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Arquitectura

Reconocimiento e incertidumbre de la arquitectura en Andalucía

  • Aunque la crisis coloca a Andalucía en una posición incierta, nuestra arquitectura reciente puede aún medirse por su reconocimiento

Víctor Pérez Escolano

Catedrático de la Universidad de Sevilla

Una aproximación al estado de la arquitectura andaluza y su contexto debe poner por delante este año la emisión por Canal Sur de los trece capítulos de la serie documental La música callada, promovida y dirigida por Juan Sebastián Bollaín, contando con el apoyo del Consejo Andaluz de Colegios de Arquitectos. Es el mas claro esfuerzo de divulgación de la arquitectura contemporánea en Andalucía; una aproximación social y pedagógica, permanente propósito en Bollaín, que debería contar con nuevas misiones.

¿Cuál es el estado de salud actual de la arquitectura en Andalucía? Podemos responder a esa pregunta con algunos referentes que han tenido lugar en España y en nuestra propia región. Desde hace dos décadas cada dos años se examina la arquitectura en la Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo. En 2009, la X Bienal corrobora de nuevo el fenómeno mas significativo de la cultura arquitectónica de la España democrática: el gran nivel alcanzado y la diseminación de esa calidad por todas las comunidades autónomas. Si hubiese que elegir un campo de actividad cultural en el que España pueda competir de igual a igual en Europa y en el mundo, difícilmente se otorgaría antes a otro distinto de la arquitectura. Asimismo, por mas que se reconozca el peso de Madrid y Barcelona, ¿puede el cine, las artes plásticas o la literatura, mostrar de forma tan abierta un mapa de distribución territorial de sus creaciones?

En efecto, de las 36 obras premiadas, con mención o finalistas, la mitad se encontraban en los territorios de Madrid y Cataluña, pero las demás se distribuían en otras nueve autonomías y en el extranjero. Aunque este año Andalucía no haya obtenido el premio en alguna de las cuatro modalidades (el general, o los dedicados a Arquitectura Joven, Viviendas de Protección Oficial, y Urbanismo y Construcción de la Ciudad), sí alcanzó dos menciones y dos finalistas, al que sumar una obra de Cruz & Ortiz en Amsterdam.

Una vez más, a la Junta de Andalucía destaca, en el Premio VPO con la mención a las viviendas en el Barrio del Pópulo de Cádiz proyectadas por Morales y Giles, y en Urbanismo y Construcción de la Ciudad con el Plan Concertado de Vivienda y Suelo 2008-2012. Un plan que responde a la continuidad de la política andaluza en este sector, con programas variados y la necesaria participación municipal con el propósito de alcanzar el objetivo de 300.000 actuaciones, que será muy difícil de cumplir en las actuales circunstancias.

Los finalistas andaluces alumbran otras dos coordenadas particularmente interesantes: la intervención en el patrimonio y la arquitectura hecha por jóvenes. Así, el gran arquitecto granadino Antonio Jiménez Torrecillas, con la Torre del Homenaje de Huescar, en la línea de su obra anterior en la muralla nazarí del Albaycín, repetidamente galardonada. Y la vivienda en Alcalá de Guadaira, denominada Casa + o -, el equipo Lapanadería (Eva Morales, Rubén Alonso y David Cañavate), muy representativo del trabajo que, con gran dificultad, encaran los arquitectos de titulación más reciente. Aspectos, todos ellos, que hacen destacar a la arquitectura andaluza. Como también lo es que Antonio Cruz y Antonio Ortiz sean finalistas con el edificio para los talleres del Rijksmuseum, primera fase de su proyecto para ese gran museo, con el que resultaron ganadores en el concurso internacional convocado al efecto, y que recientemente se veía relanzado tras el acuerdo habido con los ciclistas de Amsterdam, tradicionales detentadores del derecho de paso por el interior del edificio, plantado en el lugar que fuera una de las puertas de la ciudad.

Ese éxito en el exterior no es casual. En este mismo año de 2009, se concedía el Premio Andalucía de Arquitectura a los mismo arquitectos por su magnífica intervención en la Estación de Ferrocarril de la ciudad suiza de Basilea. En la primera convocatoria que se otorgaba a una obra el más importante galardón de Andalucía, el jurado optó por un trabajo de andaluces en un país que, no siendo miembro de la UE, se reconoce como uno de los de más alto nivel arquitectónico del mundo.

