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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Bancarización de las cajas Todas las entidades andaluzas completarán el proceso este año

Bancos, con casa de empeño y obra social

  • El nuevo diseño acaba con las cajas andaluzas, tal y como se conocían desde 1834, cuando se fundó la primera en Jerez

Cuando empezó la autonomía andaluza en 1982 había catorce cajas de ahorro en la región. Cuando termine este año, técnicamente no quedará ninguna. Todas se convertirán en bancos, en varios casos como socios minoritarios, aunque conservarán las antiguas casas de empeño o montes de piedad, y las obras culturales. Faltaba Unicaja en este escenario y ha entrado en el proceso la última, pero su fortaleza le permite más audacia que las demás: crea un banco propio, inicialmente en solitario, y lidera una fusión nacional con Caja España-Duero, que la coloca cuarta en el ranking español.

En el siglo XIX se crearon en Andalucía dieciséis cajas de ahorros y montes de piedad. La primera en 1834, la caja de Jerez de la Frontera, que tuvo un año de existencia. Eran entidades con orígenes fundacionales tan diversos como iglesia, burguesía, nobleza, gobernadores civiles y círculos de obreros, industriales o artísticos. Pero, en todo caso, sus objetivos eran los mismos: el fomento del ahorro y el combate contra la usura.

En 1900, sólo cinco sobrevivían: el Monte de Sevilla (fundada en 1842), una nueva Caja de Jerez (1863), la Caja de Córdoba (1878), la Caja de Cádiz (1884) y el Monte de Granada (1892). Y de las diez creadas en el siglo XX, sólo fue efímera la de Andújar. Las demás llegaron a la democracia y al inicio de la autonomía: la Caja de Almería (1900), la de Antequera (1904), la de Ronda (1909), y las cajas provinciales de Sevilla (1930), Málaga (1949), Huelva (1949), Córdoba (1953), Granada (1975) y Jaén (1981). Estas seis últimas, fundadas por las diputaciones.

A los pocos años del inicio de la autonomía, se produjo una fuerte concentración. En 1990 se fusionan los montes de Sevilla y Huelva. En el 91 se produce la integración de las tres cajas malagueñas, Ronda, Antequera y provincial, con las de Cádiz y Almería: crean Unicaja. Ese mismo año se integran el monte y la provincial de Granada, con el nombre de La General. En 1993 se fusionan la provincial de Sevilla y la de Jerez, con la marca San Fernando. Y en el 95 se crea Cajasur, con el monte y la provincial de Córdoba. A pesar de las aspiraciones de la Junta de crear una caja única con las existentes, sólo se producen dos fusiones más: la del Monte de Sevilla y Huelva con San Fernando se cierra en 2007, y la integración de Jaén en Unicaja en 2010.

Este año 2010, el Banco de España fuerza fusiones masivas en el sector en toda España. Inicia el baile La General, que había cambiado su nombre por el de Cajagranada; se integra en el Banco Mare Nostrum, que lidera Murcia, con un 43%, seguida de Penedès (27), Granada (18) y Sa Nostra, de Baleares, (12). Este consorcio no debe darse por cerrado; de hecho ha tenido conversaciones formales en las últimas semanas con la Caja España-Duero, que finalmente se ha comprometido con Unicaja. El Banco de España le ha dado hasta el 30 de septiembre para tener un capital principal líquido del 10% para el que necesita una capitalización de 637 millones adicionales. La intención BMN es buscar un socio institucional al que vender una parte de la sociedad, que fije el valor de la entidad y sacar a Bolsa entre el 20 y el 30%, con un precio de referencia. Su idea es que esta operación esté completada el 31 de diciembre. Seguirán operando con las dos marcas BMN y Cajagranada. Su eslógan hace hincapié en esa idea: un banco para los mercados y una caja para los clientes.

Cajasol absorbió en 2010 a la caja de Guadalajara y firmó en noviembre su integración en Banca Cívica, el proyecto liderado por Caja Navarra, que tras esta ampliación detenta un 29,1% del banco, igual porcentaje que la caja andaluza. CajaCanarias (21,3) y la caja de Burgos (20,5) completan el elenco. El grupo necesita una capitalización de 847 millones para alcanzar el core capital del 10% que exige el Banco de España a todas las entidades.

La última en llegar a esta etapa ha sido Unicaja. No ha sido por falta de ganas. Braulio Medel ha sido el principal apóstol de la doctrina de la caja única durante décadas, pero más allá de la integración de Jaén en 2010, el peso de Unicaja ha disuadido a las demás. Lo intentó con Castilla-La Mancha en 2009, y volvió a probar suerte con Cajasur en 2010, sin éxito. Ha sido hace una semana cuando ha pactado un principio de acuerdo con la Caja España-Duero.

El grupo castellano leonés necesita 463 para cumplir con las exigencias de capital principal marcadas por el Banco de España. Y presentará mañana sus planes de capitalización, que incluyen como primera hipótesis la fusión con Unicaja. El BdE le dará dos semanas, hasta el 16 de abril, para concretar los términos de su integración con la caja andaluza, con la documentación adicional necesaria.

El banco resultante debe estar constituido antes del 30 de septiembre y probablemente estará operativo antes de fin de año. Unicaja tendrá el 63% de su capital y Caja España-Duero el 37, a pesar de que los activos de Unicaja son de 35.167 millones y los de el grupo Espiga 46.633 millones. La explicación está en la solvencia de una y otra. Unicaja tiene un capital principal del 13,1% y una morosidad del 3,7%, mientras Caja España-Duero tiene de core capital el 8,2% y una morosidad del 9,38%. El consejo de administración resultante tendrá 15 miembros, nueve de Unicaja y seis del grupo Espiga.

Si se cumple el calendario previsto por el Banco de España, a final de diciembre se habrá bancarizado por completo el sistema de cajas andaluzas.

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