No es plan de seguir cacareando las perniciosas decisiones que se llevan tomando en la directiva del CB Sevilla desde el pasado verano y que han colocado al equipo y al club en el disparadero. Llega la hora de que alguien ponga la sensatez en servicio del bien común para tratar de obrar un milagro: la permanencia en la ACB y la necesidad de que la entidad siga en pie y no se volatilice en unos meses, como apuntan muchos indicios.

Es una urgencia terminar con los experimentos estivales y ponerse manos a la obra ahora, sin más dilación. Con varios de los estadounidenses contratados para el proyecto fuera del equipo, incluyendo a Scott Roth, aparece por San Pablo un veterano escolta como Kirk Penney, especialista en el lanzamiento y que puede ayudar en la anotación, aunque la plantilla cuente con los dos jugadores más veteranos en esa posición, Berni Rodríguez y Álex Urtasun, si bien el primero ocupa más el puesto de alero e incluso de ala-pívot con Roth al mando.

Penney, internacional neozelandés de 34 años y 1,96, cuenta con experiencia tanto en la NBA como en el baloncesto europeo, y más concretamente en la Liga Endesa tras su paso por el Herbalife Gran Canaria (03-04) y el Fuenlabrada (11-12). En breve se incorporará al trabajo y seguramente no sólo eche una mano en el tiro sino también con su veteranía.

Lo que no está tan claro es quién se hará cargo de la responsabilidad del banquillo hasta final de temporada. José Luis Galilea, director general y deportivo, ha estado dando bandazos -como este verano: Aíto, Sergio Hernández, Pedro Martínez, Sito Alonso, Scott Roth...- sin definir claramente el perfil tras conversar para firmar a Óscar Quintana, a Luis Casimiro, a Bozidar Maljkovic o a Luka Pavicevic.

Desde luego, no le queda otra al CB Sevilla que dejarse de inventos y de experimentos, pues a la vista está que todos los movimientos estivales han supuesto errores garrafales que han hundido al equipo y a la entidad. Audie Norris no estaba preparado para dirigir y Javi Carrasco, un gran ayudante, no dispone de la experiencia necesaria en estas lides para dotar de tranquilidad a un plantel estresado y bajo mínimos... aunque Galilea siga pensando que el problema es la baja calidad del equipo, no del cuerpo técnico.