Juicio a Ortega Cano

Las claves del juicio más mediático del año

  • La defensa impugnará la prueba que certificó que el torero triplicaba la tasa de alcohol.

Arranca el juicio más mediático del año. El juzgado de lo Penal número 6 de Sevilla inicia este martes la vista oral contra el torero José Ortega Cano, que se enfrenta a una condena de cuatro años de cárcel por el accidente que, en mayo de 2011, costó la vida al vecino de Castilblanco de los Arroyos Carlos Parra Castillo y le provocó graves lesiones al propio matador.

Más de cuarenta medios de comunicación nacionales se han acreditado para cubrir las cinco sesiones en las que se desarrollará el juicio y en las que tendrán que declarar 30 personas, entre testigos, guardias civiles y los peritos que han examinado las circunstancias que rodearon el siniestro.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha establecido un dispositivo para facilitar la cobertura informativa de este caso, aunque, a diferencia de lo que ocurrió con el juicio de Marta del Castillo, no se va a transmitir una imagen institucional de las distintas sesiones y sólo se va a permitir la grabación de cinco minutos antes del comienzo de la vista oral.

Ortega Cano se sentará en el banquillo para responder de tres cargos: dos delitos contra la seguridad vial, por conducir de forma temeraria y con una tasa de alcohol de 1,26 gramos por litro -casi el triple de la permitida- y otro de homicidio por imprudencia.

La vista oral se iniciará con las cuestiones previas que puedan plantear las partes personadas y precisamente la impugnación por parte de la defensa de la prueba de alcoholemia será el principal debate jurídico que se plantea en este proceso. La validez o no de los resultados de esta prueba es lo que puede determinar si el torero acabará o no en prisión. El análisis de sangre es la principal prueba objetiva que atribuye al torero una ingesta de alcohol excesiva y la defensa la impugnará alegando la ruptura de la "cadena de custodia" de las muestras y cuestionando que se haya respetado el protocolo de actuación y conservación que es pertinente en estos casos.

La propia Fiscalía de Seguridad Vial de Sevilla recuerda en su escrito de acusación la importancia de esta prueba, al afirmar que debido al estado en que se encontraba el torero tras el accidente y "siendo prioritario atender a su grave situación física, no se realizó por los agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar la prueba de alcoholemia reglamentariamente establecida". Sin embargo, al llegar al hospital Virgen Macarena, prosigue el fiscal, se realizaron dos extracciones de sangre con fines terapéuticos, una de las cuales se conservó en el laboratorio de Bioquímica, de la que no quedaron restos, y otra en el banco de sangre de Hematología y que fue "custodiada conforme al protocolo habitual de dicha unidad".

Ésta es sin duda la clave de la cuestión, puesto que el Juzgado de Instrucción número 9 de Sevilla no ordenó hasta el día 10 de junio de 2011 -trece días después del accidente- la remisión de una muestra al Instituto Nacional de Toxicología para su análisis, arrojando ese positivo. La defensa tratará de demostrar que en ese período de tiempo que media entre la extracción de la sangre y la orden judicial, la muestra no estuvo sometida a la cadena de custodia que requiere un proceso penal. No se habría respetado, según la defensa, el protocolo establecido para la recogida y el depósito de las muestras, porque éstas habrían estado en las cámaras del hospital a disposición de cualquier persona que trabaja en estas dependencias.

En la primera sesión del juicio, además de las cuestiones previas, está previsto que declare José Ortega Cano, así como la viuda de Carlos Parra, Manuela Gurruchaga Surián, y el hermano de la víctima, Manuel Parra Castillo.

El accidente se produjo sobre las 22:25 del 28 de mayo de 2011, cuando el torero circulaba con su vehículo, un Mercedes R-320, por la carretera A-8002, en sentido hacia Castilblanco de los Arroyos. Al llegar al punto kilométrico 28,150, en un tramo curvo a la derecha y con visibilidad reducida, el torero perdió el control e invadió durante 60 metros el carril contrario, por el que circulaba la víctima en un Seat Altea.

El fiscal sostiene que el torero circulaba "en condiciones no apropiadas" para hacerlo, debido a la "previa ingestión excesiva" de alcohol que "mermó" sus reflejos e hizo que su conducción fuera irregular, realizando "maniobras arriesgadas para él mismo y los demás usuarios de la vía". En el momento del impacto, Ortega Cano circulaba a 125,2 kilómetros por hora -según la Guardia Civil- una velocidad superior a los 90 km/h permitidos en esta vía.

Esa misma tarde, otros conductores habían alertado de la conducción temeraria de José Ortega Cano, llegando a avisar al teléfono de emergencias 112.

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