El Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla acoge desde ayer y hasta el próximo 12 de enero la exposición Lina: vistiendo el flamenco, organizada por la Consejería de Cultura y Deportes. La muestra recupera piezas originales conservadas tal cual se les entregaron a las clientas, que han cedido sus vestidos para la ocasión. Trajes de flamenca, batas de cola, trajes para romería y vestidos de novia, que abarcan desde inicios de los 60 a 2003 y entre los que se pueden ver vestidos de Isabel Pantoja en la película Yo soy esa, o un traje de romería (1996) de la duquesa de Alba .

Marcelina Fernández, Lina, se interesó muy joven por la costura, pero su inicio en la actividad profesional se vincula a su encuentro con quien sería su marido, Francisco Montero, creador en 1960 de la firma, en la que participó activamente. Juntos en el proyecto de producción del traje de flamenca, Lina contactó en el tablao El Guajiro con artistas que iniciaron allí sus carreras y que formaban parte de la Escuela Sevilla, como Matilde Coral, Merche Esmeralda, Angelita Vargas, Trini España, Manuela Vargas o Milagros Mengíbar, que se convirtieron en clientas. La singularidad y la calidad de su diseños expandieron su fama entre la sociedad sevillana.

Lina ha vestido en Feria, entre otras personalidades, a la princesa Gracia de Mónaco (1966) y a la reina Sofía, por entonces princesa de Asturias (1968). "Después de los toros" recuerda Lina, "venían a tomarse las medidas. Mi marido y yo trabajábamos toda la noche. Al día siguiente le entregábamos el traje hasta almidonado, y les ayudábamos a vestirse en la suite del Hotel Alfonso XIII".

Ha participado en la puesta en escena de grandes intérpretes de la copla española como Juanita Reina, Lola Flores, Rocío Jurado o Isabel Pantoja; ha diseñado el vestuario para coreografías de los ballets de Antonio, María Rosa, Marienma, Pilar López, Cristina Hoyos o Joaquín Cortés.

Sus hijas Mila y Rocío Montero han tomado el testigo de la labor de esta diseñadora, profeta en su tierra, creadora de la industria de la moda flamenca que, sin perder jamás su carácter tradicional, sacó al traje de flamenca de lo puramente costumbrista, lo llevó a las pasarelas y lo convirtió en inspiración de grandes diseñadores.