XII Congreso PSOE-A

Rubalcaba advierte a los críticos que el PSOE apoya a sus gobiernos

  • La Ejecutiva de Griñán sale con un 66%. La falta de acuerdo con Jaén marca el congreso más duro desde 1994.

Había expectación en Almería por escuchar el discurso de Rubalcaba en el congreso del PSOE andaluz donde los críticos con Griñán mostraron la cara y, votación tras votación, se consolidaron con un tercio de este cónclave. Expectación porque fueron esos críticos, básicamente, quienes habían apoyado en Andalucía a Rubalcaba en el congreso de Sevilla donde éste le ganó la sede de Ferraz a Carme Chacón. Un apoyo que resultó clave en esa lucha por el liderazgo nacional socialista. Pero como el congreso se ha parecido más a la exitosa saga novelesca Juego de Tronos, donde los Lannister y los Stark tejen y rompen alianzas con diversos reyezuelos territoriales, que a un cónclave de formulación de ideas y estrategias para un partido que ha conseguido mantener el Gobierno de la Junta en un contexto de éxitos populares, Rubalcaba se puso al lado de su otrora contrincante Griñán sin dejar ningún tipo de dudas ni de comprensión hacia los críticos. No se refirió a ellos, pero aseguró que "todo mi apoyo" está con Griñán. Lo repitió varias veces.

"Todo, y quiero decirlo delante de este congreso; Pepe, tienes todo mi apoyo", indicó, dirigiéndose al líder andaluz. Y a continuación, y a modo de soterrada reprimenda a los críticos, mantuvo lo siguiente: "Tú y yo somos de una organización política que apoya a los gobiernos (...) Ésa es nuestra cultura política". Y es que Griñán, además de secretario de los socialistas andaluces es el presidente de la Junta, y el viernes pasado sólo obtuvo el 70,9% del respaldo del congreso. Su Ejecutiva, la que se eligió ayer, alcanzó un respaldo menor, del 65,8%, un porcentaje más que suficiente para la nueva dirección, pero que consolida a los críticos con un tercio del partido y con toda una provincia como Jaén, de donde han salido consejeros, dirigentes y que fue la única donde el PSOE pudo mantenerse activo durante el franquismo, en su contra.

Rubalcaba vino a coincidir con la tesis de Griñán, quien ha salido dolido del congreso almeriense no tanto por el bajo apoyo obtenido por su dirección, sino porque su candidatura a secretario general, que se votó el sábado, obtuvo un 29% de votos de castigo. Al subir al estrado para cerrar el cónclave, Griñán subrayó ese mensaje de Rubalcaba - el del apoyo a los dirigentes que gobiernan-, aunque bien es verdad que eso nunca ha sido una regla de oro en el PSOE. En 1994, por ejemplo, a Manuel Chaves, ya presidente de la Junta, no es que le votasen en blanco, es que los críticos -entonces guerristas- le presentaron otro candidato a secretario general.

Según alguna versión de los críticos, Rubalcaba habría interpretado otro papel de Juego de Tronos, y fue a simular el apoyo a un Griñán mucho más debilitado del que entiende que terminará apoyando, de nuevo, a Carme Chacón cuando en el PSOE se planteen las elecciones primarias para elegir candidato a la Presidencia del Gobierno.

La nueva dirección socialista de Andalucía obtuvo 364 votos de los 553 emitidos, pero los críticos presentaron listas alternativas a la elección de los miembros del comité federal y del comité director andaluz, un órgano más ampliado que la Ejecutiva. En estas dos últimos organismos, los opositores consiguieron un 33,58%, para el federal, y un 33,3%, para el comité director: un tercio en ambos, para el que fue fundamental el apoyo de toda la provincia de Jaén. De hecho, la lista de los opositores a los dos organismos estaban lideradas por dos jienneses: el ex consejero Francisco Vallejo y el ex presidente de la Diputación Felipe López.

Los críticos habían llegado al 12º Congreso del PSOE andaluz con una estrategia no del todo definida, pero de la que sí habían tanteado unas cuantas opciones en, al menos, dos reuniones que habían celebrado en Antequera y Sevilla. Su fuerza era minoritaria, y se reducía a la mitad de la provincia de Cádiz, una parte importante de Sevilla y grupos minoritarios en Málaga y Córdoba. Sin embargo, el devenir del congreso propició que la pragmática Jaén se pusiese a su lado. De hecho, y tal como explicó su secretario general, Francisco Reyes, no toda la delegación se abstuvo en la votación de Griñán; muchos le apoyaron, incluido él, confiando, quizás en forzar una negociación posterior o un cambio de actitud de Griñán para dar entrada a otras partes. Al fin y al cabo, eso fue también lo que hizo Rubalcaba con él: le nombró presidente de la dirección federal después de perder el congreso de sevilla.

Pero a Griñán le sentó muy mal el discurso de Francisco Reyes del viernes, cuando criticó abiertamente a la anterior dirección si bien es cierto que tuvo mucho cuidado de no citarlo a él, excepto cuando censuró que no hubiese sido consultado a la hora de nombrar a algunos cargos de la Junta. La réplica airada -sentida, en palabra de sus más cercanos- de Griñán del viernes molestó más a los de Jaén, y mucho más otro hecho: que su secretario general fuera citado a negociar el sábado por la noche con el nuevo número dos del PSOE, Mario Jiménez, una vez que éste informó a los medios de comunicación de los principales puestos d e la Ejecutiva. Reyes quizás sabía ya entonces que los griñanistas habían intentado colocar sin éxito en la dirección a algunos jienneses históricos, pero muy distanciados de su cúpula actual, caso de Leocadio Marín, el ex consejero de Agricultura, de filiación guerrista, que le dimitió a Manuel Chaves.

El congreso ha puesto de manifiesto algo que ya se conocía, que el PSOE no cerró bien la transición entre Manuel Chaves y José Antonio Griñán, pero ha dejado para lo incomprensible por qué la actual dirección y Jaén no fueron capaces de alcanzar un acuerdo cuando no había ningún problema de fondo. Y quizás se eso lo que anticipe que el PSOE, a partir de ahora, será un terreno de batallas provinciales, un capítulo más de Juego de Tronos.

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