Luis Casimiro. Entrenador

"El que eche de menos a Porzingis que ponga la tele y vea la NBA"

  • El técnico prefiere no mirar al pasado y centra su atención en un equipo, el de este año, "equilibrado y con mucha química". El manchego pone el acento en la "exigencia" para todos, independientemente de su rol.

Llegó a Sevilla de rebote. También rebotado, porque no le salieron las cosas como esperaba en Fuenlabrada, y acabó abanderando la salvación de un equipo al que cogió desahuciado. El éxito es efímero, que se lo digan a un entrenador como Luis Casimiro Palomo (21-06-1960, Ciudad Real), que hace 18 años fue campeón de la Liga con el Manresa y alguno de sus jugadores puede que ni lo sepa. Alguno, de hecho, andaba con los biberones entonces. El técnico sólo sabe de presente. Ni mirar atrás ni demasiado hacia delante, por lo que piensa en el pasado reciente como una experiencia de la que aprender y en el futuro como una meta que alcanzar.

-En Sevilla y hablando de baloncesto. Parece increíble.

-Es lo que todos deseábamos desde que acabó la temporada pasada. Se han vivido momentos malos, pero atrás sólo hay que mirar para aprender. Tenemos baloncesto en Sevilla y hay que disfrutarlo al máximo.

-¿Ha sido un verano extraño para usted?

-Como entrenador digamos que ha sido diferente. Dividido por fases, con un mes de junio en el que disfruté del trabajo bien hecho. La permanencia nos costó muchos sudores. Después, el mes de julio fue de estar a la expectativa y de bastante incertidumbre para acabar, en agosto, con la continuidad del club e iniciar inmediatamente de nuevo el trabajo de la planificación.

-El equipo se cerró en menos de un mes. Tiempo récord.

-Contamos con una base que continuaba del año anterior y teníamos una idea clara de lo que queríamos. A partir de ahí, van surgiendo opciones porque, pese a todo, Sevilla sigue siendo un destino que gusta. Los jugadores hablan entre sí y es difícil encontrar a alguien que dé una mala referencia de este club. La gente quiere venir y eso significa que aquí se hacen bien las cosas. Surge la opción de Nachbar, el interés por Bamforth, que pone mucho de su parte para regresar... En definitiva, se ha construido un bloque equilibrado deportiva y económicamente. El equipo está hecho con sentido común.

-Juventud y experiencia. Se ha vuelto a la filosofía que tan buenos éxitos dio últimamente.

-Dentro del baloncesto español y europeo ya tenemos esa seña de identidad y los clubes y los propios jugadores saben que aquí se trabaja muy bien con los jóvenes en su desarrollo y que salen de aquí formados como jugadores. Ya es una marca propia. Si a eso se le suma gente con experiencia que ayudan en esa labor, se crea una química inmejorable para que el esfuerzo dé sus frutos.

-¿Se siente más responsable este curso, en el que ha intervenido en la planificacion, que la pasada campaña cuando llegó con poco que perder y mucho que ganar?

-Siempre hay mucho que perder. No vine con esa idea la pasada temporada. Llegué con ganas de hacer las cosas bien. Las mismas que tengo ahora. Es cierto que esta vez he intervenido en la confección de la plantilla. Ya lo hice en el Pamesa Valencia, pero la responsabilidad no cambia por ello. Siempre es máxima.

-Pamesa Valencia... ¡Qué lejos queda eso ya!

-Sí, ya casi he perdido la cuenta de las temporadas que llevo encima. Creo que eso es bueno. Desde la 97-98 son bastantes, y solamente no empecé dos. Y la ilusión es mayor si cabe. Cuando estás empezando aún no sabes lo que significa todo esto y lo complicado que es. Ahora cada año lo valoro como si fuese el último.

-¿Se echará de menos a Porzingis?

-El que lo eche de menos que se ponga en la televisión la NBA. Entrenarlo fue un placer y ver cómo triunfa, también. Pero el que quiera al CB Sevilla debe animar y sufrir con el equipo que hay. Acordándonos de los que no están no avanzamos. Hay que vivir el presente.

-¿Lo ve triunfando en la 'Gran Manzana'?

-Lo deseo. Es un rookie y será un año complicado, pero rebosa talento. Físico y mental. Tiene la cabeza muy bien amueblada y a esos niveles es fundamental para marcar diferencias. Lo tiene todo para triunfar allí.

-Se fue Porzingis, pero han llegado jugadores de peso para ocupar su rol protagonista, ¿no?

-El líder surge del interior del grupo. Yo no lo pongo. Sale espontáneamente. La gente cree en alguien no porque yo lo diga, sino porque ve unos valores para seguirlo día a día. Pero esos roles son cambiantes y si tienes un estatus de jugador importante y no lo defiendes ni lo demuestras en la cancha, te vas al banquillo. Eso es algo que hay que ganárselo.

-Nachbar y Bamforth apuntan a ello.

-Por su experiencia y calidad, claro. Pero el tema de actitud y exigencia máxima es innegociable para mí, ya que el colectivo está por encima de todos. Exijo a los que puedan tener roles importantes que trabajen para el equipo. No porque tengan ciertas licencias se lo puede tirar todo y no bajar el culo en defensa. Al contrario, tienen que dar más ejemplo.

-¿Con nueve caras nuevas, sirve de algo lo trabajado la pasada temporada o arranca de cero?

