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Andalucía

El dispositivo de búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo se retira el martes por la falta de éxito

  • Los agentes del Seprona seguirán revisando las orillas del río por si aparece algún indicio · El último recurso del operativo es un rastrillo de gran tamaño que barre desde ayer el cauce a la altura de Camas

El dispositivo de búsqueda del cuerpo de Marta del Castillo se retirará a partir del próximo martes ante la falta de resultados después de un mes de esfuerzos. La decisión definitiva se tomará ese mismo día en una reunión de los responsables del operativo y dependerá de si los técnicos concluyen que no se puede hacer nada más. Los únicos efectivos que seguirán destacados serán los agentes del Seprona de la Guardia Civil, que continuarán revisando las orillas del río por si aparece algún indicio relacionado con el caso. Además, se lanzarán nuevos señuelos para ver la trayectoria de las mareas, que se agregarán a los tres arrojados por el Ejército en la zona.

Las últimas esperanzas de los efectivos están depositadas en un rastrillo gigante que ayer empezó a barrer el fondo del Guadalquivir en el entorno del puente de Camas. La herramienta, que tiene unos dos metros de ancho y 50 centímetros de profundidad, está gobernada desde una barcaza con una grúa y es similar a la que se utilizó para rescatar piezas de un helicóptero que cayó en noviembre de 2004 al Guadalquivir.

El rastrillo se desplaza por el fondo y recoge con unas mallas metálicas cualquier objeto depositado en el lecho. El objetivo de los responsables del dispositivo es encontrar el cenicero con el que se cometió supuestamente el crimen, ya que teóricamente este objeto no debería haber sido arrastrado por las corrientes del río. El Guadalquivir tiene una profundidad aproximada de 17 metros en el punto donde fue arrojado el cadáver, de los que unos cinco son de lodo acumulado en el fondo. Los investigadores creen que el cenicero podría haber quedado depositado en esta capa de limos.

Si no aparecen ni el arma homicida ni el cadáver, la acusación contra los cuatro detenidos se tendrá que sustentar en las pruebas encontradas en el piso de Pío XII donde supuestamente se cometió el crimen y en los restos de sangre hallados entre las ropas del asesino confeso, Miguel Carcaño.

A raíz de las detenciones, las Fuerzas de Seguridad han desplegado en el Guadalquivir un dispositivo sin precedentes por la extensión de la búsqueda y el despliegue de medios técnicos y humanos. Para facilitar la coordinación del rastreo, el Guadalquivir fue dividido en nueve zonas. En el operativo han participado 350 soldados de la Unidad Militar de Emergencias y una treintena de buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil y del Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional. Un submarinista de cada cuerpo se trasladaba en sendos helicópteros a lo largo del cauce y se lanzaban al agua si detectaban algun objeto sospechoso. A estos efectivos hay que sumar una docena de embarcaciones y motos nátuticas de la Benemérita, trece perros de la Policía y la Guardia Civil, otros seis canes de la Policía holandesa entrenados para encontrar cadáveres bajo el agua, Bomberos, Protección Civil y el Puerto.

Las condiciones en las que han trabajado han sido muy difíciles por las características físicas del río. El influjo de las mareas llega hasta la presa de Alcalá del Río, una circunstancia que ha obligado a los efectivos a buscar a lo largo de casi 90 kilómetros de cauce, ya que el cuerpo podría haber sido arrastrado tanto hacia el mar como río arriba. Además, la búsqueda comenzó un mes después de que fuera arrojado desde el puente, un lapso de tiempo en el que Sevilla sufrió varias jornadas de fuertes lluvias. A causa de las mareas, los buzos sólo han podido trabajar una hora al día y tenían que ir a tientas ya que la visibilidad es nula en el fondo del río.

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