Su adiós no despierta las mismas sensaciones que el de su amigo Tomas Satoransky, con quien vino a San Pablo siendo un chaval de 17 años y que también emigra para competir en el Palau Blaugrana, pero sí que tiene su punto melancólico después de vivir sus inicios como profesional en el Cajasol. Joan Sastre, el capitán de la plantilla el pasado curso, se va al CAI por la puerta de atrás después de un año complicado por culpa de la espalda y, sobre todo, por no ser valorado por los nuevos propietarios del club como alguien de la casa.

Pocos aficionados del club hispalense entendieron por qué el balear, que terminaba contrato, no estuvo en la lista de jugadores sujetos a tanteo que envió José Luis Galilea, director general de la entidad, a la ACB y en cambio sí fue incluido Álex Urtasun, un buen complemento para el último tercio de temporada, pero ya veterano y no con el margen de mejora que tiene Sastre pese a sus dolencias físicas.

El dicharachero Satoransky se despidió con una emotiva carta y Sastre, más introvertido, con escuetas frases en Twitter: "Muchas gracias a toda la familia cajista, club, cuerpo técnico, aficionados... por estos cinco años, y por hacer de Sevilla mi segunda casa, donde he crecido tanto a nivel personal como profesional. ¡Gracias a todos de corazón!", escribió el exterior, quien acto seguido mostró su orgullo por la nueva etapa que afronta en el CAI Zaragoza, donde ha firmado por un solo año.

El alero se convirtió en el quinto fichaje de los maños para la campaña venidera. Sus números en los 22 encuentros que disputó con el Cajasol en el último ejercicio indican que promedió 7 puntos, 2 rebotes y 1 asistencia en 23 minutos, aunque lastrado por el problema en la espalda que ya le dio la lata en el segundo año de Joan Plaza en Sevilla.

Como curiosidad, Joan Sastre se convierte en el tercer balear de la plantilla junto al base Llompart y al alero Pere Tomás.