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Sábado Santo

Un pleno para terminar

  • El sol apareció con fuerza en una jornada que comenzó con los traslados de la Esperanza de Triana y los Gitanos. Las cinco cofradías completaron con lucimiento sus estaciones de penitencia.

EN esta Semana Santa de tiempo cambiante, la última jornada se salvó de la lluvia que ha marcado tanto la celebración. El día de ayer comenzó con los regresos de los Gitanos y la Esperanza de Triana a sus templos. La corporación del arrabal se recogió en la capilla de los Marineros alrededor de las 14:30, cuando la Hermandad del Sol ya caminaba hacia la carrera oficial. Después de lo vivido el Viernes Santo, tanto por la mañana como por la tarde, había temor a una nueva mojada que supusiera una cancelación en cadena de las procesiones. Afortunadamente el día amaneció radiante, aunque al final de la tarde se levantara un más que molesto viento y el cielo se fuera tornando gris.

En los últimos años el Sábado Santo se vive como si fuera un nuevo Domingo de Ramos. Buena parte de culpa de esto la tiene la lluvia que tanto ha maltratado a las cofradías en estos años. También la crisis. Antes, muchas personas se iban a pasar el fin de semana fuera de Sevilla. Ahora la situación económica no lo permite. Y de estas ganas de ver pasos y de la imposibilidad de irse a la playa los que más ganan son los bares y las cafeterías. Las calles estaban ayer abarrotadas y por fin se pudo hacer esa ansiada caja que tanto se ha echado en falta durante el resto de la semana. Algunos establecimientos tenían hasta una barra montada en la acera, como el bar Rialto. El Domingo de Ramos se pudo disfrutar poco. El Lunes y el Miércoles Santo son laborables y hay muchas menos personas en la calle. El Jueves sí fue bueno al mediodía. La Madrugada ya no es lo que era. Y el Viernes Santo no hubo ninguna opción a nada. Ayer las condiciones fueron otras muy diferentes. Fue el primer día de auténtico sol, no sólo por la cofradía que llega del Plantinar. Y la temperatura era más que agradable. Por todo ello las cinco cofradías estuvieron acompañadas por gran cantidad de personas. Se pudo comprobar en las salidas de los Servitas y la Soledad, o al paso de la Trinidad por la Plaza de San Pedro y la calle Imagen.

El Sábado Santo no es ajeno a la virtudes y defectos de esta Semana Santa del siglo XXI. Se volvieron a vivir episodios de cierta tensión por aquellos que sentados en las sillitas impiden el normal discurrir del resto del público. A estas personas habría que enseñarles cómo se ve una cofradía. Se creen sin contemplaciones que son los dueños del espacio que están ocupando. El Ayuntamiento debería volver a vigilar esto porque algún día pasará algo y se le podrá decir aquello de: "Yo ya te lo advertí".

La Trinidad por la calle Valle.

La mayoría del público sabe qué está viendo y cómo hay que verlo, pero hay una parte, sobre todo muchas pandillas de gente joven, que no sabe lo que está haciendo. Deambulan de un lado a otro sin saber muy bien dónde ir ni qué ver. Devoran pipas, chucherías, helados, bocadillos, hamburguesas, refrescos... y lo dejan todo tirado en el suelo. Menos mal que el preste de Lipasam actúa rápido. Del vestuario del personal es mejor no hablar. Ni de las personas que van con la medalla de la hermandad puesta aunque la cofradía haya salido el Lunes Santo.

Salida de los Servitas

Hablando de lo puramente cofradiero, los Servitas sigue girando la tuerca de su particular estilo. El manto y la saya para la Virgen de los Dolores, bordado por Jesús Rosado y diseñado por Dubé, que se estrenaban merecen un reconocimiento. De estilo rocalla, poco explotado en Sevilla, engrandecían todavía más al conjunto. El Sol no deja indiferente a nadie. Cosecha elogios y críticas casi a la par. La hermandad del Plantinar no acaba de despegar en el número de nazarenos. Es más, parece que sean menos. Algunos tramos llevaban cinco parejas. Parece muy complicado que una cofradía de este corte pueda cuajar en un barrio alejado del centro. El tiempo dictará el futuro de esta hermandad. La Trinidad congregó al público más juvenil atraído por los dos pasos de misterio y la música. Al del Decreto aún le faltan algunas piezas de orfebrería y el bordado de los respiraderos. Y al de las Cinco Llagas el dorado, aunque parece que lo veremos así durante varios años.

La clase y el señorío llegaron desde el barrio de San Lorenzo con la Soledad. La hermandad celebra el medio siglo del sobre de caridad. Este año hasta los más pequeños aportaron su granito de arena en las huchas que les entregaron y que ayer por la mañana depositaron al pie de la Dolorosa. El Santo Entierro es como un muestrario de egos. Muchos piensan que en esta vanidosa ciudad si no te ven con el chaqué en esta procesión no eres nadie, cuando probablemente sea todo lo contrario.

Salida del Santo Entierro.

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