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Lebrija

El helicóptero accidentado podría pertenecer a narcotraficantes

  • Dos guardas forestales encuentran en un paraje casi inaccesible una aeronave destrozada y con tres muertos en su interior. El aparato no tenía matrícula ni plan de vuelo y pudo caerse la noche anterior.

El helicóptero accidentado este martes en una finca ubicada entre los términos municipales de Lebrija y El Cuervo podría pertenecer a una banda de narcotraficantes. Ésta es la hipótesis más sólida con la que trabajan los agentes de la Guardia Civil encargados de la investigación de este siniestro, en el que murieron tres personas. Avalan esta teoría hechos como que la aeronave no tuviera matrícula, que ningún centro de control tuviera registrado sus vuelos y que nadie, ni empresas ni particulares, haya reclamado hasta ahora el aparato.

Los restos del helicóptero fueron descubiertos al mediodía de este martes por dos guardas forestales en un paraje muy cercano al cortijo de Arriba. El aparato cayó en un lugar abrupto y de muy difícil acceso. Los dos trabajadores vieron los restos de la aeronave y alertaron a la Guardia Civil de que había tres personas muertas en su interior. El accidente pudo ocurrir la tarde o la noche anterior, ya que no había restos de humo ni de que el siniestro fuera reciente y además ningún testigo vio caer la aeronave. "Los dos compañeros están muy afectados, porque ha sido muy desagradable encontrarse con tres cadáveres. No vieron humo ni el helicóptero volando, como si el accidente no hubiera ocurrido en ese momento", explicó a este periódico Julio González, guarda forestal compañero de los dos trabajadores que descubrieron los cuerpos y los restos del aparato.

A la hora de cierre de esta edición, las víctimas todavía no habían sido identificadas, pero sí se sabía que eran tres varones, dos de ellos de mediana edad y el tercero un joven de poco más de 20 años. Éste era precisamente quien pilotaba el helicóptero, un aparato antiguo, de pequeño tamaño y pintado de color verde oliva. Éste es otro de los detalles que llevan a los investigadores a pensar que el helicóptero era usado para actividades ilícitas, ya que las mafias suelen pintar sus aparatos de verde para que se camuflen con el paisaje.

La zona en la que cayó el aparato es además una ruta utilizada a menudo por los narcotraficantes que introducen droga, principalmente hachís, en España desde el norte de África. Todo el entorno del río Guadalquivir está plagado de fincas con pistas ilegales en las que avionetas y helicópteros cargados de droga aterrizan de noche y alijan, mientras que otros miembros de la organización transportan la mercancía por tierra. Generalmente los encargados de hacerse cargo de los estupefacientes utilizan todoterrenos y son precisamente estos vehículos los que sirven de guía con sus luces a los pilotos para el aterrizaje.

Así, los vuelos nocturnos se producen con una frecuencia casi diaria, como relataron unos vecinos de Lebrija que se acercaron a la finca en la que cayó el helicóptero. "Todas las noches, sobre las diez o diez y media, vuelan helicópteros por aquí, algunas veces con luces y otras sin ellas", relataron.

Las mafias que introducen el hachís en España suelen comprar aeronaves por piezas en el extranjero y montarla ellos mismos. De esta forma consiguen evitar los controles de Aviación Civil y volar sin tener que pedir autorización a cualquiera de los centros de control. En el caso del helicóptero de ayer, ni el aeropuerto de San Pablo ni el de Jerez tenían constancia de que estuviera sobrevolando la zona sur de la provincia de Sevilla. Ya el año pasado se produjo un accidente similar en Medina Sidonia (Cádiz).

En la aeronave no se encontró droga, por lo que la Guardia Civil investiga si el helicóptero habría descargado ya la mercancía cuando se produjo el accidente o si en cambio alguien pudo haberse llevado la carga tras el siniestro. El aparato cayó en un paraje casi inaccesible, al que únicamente se podía llegar por caminos rurales desde la carretera N-IV. Esto complicó la llegada de los Bomberos, las ambulancias, la comisión judicial y el furgón de la funeraria, que llegó incluso a perderse y tuvo que ser guiado por la Guardia Civil.

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