Poco menos de seis años después de que fuese nombrada oficialmente candidata del PSOE a la Alcaldía de Málaga, María Gámez, toma la puerta de salida del Ayuntamiento y abandona sus responsabilidades como portavoz municipal de la formación. La decisión, que asegura venía barajando desde hacía meses, se toma casi un año después de haber concurrido por segunda vez como cabeza de cartel a los comicios locales, citas en las que no ha sido capaz de auparse como alternativa cierta a Francisco de la Torre y al PP.

Su marcha reactiva la crisis interna en un grupo marcado en los últimos años por el estado de convulsión generado por las numerosas renuncias. Y contribuye a acentuar la carencia que el PSOE tiene de un liderazgo claro en la esfera municipal malagueña, como demuestra que desde 2000 son ya siete las personas que han ostentado su Portavocía. Con el objetivo de diluir en lo posible el efecto negativo de la marcha de quien ha sido la referencia de la formación socialista en el Consistorio costasoleño, la dirección provincial del PSOE informó en la tarde de ayer de que propondrá a principios de septiembre la designación de María del Carmen Moreno, actual viceportavoz, para ocupar el vacío que deja Gámez. Desde la organización inciden en que no se trata de una determinación "provisional", sino que se adopta en la idea de que se mantenga en esa responsabilidad hasta el final del mandato.

Sorprende la apuesta por Moreno, número 5 en la candidatura a las últimas elecciones locales, cuando todas las miradas se posaban en Estefanía Martín Palop y Daniel Pérez. La guerra soterrada que ambos ediles mantienen desde hace semanas en su aspiración a hacerse con la Portavocía si, como ha acabado ocurriendo, Gámez dimitía ha pesado en la decisión finalmente adoptada. A pesar de ello, ambos pasarán a ocupar la dirección del grupo junto a Moreno.

El anuncio de su renuncia fue mantenido en secreto hasta el último momento. Muestra de ello es que no fue hasta la mañana de ayer cuando la protagonista contactó telefónicamente con los máximos responsables federal, regional y provincial del partido, Pedro Sánchez, Susana Díaz y Miguel Ángel Heredia, respectivamente, para informarles de que minutos después iba a anunciar su marcha. El mismo mutismo afectó a los integrantes del grupo municipal, a los que comunicó su paso media hora antes de exponerlo.

Ante los medios, solo apareció el concejal Daniel Pérez, por tratarse del edil que dentro de la estructura municipal trata los asuntos relacionados con la Feria. Y muy cerca, su pareja y sus dos hijos. "Es indudable que me hubiera gustado que el PSOE le arrebatara la Alcaldía al PP; más que por arrebatarla, por ejercerla, por darle a esta ciudad otras oportunidades que no ha tenido todos estos años", manifestaba.

"He dado lo mejor de mí para cambiar los resultados, pero han sido los que han sido; hemos puesto todo el empeño, corazón y tiempo que he restado a mi familia", incidió, al tiempo que eludió hablar "de fracaso o éxito". "Cuando uno ha hecho todo lo que tenía que hacer y le ha dedicado toda su voluntad no puede hacer más; el resultado está en manos de los votantes", arguyó.

Y los votantes, doblemente, la situaron al frente de la oposición municipal. En la cita de 2011, con 12 concejales, creciendo en tres respecto a los comicios anteriores. En 2015, con la irrupción de las nuevas fuerzas, caso de Ciudadanos y Málaga Ahora, el PSOE mantuvo los mismos sillones en el Salón de Plenos, si bien fue incapaz de aprovechar la pérdida de la mayoría absoluta de los populares. Ni siquiera las maniobras para de propiciar una moción de censura tuvieron éxito.

La dimisión, que incluye también su marcha como presidenta del PSOE provincial, no será efectiva hasta el próximo 1 de septiembre, momento a partir del cual regresará a su puesto de funcionaria en la Junta de Andalucía, administración de la que ha sido delegada de Innovación, primero, y del Gobierno, después. Su acta de concejal será recogida por Sergio Brenes, actual técnico del grupo.

"Todos deben saber cuándo es su momento para dar ese paso; hay vida después de la política", exponía ayer la aún portavoz socialista, quien dijo querer "abrir otra etapa" tras doce años en la labor política. "Me voy satisfecha, con la conciencia de haberlo hecho lo mejor posible", aseguró, confiando en "haber contribuido a hacer política de una manera".