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Crítica 'Latidos del agua'

Inmejorable materia prima

Imágenes cedidas por el ICAS. Ayuntamiento de Sevilla.

Latidos del agua. Baile, coreografía y dirección: Patricia Guerrero. Guitarra: Luis Mariano Renedo y Dani de Morón (artista invitado). Cante: José Ángel Carmona. Piano: Alejandro Cruz Benavides. Percusión: Agustín Diassera. Bailaor: Eduardo Leal. Trío Albéniz: José Luis Recuerda (bandurria), Ismael Ramos (laúd) y José Armillas (guitarra). Lugar: Teatro Central. Fecha: Domingo 28 de septiembre. Aforo: Lleno.

A sus 24 años, Patricia Guerrero es ya una realidad de la danza flamenca. Sus premios y su trayectoria, que ya la ha visto como solista del Ballet Flamenco de Andalucía, justifican su deseo de emprender una carrera en solitario y con compañía propia. Con ella justamente estrenó estos Latidos del agua el pasado noviembre en su ciudad natal, Granada. Un ambicioso proyecto que la granadina quiso dedicar a la figura de su paisano, el guitarrista y compositor Ángel Barrios (1882-1864), asumiendo algunas de sus composiciones e invitando al escenario al Trío Albéniz de pulso y púa, en recuerdo de aquel Trío Iberia creado por Barrios en 1900.

El espectáculo, limpio y de producción impecable, ha sido reordenado para su presentación sevillana por la mano experta del director de escena Juan Dolores Caballero. Con este envoltorio, poco frecuente en las óperas primas, el baile de Patricia resalta por su gran belleza; ella es capaz de bailar con todo su cuerpo, sobre todo con sus hermosos brazos. La naturalidad de sus giros y su energía suave contrasta con su velocidad -marca de casi todos los jóvenes del flamenco actual- y con una precisión que sólo poseen aquellos que esperan la inspiración trabajando.

Sin embargo, a nuestro entender, no logra definir del todo su lenguaje y, por ende, comunicarle al patio de butacas todo lo que lleva dentro, dejando en ocasiones una sensación de frialdad, de algo que está por romper. Durante toda la pieza, tanto en lo teatral como en su baile, parece querer distanciarse del flamenco tradicional, del pellizco. Magníficamente secundada a veces por Eduardo Leal, Patricia canta y baila con traje de calle piezas a piano, se decanta por los arreglos en el momento de la guajira y fragmenta a voluntad una seguiriya. Luego, casi al final, se entrega a la ortodoxia de una soleá con bata de cola y con la voz de José Ángel Carmona...

Búsquedas lógicas de una artista joven que, a pesar de tener una espléndida formación y unas dotes poco comunes, tendrá que luchar como todas para encontrar un estilo que la defina.

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