exigencia de trabajar con el máximo rigor y desprendimiento, y citó a Ortega para afirmar que no se trata de reivindicar más derechos, sino más deberes. Mantener y cuidar la tradición no es amor al pasado sino atención al futuro, como corresponde a una histórica institución privada con vocación de servicio.

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