cb sevilla - spirou charleroi · la crónica

Grandes los chicos de ayer (80-75)

  • Radicevic, Porzingis y el castigado Balvin, junto al artista Pullen y Urtasun, recuperan a tiempo el pulso de un equipo tocado tras el descanso. Segunda victoria del curso en una competición balsámica.

La vida enseña pronto las evidencias y ayer pudo apreciarse de primera mano que un cuarto de los chicos que emergieron la pasada campaña como parte de un conjunto que llamó la atención de toda Europa tiró del carro en los momentos de zozobra máxima, tras un segundo tiempo nuevamente para tirar a la basura, y ayudó muchísimo a que el CB Sevilla levantara los brazos como ganador de su segundo combate del curso y también de la Eurocup. Tendrá que ver, lógicamente, que el entrenador puede estar en la banda y dar indicaciones...

Radicevic (niño de la casa), Porzingis (niño de la casa) y el castigado Balvin (niño de la casa) resultaron indispensables en el cuarto parcial, ayudados por la magia de un Pullen inédito en la primera mitad por las faltas y de Urtasun, que también convivió con los críos casi la mitad de la campaña. Si a ellos se les unieran Bamforth, Sastre, Landry e incluso Franch y Burjanadze... habría que haberlos visto en acción. Será en otra vida. Los retales del traje aún fueron capaces de levantar el ánimo y derrotar al Spirou Charleroi, colista del grupo pero que tenía todas las de ganar anoche en un San Pablo, como estaba previsto, medio vacío.

Los locales, decididamente, querían cambiar la inercia traída desde el domingo, cuando en una desastrosa segunda mitad se diluyeron ante el Fuenlabrada. Desde luego, el control fue de los anfitriones ante un Spirou Charleroi que de buscar al comienzo el juego por dentro lo varió por completo para lanzar 17 triples antes del descanso (1/7 el ex ACB Dylan Page en menos de 15 minutos). Es más, la diferencia de 14 puntos en el intermedio bien pudo llegar a 25 si el CB Sevilla no hubiera regalado algunas contras; Thames, erre que erre seguramente motivado por el banquillo, hubiera estado más fino en el tiro y en la dirección; o los belgas no se hubiera encontrado con la fortuna de cara en canastas sobre la bocina.

Apretó atrás el conjunto de Roth y, aunque los resultados tardaron en asomar, sí lo hicieron en el segundo cuarto. Byars colocó el 24-17 para sellar con ese marcador el primer cuarto y Stas, técnico del Spirou, se volvió loco en la banda sin hallar fórmulas para agilizar los ataques y frenar las pérdidas. Un tapón de Porzingis espoleó un parcial a favor para los sevillanos, que sólo se dejaron encajar dos puntos en más de seis minutos con contras veloces y alguna jugada de cara a la galería, con un pase por la espalda de Berni incluido... Radicevic se apuntó a la fiesta con un gran triple antes de que Thames no permitiera ampliar el margen antes del descanso: 41-27.

Los segundos 20 minutos llevaban camino de convertirse en un martirio chino, con la fragilidad del equipo local a flor de piel. De primeras, técnica a Willy Hernangómez y jugada de cuatro puntos para los belgas: tiro libre y triple. Ya estaba el taco montado. Moviendo el balón con sentido, el Charleroi hizo un parcial de 4-18 en menos de cinco minutos para igualar la contienda a 45 puntos. No tocó demasiadas teclas entonces Roth, aunque Pullen, que vio en el banco la primera parte entera por las faltas, estaba ya sobre la cancha.

Mukubu situó al Spirou con uno arriba en el minuto 26 y la escasa parroquia fiel a San Pablo empezó a silbar y a pedir la cabeza del técnico estadounidense. Oriola, que pelea como un jabato y saca partido a su lucha, se empeñó en que los visitantes no rompieran el duelo y lo consiguió: 55-56 al final del tercer acto. Quedaba un mundo y había que ver el comportamiento en los 10 minutos finales, que se abrió con un triple belga.

Pullen tomó el mando y se dedicó a asistir. Roth echó mano de Balvin, muy querido por los seguidores hispalenses, y con sus amigos Radicevic y Porzingis. La envergadura de los dos interiores, el desparpajo del base serbio y el toque de calidad de Pullen, ayudados por Urtasun, provocaron nervios en la escuadra de Stas, de repente perdida (65-59) tras un triple de Radicevic. Volvió a la carga el Charleroi aprovechando una técnica a Balvin, que al momento sacó un dos más uno (68-65).

Con el duelo igualado a 71 y 73, Oriola aprovechó un par de pases para sentenciar, pero la revolución había llegado antes, cuando los chicos de ayer recordaron viejos/nuevos tiempos.

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