Liga endesa

El Caja sigue latiendo (72-78)

  • Los de Casimiro salvan un 'match ball' ganando en Manresa. En un mal partido cargado de tensión, Porzingis y Radicevic decidieron.

Más de un cajista se miró las manos pasadas las 22:00 y se daría cuenta de que no tenía uñas. Nervios, tensión, errores (muchos)... Todo lo que tiene un mal partido, pero qué más da eso. El resultado, al fin y al cabo, es lo que cuenta en el deporte profesional y el Baloncesto Sevilla, los niños que fueron señalados cuando las cosas iban mal dadas, sacaron adelante uno de los partidos más importantes de la historia de una entidad con 28 años de historia. Y eso que este equipo, con sus distintas denominaciones, ha jugado finales por títulos, la última hace cuatro años y dos días en Treviso, pero en Manresa no había en juego ni la gloria ni un trofeo en juego. La apuesta sobre la mesa era la supervivencia del club que es aún mayor que todo, y el plantel de Luis Casimiro salvó el primer match ball del curso con sudor, casta, fe... Todo lo que quieran en esa línea y añádanle dos factores decisivos: la pizca de suerte necesaria y el liderazgo de dos nombres, Radicevic y Porzingis en el cuarto decisivo. 

El cuadro hispalense se la jugaba en el Nou Congost frente a un conjunto veterano, con perros viejos, en el buen sentido y un técnico experimentado que ya en la previa intentó jugársela al rival. El lesionado White, con lumbalgia, saltaba de inicio a la cancha y el Manresa comenzó el choque con una defensa aguerrida que trataba de intimidar a los visitantes. Las manos locales volaban por todas partes ante la permisividad arbitral y la inocencia del rival, pero, poco a poco, con las canastas de Byars y la templanza de Berni Rodríguez, el CB Sevilla se fue serenando porque no es que le costara atacar, es que le costaba tirar. 

El 5-0, pese a todo, no perturbó al cuadro andaluz, que ha aprendido a torear en plazas complicadas y que ya no es (afortunadamente) el equipo timorato que se hundía a las primeras de cambio en la primera vuelta. ¡Cuánto tiempo perdido por cabezonería!, pero ésa es otra historia. La entrada de Radicevic le dio otro aire al ataque, ritmo, sentido común..., pero un mal que no se acaba de remediar, el de la candidez para cerrar el rebote (14 de ataque en total), permitía a los locales segundas opciones en un mal día con eso de la puntería (17/43 en tiros de dos y 7/27 en triples) que Grimau, un veterano curtido en mil batallas, sabía aprovechar. 

Templados los nervios, el CB Sevilla empezó a jugar, controlando el partido, pese a las múltiples imprecisiones (16 pérdidas) y con los triples de un motivado Berni intentaba romper el choque camino del descanso (25-31). Pero Fotu, en su mejor partido del curso, se empeñaba en responder y mantener a los suyos en el partido aprovechando la endeble defensa de los interiores sevillanos, que ni siquiera levantaban los brazos cuando el neozelandés asomaba por la línea de los 6,75 metros (3/5 en triples). Los despistes se multiplicaron antes de irse al descanso y una pérdida de un desacertado Woodside que aprovechó Sakic y un triple sobre la bocina de White aprovechando la bisoñez de Hernangómez dejaron el marcador en 35-37 al descanso cuando bien pudo ser más amplio. 

El choque era vital, capital, para los dos y, aunque suene redundante, el menos malo se llevaría el triunfo. Y ninguno pareció quererlo al comienzo del segundo tiempo porque la sucesión de errores parecía no acabar. Un chispazo lejano de Berni y la aparición de Porzingis colocaron a los andaluces con nueve puntos de ventaja (41-50) y la posibilidad de romper el encuentro de una vez. Pero estar luchando por la salvación no es fruto de la casualidad. En el hoyo se está por méritos propios y Fotu, que tiraba del carro con más coraje que nadie, y el veterano Grimau impidieron respirar al CB Sevilla con un 7-0 que Casimiro paró con un tiempo muerto. 

Quedaban 10 minutos y el 53-55 hacía presagiar un final complicado. Nada nuevo para los que siguen a este equipo desde que se llamaba Caja San Fernando. El corazón está ya a prueba de todo, pero cuando la subsistencia de la entidad está en juego, algo nuevo para la afición, el sufrimiento se multiplica. Y cuando el Manresa, tras ir a remolque todo el choque, se puso por delante con los envites de Álex Hernández, las arritmias se dispararon. Por fortuna, no en la plantilla. 

Radicevic, que hasta el tercer cuarto apenas había jugado 12 minutos, fue la apuesta de Casimiro para jugar el último cuarto completo. Y el serbio respondió. Penetraciones (con algún punto de locura), asistencias, puntos, defensa intensa y un ritmo en ataque que el Manresa no pudo frenar. A la fiesta se sumó Porzingis, que anotó 12 puntos en el cuarto decisivo con rebotes decisivos y canastas que acabaron por martillear a un debilitado conjunto catalán que se quedó sin fuerzas en la pintura (cinco rebotes en ataque). Con más ocho (68-76) entró el CB Sevilla en el último minuto. El triunfo estaba en la saca, una victoria trabajada, pero el average era posible de recuperar. Entonces, llegaron las malas decisiones con triples sin sentido y faltas innecesarias. Lo importante, era ganar. No pidamos peras al olmo.

Ficha técnica:

72. LA BRUIXA D'OR MANRESA (17+18+18+19): White (3), Grimau (17), Seeley (-), Sakic (9), Rizvic (5) -cinco inicial-, Sánchez (5), Hernández (9), Dilys (2) y Fotu (22).

78. BALONCESTO SEVILLA (17+20+18+23): Woodside (7), Penney (5), Rodríguez (11), Porzingis (19), Balvin (6) -cinco inicial-, Oriola (-), Hernangómez (4), Byars (6), Radicevic (15) y Urtasun (5).

Árbitros: Miguel Á. Pérez Perez, Francisco José Araña y Sacristán. Sin eliminados.

Incidencias: partido de la vigésimo novena jornada de la Liga Endesa disputado en el pabellón del Nou Congost ante 4.600 espectadores. Antes del inicio, la grada formó un gran mosaico rojo y blanco de apoyo al equipo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios