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La mano que mece la cuna, pero sentado

  • La orden del club de que nadie se levante del banquillo redunda en la pista cuando se necesita un guía.

¿Se puede pedir intensidad a los jugadores en la cancha cuando no se muestra desde el banquillo? Es la pregunta que muchos se hacen tras ver la derrota del CB Sevilla ante el Fuenlabrada. Dijo Audie Norris en la rueda de prensa que Scott Roth, primer entrenador aunque con la designación de asistente por la imposibilidad de poder dirigir en la ACB por la falta de la titulación requerida en España, busca "cinco jugadores que vengan a luchar cada día". Si tras más de dos meses al frente del equipo y con 12 hombres a su disposición los sigue buscando, algo falla.

Pero esa frase no hace más que apuntar a los jugadores, como ya pasó en Valencia cuando se afirmó que "con esa defensa no se gana a nadie en la ACB". En las ruedas de prensa habla un técnico, en los entrenamientos otro y en los partidos no se imprime algo de sangre desde el banquillo porque la orden del club es que nadie se levante -en este caso Norris sería el autorizado- en apoyo a Roth, imposibilitado para dar órdenes. El caos, como es lógico, se traslada al parqué, donde la mano del Roth tampoco se nota en los momentos clave: que hace falta un triple, se juega con tres hombres altos; que hay que cerrar el rebote, no se saca a los hombres altos.

Entre unas cosas y otras, como se dice, la casa se queda sin barrer, pero la situación no es nueva porque ya en verano se intuía lo que podía pasar (y ha pasado). Desde que se anunciase la contratación de Roth ya se empezó a apuntar que el convenio firmado por la patronal, la Asociación de Entrenadores Españoles de Baloncesto (AEEB) y los clubes impediría al técnico dirigir. Lejos de buscar una solución, los actuales rectores continuaron hacia delante, insistiendo en que "Roth será el entrenador del CB Sevilla en la ACB" e incluso se presentó a a Norris sin apuntar un cargo preciso más allá de ayudar en el crecimiento de los pívots. El ex jugador sí se fue a Zaragoza a sacarse el título y cuando la entidad se encontró con el "no" de la ACB fue el designado para firmar las actas como primer entrenador, a pesar de que no tenía ninguna experiencia, al contrario que Javi Carrasco o Rafa Monclova.

Lejos de dar normalidad al asunto, no se hizo una puesta de largo oficial, como tampoco se ha hecho con Oriola, Byars -quien el club anunció que tendría el pasaporte costamarfileño la pasada semana para actuar como Cotonou y aún sigue teniendo la licencia de extracomunitario-, Watts y Pullen a estas alturas de la competición. Tampoco con Roth, que puede incluso hablar mañana como entrenador del conjunto sevillano en la Eurocup, competición en la que sí puede levantarse y dirigir al regir otras normas. Cierto es que el estadounidense no podría presentarse como entrenador del equipo, pero, hecha la trampa de sentarlo como asistente, podría ser presentado como tal y así dar cierta normalidad a este pequeño caos que redunda en el parqué.

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