CB Sevilla - Valencia Basket

El Caja vuelve a respirar (79-72)

  • Casimiro se estrena en el banco hispalense con un triunfo decisivo en lo psicológico. Balvin demostró que es válido y Radicevic hizo de líder.

"Pueden traer a Aíto, Phil Jackson o Pablo Laso, que la situación seguirá siendo la misma". La frase la firmó en su día Scott Roth, el no entrenador que el director general del Baloncesto Sevilla, José Luis Galilea, mantuvo 17 jornadas. La primera vuelta completa en la que dejó al equipo colista, hundido mentalmente y roto. No hacía falta traer a nombres tan laureados, no. Para respirar de nuevo, para volver a ser el Caja era suficiente con un técnico con experiencia que sepa lo que es la ACB, con sus papeles en regla y que tome decisiones coherentes. Y coherencia es lo que pusieron Javi Carrasco, el interino que le hizo los primeros auxilios al equipo, y Luis Casimiro ayer, el hombre que, tras los varios noes que recibió Galilea, eligió Fernando Moral, presidente de la entidad, para intentar obrar el milagro de la salvación.

Con un ataque menos anárquico, una defensa más intensa (en res de los cuatro actos encajó menos de 20 puntos) y, sobre todo, con la implicación de todos los jugadores, ahora otra vez comprometidos e ilusionados, el CB Sevilla tomó impulso con un triunfo sobre el Valencia Básket (79-72) que tiene más valor moral casi que clasificatorio. El colista de la ACB está vivo. El colista que dejó Roth tiene ganas de luchar y, sobre todo, capacidad y ganas para levantarse, como demostró en un intenso duelo frente a un rival que anda también desorientado esta temporada, pero al que le sobra calidad. 

La personificación del cambio de actitud la representa Balvin. Vilipendiado por el estadounidense y puesto en el mercado por el director deportivo, marcó las primeras diferencias en un primer cuarto en el que el cuadro hispalense disfrutó, por fin, jugando en el parqué. Un mate del checo aprovechando el bloqueo y la continuación con la asistencia de Radicevic fue la primera canasta del partido. El abecé del baloncesto en ataque, pero qué poquito se vio en la primera mitad del campeonato, en la que el cuadro sevillano jugaba más al balonmano, abusando del tiro exterior de manera desmedida. Con Balvin de estilete en la pintura el conjunto local se gustaba para poner, con siete puntos del pívot, un 12-4 con el que algunos se frotaban los ojos en la grada.

Con rotaciones lógicas, aunque con demasiados minutos para el recién llegado Penney, Casimiro intentaba mantener la intensidad en los suyos, pero con Woodside al mando el CB Sevilla  se bloqueó. Tuvo que salir el Radicevic para animar de nuevo el juego de los suyos y liderar un parcial de 8-0 para disparar a los verdirrojos (24-11) antes del final del primer acto.

Pero al cuadro taronja, por muy irregular que se esté mostrando, le sobran los recursos. Una defensa mucho más agresiva, permitida por la parsimonia actitud de unos colegiados que sabían que pitaban al colista de la Liga, metió a los de Carlos Durán en el choque. Las faltas personales caían una tras otra en el bando local y con un ataque menso fluido y una defensa más floja, con Woodside y Berni permitiendo a los exteriores visitantes colarse hasta debajo de la canasta, el Valencia llegó al partido en el minuto 18, cuando Dubljevic puso las tablas en el luminoso (30-30). El CB Sevilla había perdido una ventaja de 13 puntos, cuestión que otros días acarreaba la caída completa del equipo. Pero entonces surgió de nuevo Balvin para poner las cosas en su sitio con cinco puntos seguidos para espolear a su equipo, que llegó al descanso aún mandando.

Quedaban 20 minutos y el Baloncesto Sevilla estaba vivo. Ya era para estar moderadamente satisfechos tras los esperpentos vividos este curso. Pero Casimiro estaba extramotivado y contagió a los suyos en un cuarto en el que el intercambio de golpes quedó en tablas a errores: 1/6 en triples de los locales, a los que el rebote ofensivo (cinco, 13 en total) les dio oxígeno, y 6/17 en tiros de campo del Valencia, agarrado a la inspiración de Dubljevic. Con Penney deambulando por la pista sin ritmo ni aún confianza, los de Casimiro aprovecharon la energía de Hernangómez y Oriola, que redoblaron sus esfuerzos porque Porzingis jugaba tocado tras producirse un esguince el viernes, para no perderle la cara al choque y afrontar el último periodo con todas las opciones.

El trabajo de un técnico es tomar decisiones y cambiar la dinámica según se va desarrollando el encuentro. Casimiro lo vio claro y apostó por jugar con los dos bases (los 10 minutos). Radicevic, funcionó en la defensa frenando a Vives, Pau Ribas o Rafa Martínez, el que tocara, y Woodside, mal atrás, decidía en la otra canasta (siete puntos). La fórmula no es nueva, Ya lo intentó Roth, pero la mano del entrenador sí se notó esta vez. Un triple de Byars ante la agresiva zona taronja, lo mejor en su gris partido, lanzó a los suyos con un parcial de 7-0 tras el 62-72. Pau Ribas, al que sacó Aíto García Reneses en la Penya siendo un niño, se resistía a perder y puso al Valencia a tiro (69-67), pero el CB Sevilla creía en lo que estaba haciendo. Creía en el entrenador que se desgañitaba desde el banquillo y se metía en el campo dando órdenes a sus pupilos y explotó con un alley oop marca de la casa entre Radicevic y Porzingis. El equipo hispalense apretó atrás, los nervios llegaron al plantel valenciano y un triple de Woodside liquidó el choque para alegría de muchos (29-9 de valoración en este cuarto) y para que a Scott Roth le haga pensar qué ha hecho durante 17 jornadas en Sevilla.

Ficha técnica: 

79 - Baloncesto Sevilla (24+15+19+21): Woodside (13), Penney (3), Berni Rodríguez (3), Oriola (14), Balvin (12) -quinteto inicial-, Byars (6), Radicevic (10), Porzingis (8) y Hernangómez (10). 

72 - Valencia Basket (15+23+18+16): Nedovic (7), Harangody (-), Martínez (4), Dubljevic (14), Sato (5) -quinteto inicial-, Ribas (17), Lucic (7), Vives (10), Loncar (8) y Aguilar (-). 

Árbitros: Perea, Guirao y Aliaga. Sin eliminados. 

Incidencias: Partido correspondiente a la decimonovena jornada de la Liga Endesa disputado en el Palacio Municipal de los Deportes San Pablo ante 3.100 espectadores.

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