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Andalucía

"La sociedad no asimila lo poco que se conoce del cerebro"

  • La Junta reconoce el recorrido profesional del catedrático en Fisiología otorgándole el XIII Premio de Investigación en Ciencias Experimentales Maimónides

Más de 35 años de trabajo tras el microscopio dan para mucho. La creación del Laboratorio de Neurociencia de la Universidad Pablo de Olavide, 250 artículos publicados en revistas especializadas y la dirección de casi 30 tesis doctorales, entre otros logros, avalan la trayectoria investigadora de José María Delgado García. Por su intensa labor, reconocida internacionalmente, la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa le otorga el Premio Maimónides, el más importante del ámbito científico andaluz.

-La Junta califica este premio como un estímulo, ¿a un investigador de su experiencia los galardones le siguen sirviendo de acicate?

-Lo cierto es que no, tendría un efecto incentivador si lo dieran a la gente que empieza. En mi caso es más bien un reconocimiento.

-En Andalucía, ¿el respaldo de las instituciones llega a tiempo o debería ser más temprano?

-Siempre es discutible. Las autoridades dirán que dan mucho dinero y los investigadores se quejarán de lo contrario. En nuestro grupo hemos tenido suerte porque hasta el inicio de la crisis hemos acumulado proyectos europeos, estatales y proyectos de excelencia de la Junta de Andalucía, pero cada uno cuenta la historía según le va. El problema principal de la financiación científica está en la falta de continuidad. Lo ideal sería que hubiese una norma estable e independiente de los cambios políticos, porque despistan mucho al investigador.

-¿Es de los que piensan que los nuevos centros de investigación andaluces no serán tan punteros como dicen por no contar con el asesoriamiento de los científicos?

-Los centros son un ejemplo de cambios de política. Su primera fase es fácil y vistosa -la de construir el edificio e inaugurarlo- pero conseguir que sea competitivo es cuestión de años. En mi opinión siempre es mejor favorecer a grupos que estén ya funcionando, porque ya han sobrevivido en medio del desierto. Crear algo desde el vacío implica correr más riesgos.

-Con respecto a su especialidad, el cerebro es el órgano del que más queda por descubrir...

- Se sabe poco y la sociedad no asimila los conocimientos que se tienen de él. Un ejemplo es la polémica creada sobre cuándo abortar. Los creyentes afirman que el aborto es un crimen porque el embrión siente. En esta batalla incluso el asesor científico de la Santa Sede dice que hay que tener en cuenta el momento en que aparece el sistema nervioso, antes no pueden sentir nada. Este error demuestra que los conocimientos sobre el cerebro no penetran en la sociedad por problemas de divulgación.

-¿Es acertada su comparación con un ordenador?

-En absoluto. El cerebro nunca es como nada. Descartes lo comparaba con un sistema neumático y Cajal con una central telefónica, porque en sus respectivas épocas eran las maquinarias más sofisticadas. Hoy se compara con el ordenador pero éste no se cabrea, no se pone contento o triste, ni les gusta o les deja de gustar nada. El cerebro no es como un ordenador porque su diseño es interno y sus iniciativas surgen de dentro, nadie lo activa.

-La memoria es el centro de muchas de sus investigaciones, ¿cómo explica su paulatina pérdida?

-La memoria, probablemente, sea un mecanismo adaptativo con una función limitada. La de la especie humana es más difícil de entender que la de otros animales. Un gato no se acuerda de lo que no es relevante para la supervivencia de su especie; el hombre, en cambio, almacena mucha más información pero con la edad se pierde.

-¿Hacia dónde se dirigen sus investigaciones actuales?

-Queremos saber qué pasa por la cabeza de un ratón cuando descubre que apretando una palanquita de hierro cae una bolita de comida, se trata de un mecanismo aprendizaje-memoria. Para registrar la actividad cerebral del animal in vivo diseñamos unos sensores, pues creíamos que los dispositivos que se utilizaban tiempo atrás sólo permitían hacer investigaciones tarde y fuera de contexto. Éstas consistían en extraer un trocito de cerebro y estudiar, en un plato, el rastro que había quedado tras el aprendizaje, comparándolo con el de otro que no había aprendido nada.

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