Lo más satisfactorio es que podían haber sido galardonadas con todo merecimiento otras obras valiosas, como las 16 seleccionadas, diseminadas por casi todas las provincias, y cuatro fuera del territorio andaluz. Con las tres declaradas finalistas, la premiada más el Ayuntamiento de Tomares de Guillermo Vázquez Consuegra, y el Museo de Almería, de Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa, el jurado hizo un ejercicio de equilibrio, y entre una obra en la Andalucía oriental y otra en la occidental eligió esta excelente demostración de reconocimiento internacional.

Estoy convencido del buen nivel del conjunto de nuestra arquitectura, por más que los más reconocidos sean los despachos sevillanos de Cruz & Ortiz y Vázquez Consuegra, primer premio Andalucía de Arquitectura a la trayectoria en el año anterior, y que tiene a punto de inaugurarse su obra de rehabilitación del Palacio de San Telmo como sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía.

No se debe caer en el engaño de confundir arquitectura andaluza con arquitectura sevillana. En el Premio Andalucía, de las 16 seleccionadas sólo dos obras eran de la provincia de Sevilla, mientras que Cádiz o Granada tenían tres cada una. El panorama de los andaluces con realizaciones relevantes es cada vez mas amplio, pero sigue dramáticamente desequilibrado en cuestión de género. Baste citar algunos de los reunidos en esa selección: Javier Terrados, Ramón Pico & Javier López Rivera, Ignacio Laguillo & Harald Shönegger, Ramón Fernández-Alonso, Antonio Jiménez Torrecillas, Pura García Márquez & Ignacio y Luís Rubiño, Enrique Abascal, Fernando Carrascal & José Mª. Fernández de la Puente, entre otros. Junto a ellos, por supuesto, también se hacen presentes arquitectos nacidos aquí pero residentes fuera, como Alberto Campo Baeza, cuya más reciente obra es el Museo de la Memoria aledaño a su Caja de Granada. O figuras extranjeras como Richard Rogers, que con Vidal y Asociados, y la ingeniería Arup, han realizado en Sevilla Palmas Altas, Centro Tecnológico de Abengoa.

En este proceso tiene especial trascendencia la existencia de tres Escuelas de Arquitectura en universidades públicas, Sevilla, Granada y Málaga. Su aparición jalona fases significativas de los cambios operados en la enseñanza superior. Pero, por encima de las dificultades, esas instituciones vienen demostrando su capacidad de intensificar los valores de la arquitectura, el urbanismo y el diseño, cumpliendo su función de centros de reflexión sobre tales actividades y atalayas para dinamizar la conciencia social y política al respecto, con el apoyo inestimable de los medios de comunicación. Si nos centramos en la más joven de esas Escuelas, la de Málaga, vemos que actúa en el territorio que, con sus luces y sombras, ha sido el más dinámico del sector de la construcción, y que sus beneficios no debería tardar en producirse sobre la base del conocimiento de hechos sustanciales de la historia reciente de la Costa del Sol, como enseña el libro de Javier Poned Purkiss (Málaga. El oficio de la arquitectura moderna), de inminente aparición. Obras recientes como el Museo Pica-sso (Rafael Marín Delgado e Isabel Cámara) o la nueva sede de la Diputación Provincial de Málaga (Luis Machuca), demuestran que ese proceso está en curso.

Es difícil predecir como será la salida de la crisis para nuestra arquitectura. Debería mutar el paradigma dominante en muchas de las arquitecturas que hemos referido. Pero es significativo que, en una ciudad como Sevilla, pareciera no haber más arquitecturas que las inacabadas Plaza de la Encarnación y Torre Cajasol, prestándose muy escasa atención a las realizaciones, ya sean interesantes respuestas a ciertos problemas, o bien innovaciones disciplinares a tantos problemas inciertos, como lo que representa una figura, mas valorada en el mundo de la creación artística que en los foros arquitectónicos convencionales, como es Santiago Cirugeda, cuya arquitectura alternativa busca dar respuesta a Situaciones urbanas (2007) que el sistema no resuelve.

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