Hace menos de seis meses, el 26 de octubre, en el Pisuerga pucelano había un runrún entre los asistentes al partido entre el CB Valladolid y el Cajasol. El comentario generalizado básicamente era que con esa plantilla preñada de chavales el club sevillano tenía garantizada la última posición de la tabla a finales de mayo, cuando concluye la fase regular. No hay que tomarse a mal aquel pensamiento tras la tercera jornada de la ACB porque la pinta entonces daba miedo, sino simplemente vale el dato para comprender la evolución vivida desde comienzos de noviembre. Ahí el Laboral Kutxa fue arrollado en San Pablo y a este Domingo de Resurrección llega el joven y ambicioso conjunto de Aíto García Reneses con 14 victorias y 13 derrotas -14 y 10 sería el balance sin contar los tres primeros compromisos-, noveno clasificado empatado con el séptimo y con bastantes opciones de entrar en el selecto vagón de los que jugarán el play off.

Para ello no vendría nada mal, dicho sea de paso, poner otro puntal a este maravilloso reto de clasificarse para la fase por el título en una apuesta arriesgada y en firme en momentos de acentuada crisis económica. Supondría dar un paso de gigante en las aspiraciones conquistar el Nou Congost, donde andan enfrascados en una acuciante depresión de juego y resultados -llevan los manresanos una racha de cinco tropiezos consecutivos y nueve de los 10 últimos encuentros- y bastaría, aunque no sea sencillo, amarrar los tres choques caseros para tener el billete al play off prácticamente atado, teniendo en cuenta que el Joventut sería una de las víctimas.

Casi empatados en ataque -el Cajasol es el tercero de la Liga que menos anota (73,26 de media) y La Bruixa d'Or, el cuarto (73,3)-, uno de los puntos fuertes que diferencia a los hispalenses de los barceloneses radica en la defensa, ya que la visitante recibe cerca de 10 puntos menos por duelo que la local.

Otra de las novedades en esta vigésima octava jornada, amén de la lesión de Álex Hernández y la consabida ausencia de Joan Sastre, es el regreso de los dos ala-pívots cajistas. Kristaps Porzingis está totalmente repuesto, según informa el propio club, de la torcedura de tobillo que impidió que jugara contra el Herbalife; más precauciones hay con Marcus Landry, mermado por una lesión muscular y que podrá participar algo, aunque no a tope.

Ahora que parece lanzado el Cajasol, tendrá que avanzar más en su proceso de madurez para afrontar con garantías una complicada cita ante un rival muy necesitado y casi embarcado de final en final en lo que queda de fase regular. Si San Pablo le está proporcionando tras el ecuador liguero (cuatro triunfos en cinco encuentros) la solidez necesaria como para haber tomado impulso, coger velocidad de crucero es cuestión de mantener la fiabilidad mostrada como visitante, con seis victorias y siete derrotas.

Satoransky, el jugador con más influencia en el ataque de su equipo de toda la ACB, según la web solobasket.com, será el principal hombre que querrá vigilar Pere Romero, nuevo técnico de La Bruixa d'Or. El checo sabe que está bien acompañado y que cuando no es Bamforth quien tira del carro pueden hacerlo Marcos Mata o Nikola Radicevic, enorme en el último triunfo. También Balvin y Hernangómez han demostrado que se alternan muy bien en el puesto de cinco y Burjanadze echó una buena mano contra el equipo de Pedro Martínez. Franch querrá impulsar su juego en estas últimas citas con vistas también a que le propongan una posible renovación mientras que Álex Urtasun está sirviendo de apoyo fundamental al adaptarse sin problemas a su papel.

En La Bruixa d'Or destaca la labor del poderoso cuatro Darryl Monroe y tiene peligro en el perímetro con Giannopoulos y Eriksson. De capa caída anda Larsen después de su espectacular inicio de campaña y Joan Creus deberá sostener a los suyos desde la dirección. Ellos irán con el cuchillo entre los dientes y el Cajasol sólo tiene que demostrar lo mismo que estos últimos cinco meses.