La pelota de la austeridad en la Administración está en el tejado de los consejeros. Allí la ha embarcado el presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, que lleva días lanzando el mensaje de que se reduzca el número de altos cargos, ni mucho menos por adelgazar el sector público, sino por cuestiones de "eficiencia" en la gestión. Lo que se trata de una recomendación del presidente, como califican desde la Junta, ha calado en los responsables de las 15 consejerías como una orden y la gran mayoría planea recortes en su organigrama directivo para no quedar en evidencia, según manifestaron ayer varios consejeros a este periódico.

La veda la estrenó el pasado martes tras el Consejo de Gobierno Mar Moreno, consejera de Educación, al anunciar su intención de reducir cargos. Hasta ayer ningún otro titular autonómico ha manifestado públicamente su adhesión a la iniciativa, pero sí que han dado orden a su personal más cercano para que estudien cómo reorganizar la estructura interdepartamental y suprimir algunos de los cargos intermedios. La reunión de viceconsejeros, el denominado consejillo, ya abordará hoy, en la habitual reunión de los viernes, decretos de estructura de varias consejerías que ya han concluido su remodelación, para su posterior revisión y aprobación por el Consejo de Gobierno el próximo martes, cuando se darán a conocer los cambios.

Aún restarán otras consejerías que aún no hayan configurado sus equipos y se remitirán a la siguiente reunión, por lo que en un plazo de dos semanas se conocerá de forma definitiva la audiencia que ha tenido el impulso de Griñán a aligerar el peso de la Junta.

Del quebradero de cabeza que esta decisión está provocando en los titulares de las consejerías da fe el retraso en la presentación de los decretos de estructura, un proceso que suele resolverse en pocos días y que en esta ocasión se está alargando más de lo previsto. Algunos consejeros no dudan en privado de discrepar de la medida en dos direcciones: una, porque se puede transmitir el mensaje de que se ha cedido ante la machacona insistencia del PP y otra, la que más preocupa, que en sus decisiones supriman o introduzcan en otros compartimentos materias dando la impresión de que éstas antes no eran necesarias.

Ese concepto de "funcionalidad" fue el que expresó el consejero de la Presidencia, Antonio Ávila, en el pleno del Parlamento el miércoles: sólo se recortará si hay puestos que se queden "sin una función". El mensaje para algunos consejeros, sobre todo para los que repiten, entra en contradicción. Suprimirán direcciones o secretarías generales para hacer cumplir la sugerencia del presidente, pero les molesta que se pueda interpretar la supresión en términos de validez o funcionalidad. Fuentes de la Consejería de la Presidencia insistieron ayer en que se trata de una recomendación del presidente, y no de una obligación de un porcentaje determinado de altos cargos a reducir como ha resuelto el lehendakari Patxi López. Griñán espera un adelgazamiento de la Junta y los consejeros conocen la dieta.