-Sirve todo. No estamos como para desdeñar el trabajo que hicimos. Con Oriola y Balvin es fácil mantener el juego entre pívots que ya hicimos y es más fácil trasladarlo a los nuevos. Además, el conocimiento que tiene Berni de lo que quiero como entrenador lo hace todo más fácil. Lo interpreta a la perfección con el idioma propio de los jugadores. Nos hubiera gustado mantener a más gente, un núcleo más grande, pero las circunstancias propiciaron que todo fuese más cambiante.

-Berni renovó este año y si él quiere el club le dará más adelante la opción de integrarse en el cuerpo técnico. ¿Lo ve como entrenador?

-Desde que coincidimos en Málaga siempre ha sido como una prolongación mía en la cancha. No hay que retirarlo todavía. Mira lo que ha hecho, a otro nivel, Pau este verano. Creo que de alguna forma seguirá siempre ligado al baloncesto. No sé si ejercerá en Sevilla como técnico, pero estoy seguro de que cualquier club quisiera tener a alguien como él en cualquier papel.

-Este curso en el cuento sí que habrá un lobo o un descenso, como quiera llamarlo. ¿El objetivo es no quedar último?

-Parece que habrá un descenso. Por fin. Los ascensos y descensos mantienen vivas las competiciones, pero no podemos plantearnos pensar en eso ahora. Nos prepararemos lo mejor posible y competiremos al máximo y a ver dónde nos pone la competición, pero nuestra exigencia y ambición deben ser superiores.

-La campaña pasada la mayoría de los americanos salieron 'rana'. ¿Le preocupa que no se adapten?

-Es algo que ni me lo planteo. Son personas distintas, equipos y situaciones diferentes... Me preocupa más el que se adapten a la exigencia de una competición tan dura como la ACB. A nivel de grupo hemos elegido a personas de calidad. Pusimos mucho hincapié en contar con personas que se implicasen con la causa por completo y lo hemos logrado. De esa manera, que cojan pronto el ritmo de la liga será más fácil.

-¿Le ha sorprendido algo o alguien esta pretemporada?

-A estas alturas de la película es difícil sorprenderme. Además, si me quedo sólo con alguien estaría siendo injusto con otras personas. Me quedo con la enorme implicación de todos, desde los jugadores hasta el personal de la oficina. Esto es una gran familia y se percibe una gran química. Ese punto de partida es fundamental.

-¿Y eso que en esa línea de salida no está Radicevic?

-Desde el primer momento me preocupó, porque no se ha recuperado de la postemporada. Y después llegó lo de la apendicitis. Tiene un problema de cadera del que no está recuperado. El tratamiento consta de cuatro fases y apenas ha superado la primera y no estamos liberados de que no pueda recaer. Estaba muy contento con él y había acabado jugando a un gran nivel. De estar en perfecto estado, habría sido un icono de nuestro juego. Pero el equipo lo pensamos sabiendo que podía no estar recuperado. ¿Me preocupa su situación? Sí, claro que sí, pero tengo que contar con los que tengo ahora.

-¿Por qué los deportistas son tan reacios a operarse? ¿No se hubiera ganado tiempo?

-Se hizo un cónclave y, en principio, los tiempos eran similares con este tratamiento que con la operación, aunque es cierto que si al final debe pasar por el quirófano sí se habría perdido tiempo. En cualquier caso, el deportista es persona y si cualquiera tiene un problema y puede evitar operación, lo hace.

-Cuenta con dos jugadores de 18 años, uno de 21, otro de 22, uno de 23... ¿Qué plus le dan los jóvenes a un conjunto?

-Las ganas y el ímpetu que ponenen en todo es siempre un toque de atención a los veteranos. No permiten que nadie se relaje porque dan bocados por un balón.

-Siempre dijo que la afición era un pilar fundamental para el equipo. ¿Qué hace falta para animarla a ir a San Pablo?

-Ahí tenemos una importante responsabilidad. Si enganchamos en lo deportivo seremos el motor de la afición, y a partir de ahí los apartados institucional y financiero serán más fáciles de llevar. Debemos saber vender baloncesto, es necesario, y que la gente disfrute viniendo a San Pablo. Intentaremos dar ese primer paso.

-La base de este proyecto del Baloncesto Sevilla es unir veteranía y juventud. ¿Como en la selección entonces? ¿Éxito asegurado?

-Para nada. Nada ni nadie te asegura el éxito. Eso es algo que uno, o un grupo, debe labrarse por sí mismo.

-¿Ni siquiera Pau Gasol?

-Lo que hizo en el Eurobásket fue increíble. Dio un paso adelante por las importantes ausencias, pero estuvo siempre bien arropado. Chacho, Llull, Felipe Reyes, Mirotic, la aparición de Claver... Cada uno, incluso los que menos participaron, aportaron la química necesaria para que el grupo funcionase como un reloj.

-¿Pues en Francia no piensan lo mismo y hasta dudan de la 'limpieza' de Pau Gasol?

-Dudar de Pau es una pataleta de mal perdedor. Ha jugado a un nivel superior porque tiene calidad a raudales. Y a eso le unió un hambre deportiva enorme. Querer justificar de alguna manera sus exhibiciones en la pista no tiene sentido. Amén de lo que puedan pensar en Francia, me parece increíble lo que ha hecho. Es una pasada como jugador, como líder y persona. Creíamos que nos quedaba poco Pau y ha dado aún más. Gente con talento como él juega a los 35 años de maravilla. Y de 19 como Porzingis juega al baloncesto de maravilla. Conclusión, el talento no entiende de edad. Y cuando tienes a jugadores así hay que aprovecharlos.

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