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Andalucía

Editorial: Qué es lo que proponen

LA presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, materializó ayer su propósito de interrumpir anticipadamente la actual legislatura -no se agotaría hasta marzo de 2016- disolviendo el Parlamento y convocando elecciones para el domingo 22 de marzo, un año antes de la previsión estatutaria. Lo hizo previa deliberación, rutinaria, del Consejo de Gobierno, y completó la operación desde el punto de vista institucional destituyendo a los tres miembros de IU con los que ha venido gobernando: el vicepresidente y los consejeros de Turismo y Fomento. Los tres pretendían continuar en funciones en sus cargos, como harán los consejeros socialistas, para visualizar que la voluntad de la coalición era seguir integrada en el Gobierno bipartito y que la ruptura del mismo obedece únicamente a la voluntad personal y política de la presidenta. Susana Díaz, por su parte, quiso concretar los argumentos que ha utilizado estos días para justificar el final del bipartito, añadiendo al referéndum interno pretendido por IU para evaluar la marcha del pacto de gobierno una acusación más global: la coalición ha experimentado un giro radical desde el pasado otoño, coincidiendo con el lanzamiento del malagueño Alberto Garzón como sustituto de Cayo Lara y relacionado con la nueva estrategia de IU de acercamiento a Podemos, incompatible con las alianzas con el PSOE. IU, por su parte, atribuye la ruptura a una operación en interés personal de Susana Díaz. En fin, la ruptura se ha consumado después de tres años de convivencia estable, sin apenas sobresaltos, entre las dos formaciones políticas de la izquierda tradicional, que ahora se disponen a competir por los votos con el PP, que fue mayoritario en 2012, y con Podemos, aparte de otras organizaciones menores. Entramos directamente en una prolongada precampaña, a la que seguirá la campaña oficial de las elecciones autonómicas, y más tarde las municipales y las generales. Los andaluces serán llamados, pues, a votar tres veces a lo largo de este año. Lo que esperan y exigen en el caso concreto de los comicios autonómicos es que las fuerzas que entran ya mismo en la contienda expliquen sus ofertas con claridad. Hace falta que PP, PSOE, IU, Podemos y todos los demás sean capaces de poner en pie y debatir sobre los programas que proponen a Andalucía para sacarla de la crisis y afrontar los problemas que aquejan a los ciudadanos, en primer lugar el paro. Los andaluces quieren conocer qué se les ofrece y quiénes se pueden hacer merecedores de su confianza. Esperan una campaña con debate, no una sucesión de descalificaciones y ajustes de cuentas. Es necesario que no los defrauden.

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