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El Cristo del Museo regresa al siglo XIX

  • El IAPH redescubre la portentosa imagen de Marcos Cabrera. El crucificado estará expuesto hasta el viernes junto a las 'Inmaculadas' de Murillo en el Bellas Artes.

Era un reto importante para el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) que se ha superado con creces. El Cristo de la Expiración de la Hermandad del Museo ha recuperado el aspecto estético del siglo XIX tras la restauración a la que ha sido sometido durante los últimos ocho meses en los talleres de la Cartuja. Ha sido una intervención compleja, multidisciplinar e innovadora que ha conseguido eliminar el progresivo ennegrecimiento que presentaba la imagen realizada por Marcos Cabrera en 1575. El portentoso Crucificado se puede admirar hasta el próximo viernes en la Sala V del Museo de Bellas Artes, la antigua iglesia del Convento de la Merced que lo cobijó durante muchos años.

El principal problema que presentaba esta obra referente del manierismo andaluz -como la calificaron el consejero de Cultura, Luciano Alonso; y el director del Centro de Intervención del IAPH, Lorenzo Pérez del Campo- era la alteración de su aspecto estético, que apenas dejaba ver sus rasgos estilísticos. Para verificar cuál era la causa de este problema el IAPH se ha valido de una novedosa técnica no destructiva denominada LIF (fluorescencia inducida por láser), como ya avanzó este periódico. "Así pudimos tener un conocimiento extensivo de la policromía sin necesidad de tocar la talla", explicó Pérez del Campo. Esta técnica también ha permitido identificar repintes, huellas de otras restauraciones, uso de consolidantes y materiales extraños en la superficie de la imagen y la naturaleza de los mismos. Para estos trabajos el IAPH ha utilizado un prototipo experimental desarrollado por el Centre National de la Recherche Scientifique de Francia. El estudio radiográfico ha permitido identificar el sudario primitivo, bajo el actual, y que el cráneo está policromado.

Vídeo: Antonio Pizarro

Una vez conocidas las patologías de la talla y fijada la propuesta de intervención los técnicos llevaron a cabo una investigación para determinar cuáles eran los materiales que se debían aplicar para que los problemas no se reprodujeran en un futuro. Sometieron a un conjunto de barnices a rigurosos ensayos de envejecimiento acelerado bajo la acción de radiación ultravioleta y controlando las condiciones de humedad relativa y temperatura. Los resultados de los análisis han permitido seleccionar el compuesto que presenta una menor alteración química y cromática y el más adecuado para aplicar a la imagen. "El proyecto se ha desarrollado desde una simbiosis que ha permitido la aplicación de los criterios internacionales sin olvidar las características culturales y devocionales de la obra".

Los técnicos han tenido que eliminar dos capas superficiales hasta llegar a la policromía del siglo XIX y, durante los trabajos, han tenido que afrontar importantes retos que demuestran la complejidad de la intervención, como las dificultades al abordar la limpieza de la policromía al aparecer debajo de la capa superficial de barnices y betún de judea una película plástica de acetato de polivinilo, aplicada por Peláez del Espino en los años 70. El actual aspecto de la imagen es la que le otorgó Gutiérrez Reyes-Cano en 1895, una intervención en la que el Crucificado perdió parte de sus estética manierista con la aplicación de una nueva policromía y un nuevo sudario. Pérez del Campo informó de que no había sido necesario intervenir en el soporte (la pasta de madera) por encontrarse en buen estado y afirmó durante su intervención que la restauración y todos los estudios realizados ayudarán a garantizar el "uso sostenible" del Crucificado.

Para la hermandad fue un día especial, por la vuelta del Cristo al Convento de la Merced -aunque sea por unos días- y por el resultado de la intervención. "Estamos sobrecogidos por la riqueza de la policromía, por la belleza de su rostro. Es un punto y aparte en la imaginería sevillana", apuntó Alfonso Gentil, hermano mayor. Luciano Alonso destacó el desafío que había supuesto la restauración y destacó el valor del Cristo como "una obra inigualable de la imaginería andaluza".

El proyecto, que incluye un programa de mantenimiento y un plan de conservación preventiva, ha contado con un presupuesto de 12.289,55 euros. Han colaborado con el IAPH la Universidad Pablo de Olavide, la Agencia Nacional para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible de Italia (Enea).

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