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Andalucía

Pizarro critica que algunos funcionarios revienten actos como hace Batasuna

  • El consejero de Gobernación avisa de que no va a consentir el boicot de actos públicos de los socialistas ante la amenaza de sindicatos y plataformas contrarios al decreto que reforma el sector público

Lejos de amainar, la tormenta que se cierne desde hace meses sobre el sector público andaluz se dirige a la perfección. El PSOE ha emprendido desde distintos flancos una contraofensiva con un mensaje claro a los funcionarios y trabajadores públicos aglutinados en la llamada Plataforma de Empleados Públicos de Andalucía (PEPA): no va a consentir boicoteos a sus actos públicos y menos a partir de ahora, cuando ya tienen un evidente tono electoral, con las municipales a la vuelta de la esquina y las autonómicas en el horizonte. Ayer, el presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán; el consejero de Gobernación y Justicia, Luis Pizarro, y el coordinador de la Interparlamentaria del PSOE-A, Javier Barrero, siguieron la estela que dejó el día anterior el portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento, Mario Jiménez, que tildó de "fascistas" a quienes impulsan el boicot a los actos del partido.

Fue Pizarro, sin duda, quien más gasolina echó a las llamas al recordar que en el País Vasco es Batasuna y su entorno la formación que revienta las convocatorias del PSOE. El titular de Gobernación y Justicia quiso dejar claro que no hacía extensiva la comparación con el radicalismo abertzale a todos los funcionarios de la Administración andaluza, con "todo el derecho y la legitimidad a manifestarse o a mostrar posiciones contrarias", y que la limitaba a aquellos que siguen las consignas de los portavoces de la plataforma que fomentan el boicot a actos socialistas enmarcados en el normal funcionamiento de un sistema democrático ante la celebración de unas elecciones. "Eso es lo que hace Batasuna" en el País Vasco y "eso se parece al fascismo", dijo Pizarro.

En Córdoba, Griñán se presentó como alguien que "siempre" ha estado en contra de los piquetes, y arremetió contra "la derecha, a la que le parecen bien cuando van contra el PSOE". En una línea idéntica a la del consejero de Gobernación, el número uno de los socialistas defendió que los trabajadores "tienen en la Constitución un derecho fundamental, que es el de la huelga y lo pueden ejercer en cualquier momento", pero mostró su más rotundo rechazo a los piquetes -en clara alusión a los grupos de funcionarios y empleados públicos que intentan boicotear los actos de su partido- "en uno y otro caso, siempre, aunque algunos, como la derecha y sus aliados mediáticos" los aplaudan y jaleen cuando ejercen su acción contra los socialistas.

El coordinador de la Interparlamentaria socialista andaluza, Javier Barrero, censuró el comportamiento del presidente del PP-A, Javier Arenas, porque "está instrumentalizando a los funcionarios en su propio provecho" desde una posición radical instaurada en la "mentira y la manipulación" cada vez que hace referencia a la redordenación del sector público andaluz. Según Barrero, la actitud de Arenas "tiene difícil comprensión incluso dentro de su partido a nivel nacional, pues la presidenta de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, quiere poner en marcha un plan similar al de Griñán".

Arenas no desperdició la oportunidad para, preguntado en un acto por la actitud que tomará el PP en el debate parlamentario de la ley que reforma el sector público, arremeter contra los dirigentes socialistas que están "incendiando" la función pública con sus declaraciones. Sin conocer las palabras aún de Pizarro, el presidente de los populares andaluces consideró un "disparate monumental" las directrices de Griñán "a algún lugarteniente", en relación al portavoz del grupo socialista en el Parlamento, Mario Jiménez, que llamó "fascistas" a quienes se manifiestan en contra del decreto ley de reordenación del sector público andaluz.

Arenas consideró "gravísimo" los insultos del PSOE e ironizó con que el presidente de la Junta debería hacer un curso titulado: Cómo pactar desde el insulto. Arenas dijo que en sus once acuerdos como miembro del Gobierno central de José María Aznar nunca insultó a los sindicatos.

Ante las críticas a la escasez de propuestas que expusieron los sindicatos en su comparecencia parlamentaria, Arenas aseguró que sigue el debate "minuto a minuto", que el miércoles le dedicó diez horas a este asunto con otras 15 personas trabajando con él y que sí ha anotado propuestas interesantes de los sindicatos que comparecieron. El PP aboga por derogar el decreto, pero no obstante, planteará enmiendas al texto "que se conocerán en los próximos días", dijo Arenas.

Mientras tanto, algo de mesura llegó de las filas de IU y del sindicato UGT.

El coordinador general de la coalición de izquierdas, Diego Valderas expresó su preocupación por la "deriva de confrontación" que ha tomado el debate, criticó la "prepotencia" socialista y el "cinismo" de los populares y advirtió que "o se rebaja la tensión política y sindical o no habrá capacidad de acuerdos".

El secretario general de UGT-A, Manuel Pastrana, tildó de "metedura de pata" llamar "fascistas" a quienes protestan contra la reforma de la función pública porque "ese tipo de declaraciones dificulta las posibilidades de entendimiento". Pastrana afirmó que "no hay ningún partido que utilice estas acciones como parte organizada de su estrategia política".

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