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Arquitectura

Una nueva forma de integrar naturaleza en las ciudades

Fernando Hidalgo Romero

Responsable técnico y comercial de Terapia Urbana

En los últimos años estamos asistiendo a la aparición de nuevas formas de ajardinamiento en las ciudades. La novedad es que se desarrollan sobre las fachadas y planos verticales de edificios y espacios urbanos, transformando radicalmente el aspecto de éstos. Son los denominados jardines verticales, o muros vegetales, y podemos afirmar que actualmente están convirtiéndose en una tendencia con tintes de constituirse en una auténtica moda. No obstante, el verdadero potencial de estas nuevas formas de naturaleza lo constituye todo lo que aún queda por descubrir acerca de su funcionamiento, de sus aplicaciones y de los beneficios que aportan a las ciudades y sus habitantes.

Para entender el momento actual es necesario remontarnos  a la cumbre de Río de Janeiro celebrada en 1992, de la que emanó la conocida Agenda 21, en la que ya se recogían, entre otros objetivos, la necesidad de enverdecer el espacio construido y facilitar la presencia de elementos naturales en las ciudades mediante cubiertas verdes y jardines colgantes, así como potenciar la presencia de huertos urbanos con finalidades socioeducativas. Estas técnicas de enverdecimiento urbano, también llamadas de naturación urbana, avanzan desde entonces como respuesta a la pérdida de espacios verdes en las ciudades, con la intención de crear auténticos ecosistemas bioconectados mediante corredores verdes, cuya finalidad es la mejora del microclima y la calidad de vida en las ciudades. En los últimos años todas estas cuestiones y sistemas de naturación han adquirido una relevancia mayor, postulándose como las bases de un nuevo sector económico y productivo llamado a participar de forma relevante en nuestra sociedad. Devolver la naturaleza a los entornos urbanos está convirtiéndose en una herramienta que consigue comunicar de manera muy efectiva y simbólica la concienciación medioambiental de las ciudades que quieren diferenciarse del resto. Un ejemplo radical de este tipo lo vemos en el proyecto para enverdecer la Torre Eiffel con 600.000 plantas, con lo que se conseguiría reducir en torno a 87,8 toneladas de CO2 del aire de París.

Concretamente en España, ávida de nuevos planteamientos que remodelen denostados modelos productivos, esta nueva corriente se configura como una opción de máximo interés para nuestra economía.

Centrándonos en los jardines verticales, desde el primer ejemplo conocido en España y llevado a cabo por el botánico francés Patrick Blanc, en el edificio de Caixa Forum en Madrid, hasta nuestros días, hemos asistido a la aparición de nuevas empresas especializadas en estos sistemas y nuevos ejemplos de jardines, situados en fachadas e interiores de edificios como el de la Torre de Cristal de la Mutua localizado en la antigua ciudad deportiva del Real Madrid, y diseñado también por Blanc. A la belleza ornamental indiscutible que aportan estos sistemas hay que añadir numerosos beneficios energéticos, ambientales y psicoambientales, que podemos resumir en los siguientes:

-Mitigan el efecto isla de calor en las ciudades.

-Fijan CO2 y numerosos contaminantes, mejorando la calidad del aire.

-Proporcionan una protección pasiva a la fachada debido al sombreamiento.

-Favorecen el aumento de la biodiversidad.

- Incrementan la humedad del ambiente, mejorando la calidad de éste.

- Instalados en oficinas influyen positivamente en la reducción del estrés y en el número de bajas laborales.

- Situados en el entorno o en el interior de los hospitales inducen un significativo efecto positivo en la salud de los enfermos.

Todas estas bondades han favorecido su popularidad y han despertado el interés de numerosos equipos de investigación en todo el mundo. Actualmente, fruto de algunas de estas investigaciones, podemos encontrar sistemas activos, evolucionados a partir de los primeros jardines verticales, que se combinan con una instalación de ventilación o climatización y funcionan como un sistema de acondicionamiento de aire, enfriándolo al hacerlo pasar a través del jardín. Con estos sistemas es posible conseguir interesantes ahorros en el consumo energético de los edificios por lo que se constituyen como una opción más para mejorar la sostenibilidad de éstos.

Los últimos desarrollos surgidos a partir de esta tecnología vertical están dirigidos a la adaptación de estos jardines a formatos más reducidos con funcionamiento autónomo, como los lienzos naturados Slimgreenwall, diseñados por la empresa Terapia Urbana, que permiten trasladar la naturaleza a cualquier espacio interior para aprovechar los beneficios de estos sistemas.

El reto ahora es conseguir que estos singulares sistemas de ajardinamiento no se queden en el aprovechamiento exclusivo de sus valores estéticos y ornamentales, y que sean considerados desde la concepción de los nuevos proyectos, convirtiéndose en potentes herramientas al servicio del diseño de estrategias sostenibles para mejorar la calidad de nuestros edificios y ciudades. La obsesión debe ser la constante apuesta en I+D+i, como la llevada a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de Sevilla, de manera que las posibilidades de construcción tengan en cuenta la importancia de la huella ecológica ocasionada, se basen en reaprovechamientos de aguas grises, dispongan medios de acumulación para almacenamiento de agua que optimice el consumo de recursos y se desarrollen de la mano de eficientes sistemas de automatización y telecontrol que optimicen los procesos de mantenimiento y funcionamiento necesarios.

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