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Un hasta luego o un adiós

  • El CB Sevilla cierra el curso con la incertidumbre que envuelve su futuro en un duelo intrascendente salvo para su rival, el Joventut.

Salvado casi por la campana en el plano deportivo, urge la crítica situación institucional que rodea a este histórico de la Liga ACB que puede pulverizarse en pocas semanas si no se encuentra un arreglo al desaguisado formado por Jefferson Capital Funding y quienes llegaron con el seco fondo de inversión estadounidense. Disparado el presupuesto hasta un nivel tal que consumieron buena parte del dinero de la próxima temporada, el panorama se presenta oscuro, negrísimo: o un comprador/inversor se hace cargo de la entidad deportiva a partir del 30 de junio o echará el cierre. No hay tutía.

La estrepitosa y nefasta gestión de quienes arribaron a San Pablo en verano ha hecho que cantara la gallina en unos meses y el despilfarro haya llevado a Caixabank a replantearse el futuro del Caja, un equipo con cerca de 30 años de historia pero que no ha sabido ni podido autofinanciarse sin necesidad de recurrir siempre a papá banco, como lleva toda la vida. Bajo la presidencia de Juan Carlos Ollero, pergeñó el club un plan de viabilidad apostando fuertemente por la cantera, por jóvenes con talento que fueran formados en Sevilla: Satoransky, Sastre, Balvin, Porzingis, Radicevic, Salash... son ejemplos de que el proyecto, no demasiado costoso, llevaba un buen camino al objeto de ir obteniendo ingresos de los traspasos de algunos de ellos.

Esta filosofía fue tirada al cubo de la basura por Jeffrey Meythaler, dueño del grupo inversor y agente de jugadores, y José Luis Galilea, director general y deportivo al alimón. Hicieron prácticamente tabla rasa: fuera Aíto y Ocampo; fuera Llaneza; fuera Bamforth; dentro un técnico novato y sin papeles como Roth, un ayudante con el título recién adquirido como Norris, una serie de jugadores yanquis de escaso fuste, algunos de los cuales con pasaportes africanos que nadie sabe quién pagó, un responsable de marketing que no metió un euro en la entidad... El experimento saltó por los aires en una primera vuelta desastrosa y hubo que tirar de la cartera para deshacer el enredo, largar a varios integrantes del plantel y al preparador norteamericano. El tortuoso camino fue mejorando hasta que en San Sebastián llegó el deseado ascenso cuando los retos de este equipo que fue séptimo el curso anterior eran otros bien distintos.

Así que cuando la permanencia quedó al fin atada, asomaron los problemas institucionales. El anterior propietario, que ha tutelado el club de la mano de Fernando Moral desde noviembre aproximadamente, ha decidido que su relación con el baloncesto prácticamente acaba aquí y cederá una partida de algo más de un millón de euros para quien le interese contar con un club en la ACB, aunque las ofertas recibidas en Barcelona por ahora no satisfagan.

De ahí que este encuentro, el 24 de mayo de 2015, pueda ser sólo un hasta luego y en octubre vuelva a competir el Caja o, por desgracia, sea el último partido de la historia del club si llegara la maldita liquidación. Las administraciones públicas, enfrascadas ahora en cuitas electorales, no querrán saber nada, al menos hasta que se despeje el panorama tanto en el Parlamento andaluz como en el Ayuntamiento sevillano, así como en la Diputación, lugar en el que nació el equipo.

Por todo esto, el choque en sí es más bien intrascendente para el CB Sevilla, que sólo se juega la honra y el agradecimiento a su afición. El Joventut, su oponente, sí tendrá que dilucidar en qué puesto afronta el play off, un reto que hace sólo un año vivió el Caja.

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