El Viso del Alcor

Más de cien juegos para el desarrollo integral del alumno

  • Cultura. El maestro Alejandro Pérez ha recopilado sus 122 juegos didácticos, realizados durante 35 años de docencia, para 'Expodidáctica', una muestra visitable hasta el 19 de abril.

Todo empezó en los años 70. Alejandro Pérez González (El Saucejo, 1945) se dio cuenta de que la mejor manera de que sus alumnos de Educación Especial aprendieran los conceptos era apelando al juego. Primero, usaba cartulina y cartón. Más tarde, su firme convicción le llevó a sacarse el título de técnico en Artes Plásticas y Diseño en Ebanistería Artística . "Tuve que confeccionar mis propios juegos didácticos, cortando, barnizando y preparando la madera", cuenta Pérez González.

Desde entonces y hasta su jubilación, ha confeccionado un total de 122 recursos de aprendizaje, todos registrados en la propiedad intelectual y reflejados en El libro de los juegos (editorial Guadalmena, 1988), una de las cuatro obras literarias de Alejandro Pérez. De hecho, muchos de ellos forman parte de Expodidáctica, una muestra con 10 espacios de juegos destinada principalmente a personas vinculadas directa o indirectamente con el mundo de la educación y de la infancia, así como a familias que tengan presente el juego infantil en su vida cotidiana. El objetivo de la exposición, que se puede visitar en el Centro Cultural Convento de la Merced de 17:30 a 21:00 hasta el próximo domingo, es potenciar, entre los niños, sus familias y el personal docente, un tipo de juego y de juguete que contribuya al desarrollo integral de los menores, a su desarrollo cognitivo, social, afectivo y motor.

Con ese pensamiento entre ceja y ceja, Alejandro ha hecho de todo con la meta constante del aprendizaje divertido: se convirtió en el mago Piccolino para explicar fórmulas matemáticas; enseñanza del vocabulario a través de asociaciones de palabras; rompecabezas de dos a siete piezas; juegos de vocales y sílabas directas; plantillas para ejercitar la coordinación visomotora sacando la silueta y el contorno de la mano; construir casitas de madera pieza a pieza...

Pérez González ha usado siempre materiales sensoperceptivos para jugar con las formas y diferenciar los tamaños con el fin de que el niño utilice los cinco sentidos en el aprendizaje integral. "Los niños tienen que jugar. Vamos a dejar ya lo de aprender de memoria", asevera el maestro saucejeño, que realizó uno de sus trabajos más minuciosos con el fin de que los alumnos supieran diferenciar entre volumen, longitud y superficie: cientos de teselas de distintos colores para que los niños crearan mosaicos con las mismas. "Me llevé dos sacos de teselas y un alumno me hizo el Sánchez Pizjuán", recuerda Pérez González con una sonrisa.

Este inventor didáctico también creó en su día una caja de discriminación auditiva y una barra de madera por donde se meten bolas con números de diferentes colores. "Por cada sitio que pasé he dejado mi método de trabajo para que pueda aplicarlo cualquiera. Nunca he comercializado nada", apostilló todo un pionero de la pedagogía.

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